Hoy amanecimos los indiferentes a escuchar radio, a ver TV, pero ¿como observadores? o como aquellos que siempre nos hemos preocupado por el desorden que hace el vecino, sin tener en cuenta que somos nosotros los que lo generamos. Hay que protestar, es valido hacerlo, pero con respeto, sino lo hago por mi, al menos por los demás, ayer vimos como muchos infiltrados hicieron su agosto, y los indiferentes desde nuestras sillas, unos aplaudiendo(pocos) y otros no decimos ni fu, ni fa, parece que estuviéramos viendo un partido de fútbol de la Selección Colombia, en otra parte del hemisferio, que nos lleva unas horas de diferencia a nuestro horario habitual.
Dicen en algunos medios de comunicación que los negociadores han pasado 20 horas ininterrumpidas, y sin dormir, ¿cuantas horas pasaran los campesinos y comerciantes que en unos minutos lo han perdido todo?
Ya Juanma, que no es el santo de devoción de muchos incrédulos, ha ordenado a los negociadores regresen a Bogotá, con la cola entre las piernas, derrotados porque no han confiado en sus propuestas, igual que el receso que se presento en Cuba, donde recargaron las pilas, para seguir como todos sabemos, en mas de lo mismo "nada de nada".
Por el momento, seguiremos viendo exceso de fuerza brutal de los grupos de seguridad del Estado, y de las fuerzas oscuras, que aunque son minorías, hacen verano (desorden), y los ciudadanos indiferentes, que hemos sido y seguiremos siendo mayorías, todavía asomados a la ventana, como observadores cómplices. Ya hay tres actores, el Gobierno, quien ha demostrado su incapacidad retirándose de la mesa, el de los campesinos, quienes con razón han iniciado la protesta, y los indiferentes, que siendo mayoría. Dejamos que nos impongan reglas de fuego, y el resultado lo vemos, al otro dÍa, mejor dicho después de la batalla campal, premeditada.
Criticamos las barras bravas del los equipos de fútbol, y hoy asistimos a ser cómplices nuevamente de unos hechos que parece que son interminables. Cuantos hijos han dicho a sus padres hoy: Papa, Mama, no van a abrir la tienda?, no van a ir al Trabajo? algunos tendrán valor para decir, porque no? El tesoro del cual han vivido como fruto de sus trabajos, ya hoy no existe, mejor dicho YA NO VIVE NADIE EN ELLA, como no lo cantaron nuestros padres.
¿Será la solución mostrar los carteles de infiltrados y ofrecer recompensas para sus capturas? ¿ y cuanta será la recompensa para los comerciantes de barrio y campesinos que todo lo han perdido a través del tiempo, o de la noche a la mañana? ¿Sea con que pagar recompensa por los ciudadanos del cartel de los indiferentes?. ¿A que van los gobernadores y alcaldes a reunirse con santos, cuando deben estar es imponiendo autoridad en sus regiones? ¿a darle un aplauso, abrazarlo, ofrecerle solidaridad? ¿Y que han dado estos actores a los afectados en sus regiones? Tenemos la palabra los indiferentes, pero con acciones y sin omisiones, no es justo que dos babosos, nos impongan las reglas de juego en este conflicto. Los consumidores rechazamos la posición dominante de los comerciantes, y hoy el gobierno y una minoría clandestina, nos quieren imponer las mismas. Vamos desde ya a unirnos a una misma bandera, la de la concertación con nuestra conciencia ciudadana, porque el problema y las soluciones, las tenemos, pero entre todos.