Las manifestaciones 21 de noviembre (N21) han puesto sobre el tapete el nuevo estado de ánimo de un amplio sector de la ciudadanía para enfrentar las políticas del gobierno, como no se había visto desde el paro de 1977.
Lo nuevo ahora es la unidad de acción alcanzada por los distintos sectores sindicales, sociales y populares que han llegado a la convergencia para marchar en un solo bloque de oposición, reclamando y exigiendo el cumplimiento de los acuerdos con los Indígenas del Cauca, los habitantes de Buenaventura; los campesinos cocaleros del Cauca, Putumayo, Catatumbo y Bajo Cauca Antioqueño; los estudiantes universitarios, los maestros y profesores; y con la implementación y desarrollo de los Acuerdos de La Habana, y, además, con la exigencia de empleo digno, educación, saludad, pensiones, y por la seguridad de la vida de los líderes sociales y de los defensores de los Derechos Humanos.
Los resultados electorales del 27 de octubre donde salieron electos alcaldes alternativos en Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cartagena, Cúcuta, Santa Marta, Buenaventura y Turbaco, además de gobernadores en Magdalena, Nariño y Cauca, constituyen en un duro golpe político para el uribismo reaccionario, especialmente en Medellín y en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, donde solamente ganó la alcaldía en el municipio de Bello, resultados que unidos a las marchas de N21 y a la profunda crisis del Gobierno de Uribe-Duque, abre un espacio muy grande para la unidad de los sectores democráticos, dese luego sabiendo aprovechar el ascenso del movimiento de masas y la profunda crisis del gobierno Uribe-Duque, para la formación de un Frente Amplio por la vida, la paz y la democracia.
El pasado encuentro sindical y popular del 30 y 31 de enero en Bogotá, nos deja la enseñanza de que es sí posible continuar unidos en la movilización de masas, como se comprueba efectivamente con la programación de un nuevo paro nacional para el 25 de marzo, ampliando la dirección del movimiento con nuevos integrantes sociales y con base en el pliego de peticiones presentado por el Comando de Paro.
La unidad se constituye entonces en un imperativo ético y moral y en una obligación política de los sectores democráticos y populares para poder avanzar en la conquista de los objetivos del paro nacional y en la perspectiva de un gobierno democrático y popular.
EL PCC, Colombia Humana-UP, el Polo Democrático, Mais, Fuerza del Común, y demás sectores alternativos, tienen la obligación de contribuir al desarrollo de este proceso unitario ampliando la participación de los sectores sociales, profundizando el contenido democrático del programa, organizando los comités de paro en las regiones y comunas populares y elevando la conciencia política de la participación ciudadana.
No podemos quedarnos a la expectativa esperando la orientación política para poder participar, hay que ser creativos y tomar la iniciativa en las respectivas regiones y localidades, para sumar a la movilización y a la protesta de los educadores el 20 y 21 de febrero, y además participar activamente en la organización y propaganda del paro nacional del 25 de marzo.
“Es imprescindible la unidad para cambiar el rumbo político del gobierno, cuyos objetivos tienden a favorecer al empresariado rico, especialmente al capital financiero, en detrimento de la clase media y del asalariado de bajos ingresos”
Por eso la coalición Colombia Humana, UP y demás sectores alternativos, deben trascender su participación electoral del 27 de octubre, y pasar a la movilización y a la lucha de masas, que en este momento tiene su mayor expresión en la preparación y desarrollo del Paro Cívico Nacional del 25 marzo, trabajando unitariamente con todos los sectores democráticos de oposición para el cumplimiento de los objetivos del paro y para ir creando las condiciones de un gobierno de democrático y popular.