Colombia debate, hoy en día, cuál es el modelo de sociedad que desea y que le permita tener un índice de desarrollo humano comparable con los estándares internacionales de las naciones unidas. Es inútil proceder con supuestos y equívocos, y esto repugna demasiado a mi propia índole; es preciso decir las cosas como son.
Existen aquí dos partidos políticos, uno frente al otro: el partido Centro Democrático y el movimiento significativo de ciudadanos Colombia Humana que disputan la presidencia de la República, cada uno con un proyecto de país diferente.
Aun cuando estoy muy lejos del Centro Democrático, creo que sus militantes constituyen un fenómeno natural de la sociedad colombiana y que cuando despliegan lealmente su bandera y sostienen en forma abierta, con buena fe y sin compromisos, sus convicciones son dignas ciertamente del mayor respeto; mismo respeto que merece su contraparte cuando con sinceridad defiende sus desinteresadas opiniones, y quienes sin pertenecer a estas dos corrientes actúan en consecuencia, esto es, con buena fe y sinceridad.
Pues bien, el progreso político surge del choque de las corrientes opuestas. La verdad es muy subjetiva para que un hombre o un partido pueda pretender que tiene su monopolio; pero es del choque de las afirmaciones opuestas de donde la verdad surge luminosa, así como por contraste leal de las corrientes políticas opuestas se desarrolla, como media resultante, la necesidad benéfica del progreso humano.
Miembros en contienda, observemos, pues, lealmente los hechos y preguntemos a ellos únicamente las razones de nuestra opinión, que creo que se imponga desde ahora a cada uno de nosotros, cualesquiera que sean las divergencias de nuestras ideas políticas, porque hay fenómenos en la vida social frente a los cuales toda persona de corazón, que no se deje extraviar por prejuicios egoístas o por los malévolos consejos del temor, debe en realidad reconocer que si existe un remedio, este se encuentra muy lejos de los enfrentamientos perniciosos, de las venganzas, de los odios o de las cortes en lo criminal.
Es en el diálogo abierto y sincero que podemos buscar un acuerdo social, en donde estén los líderes políticos, los líderes sociales, los empresarios, los sindicatos, la sociedad civil, los estudiantes, los campesinos, los niños, las negritudes, los indígenas, la comunidad LGBTI etc. que nos permita construir, conjuntamente, la hoja de ruta de nuestra futura sociedad, siempre buscando el interés general. Propuesta formulada por el candidato a la presidencia de la República por el Movimiento Colombia Humana, Gustavo Petro Urrego
La defensa natural y espontánea de esta propuesta, que en mi parecer, es la más equilibrada, debe consistir primero: en examinar ante todo cuáles son las condiciones del conglomerado social en cuanto a la efectividad de sus derechos fundamentales (educación, salud, trabajo, vivienda, medio ambiente, desarrollo, paz, etc.), toda vez que debemos ser propensos a equilibrar y completar los diversos aspectos de la vida social, para que también aquí logremos poner en relieve las condiciones de la tenencia y producción de la tierra y las relaciones de los particulares con el Estado.
El segundo punto de la defensa de la propuesta debe ser: averiguar, lo cual surge por espontánea conclusión, si estas condiciones económico-sociales son la causa determinante de la profunda desigualdad social que conllevan los colombianos y si estos hechos dieron origen a toda una era de violencia en la República de Colombia que redundaron en el proceso de paz recientemente firmado entre el Estado y el grupo insurgente de las Farc-Ep, o si estos hechos, por el contrario, no son sino obra artificiosa y malintencionada de los acusados de hoy de querer establecer y poner en ejecución nuevas doctrinas, instituciones y prácticas foráneas que han llevado a una parte de la sociedad a manifestarse con temor.
En tercer lugar, frente a estas manifestaciones de la conciencia popular nacional ¿cuál fue y cuál ha debido ser la conducta del Gobierno y de las autoridades para contrarrestar la hecatombe social que desangró al país y que aún no termina?
Finalmente, dado este diálogo franco entre los miembros de la comunidad y dadas las condiciones sociales del momento: ¿cuál debe ser el resultado imparcial y sereno de este diálogo?
Creo, sin temor a equívocos, que el resultado será que Colombia debe encaminarse a ser una de la naciones con más alto índice de desarrollo humano, lo cual significa que la gente viva dignamente, con posibilidades de realización, con acceso a las libertades, a la cultura, a la educación, a la salud, a la vivienda digna, al trabajo digno y a la paz.
El gobierno logró silenciar las armas, a nosotros nos corresponde hacer la paz.
