El pasado 4 y 5 de septiembre, más de 7.500 estudiantes de grado once en este país presentaron sus pruebas Saber, en medio de esta pandemia que tanto ha afectado al mundo y, por ende, al pueblo Colombiano.
Cabe preguntarnos: ¿qué va a evaluar el Icfes si estos jóvenes llevan dos años fuera del aula de clases por causa de la emergencia sanitaria? Por muchos esfuerzos que hayan puesto los estudiantes, docentes y padres de familia en preparar estos exámenes, por muchas razones, nunca es igual.
La inscripción para presentar la prueba tiene un costo de 50.000 pesos por estudiante, y como todos sabemos, la mayoría de estos son del sector oficial, gente de bajos recursos económicos que tiene que trasladarse desde un lugar lejano (corregimiento) hasta la cabecera municipal y de allí, viajar a la población o ciudad donde le fijaron el sitio de esa prueba. ¿Quién les pagó el transporte de ida y vuelta y la alimentación ese día a estos estudiantes?
El Icfes recauda con estas pruebas cerca de 35.000.000.000 de pesos, sin gastarse un centavo. Sin capacitar a los docentes en competencias programáticas, adiestra a los estudiantes en los diversos tipos de preguntas. Y, como si fuera poco, 70.000.000.000 de pesos se encuentran en manos de la corrupción, que fluye con facilidad en este país, lo que niega a estos jóvenes la posibilidad de tener una señal óptima de internet para prepararse mejor en este desafío.
Ni el Icfes ni mucho menos el gobierno tienen en cuenta estas circunstancias tan adversas para llamar a 7.000 estudiantes a presentar estas pruebas, sin que nadie diga “esta boca es mía”. Nadie dice nada, y qué decir de la limitación de cupos en las universidades, donde los resultados de estas pruebas se convierten en un filtro cómplice para justificar las falencias del sistema educativo colombiano.
Creo que se pone al orden del día una mirada reflexiva y circunspecta por parte del Ministerio de Educación Nacional y las secretarías de Educación a fin de que se conviertan en facilitadores y busquen la manera para que los estudiantes tengan más cercano el sitio donde se presentan las pruebas. Para ello hay que sectorizar mejor el lugar donde se encuentran las instituciones educativas y hacer una reforma al Sistema General de Participaciones para que la educación tenga mayor recurso y los colegios mejoren su infraestructura y dotación. Esto haría que los docentes y estudiantes puedan desarrollar un proceso educativo exitoso.