Toca seguir con el análisis político pues estas dos semanas se han llenado de anuncios sobre designaciones del equipo que rodeará al presidente electo Iván Duque. Como estás sí son decisiones de gobierno hay que mirarlas bajo la responsabilidad del futuro gobernante que por lo pronto nos ha dado mucho azúcar y unas cuantas gotas amargas.
Todos los presidentes pagan deudas de campaña cuando de conformar su gabinete se trata. Llegan a los altos cargos gubernamentales ahijados de contribuyentes o los propios aportantes de las campañas. También es usual que se paguen estas contribuciones con contratos como los de Odebrecht que resultan en tremendos actos de corrupción. Esto último no se puede saber todavía sino hasta que se instale en su trono el Duque. Esperemos que no sea así, pues de esas gotas amargas ya tuvimos suficiente en los gobiernos de Uribe y Santos. ¡Guaquete!
Como gota amarga ha caído el designado ministro de Defensa. El doctor Botero ofició de recaudador entre empresarios para la campaña de Duque. Eso no es delito, ni lo demerita para ejercer el cargo. Lo que pasa es que ya tuvimos suficiente con Villegas otro director de gremios en esa cartera. Botero viene de la misma fuente, cero experiencia en defensa o seguridad y ningún trabajado en cargo público. Por ahí escuché en la radio que él si sabía del tema pues se había preocupado por la seguridad de los empresarios. Como si yo fuera capaz de encargarme del ministerio de Hacienda porque me preocupo por mis finanzas. Gota muy amarga, ¡uaghhh!
Botero viene de la misma fuente que su antecesor, director de gremio,
cero experiencia en defensa o seguridad
y ningún trabajado en cargo público
Enfrentará el gobierno entrante grandes desafíos en la seguridad, pero de la ciudadanía que está amenazada por la delincuencia, los disidentes de las Farc y las bacrim. No es la ciudadanía la que amenaza al Estado, así sea con sus protestas sociales. La dificultad de Botero no es tanto que no sepa del tema, sino que sabe demasiado de defender intereses particulares y en un cargo público la obligación es anteponer el interés general siempre. Ojalá se olvide un poquito de los gremios y piense más en las asociaciones de base, las comunidades, los derechos ciudadanos, etc.
Todos los presidentes llegan con ataduras políticas. Sobre Duque se auguraba que llegaría totalmente atado, pero sus designaciones han demostrado mucha mayor independencia que otros. Los nombres presentados para diversas carteras parecen salidos de un concurso de méritos real y no como los que organizaba Santos para la Fiscalía. Por supuesto le ha dado contentillo a su mentor Uribe pero el gabinete está lejos de tener talante uribista. Esta es una tazada de dulce. ¡Bienvenida!
Todos los presidentes intentan repartir la torta de manera equilibrada por regiones y, sobre todo, por partidos. Con esa milimetría Santos y Uribe mantuvieron por 16 años untados de mermelada a sus coaliciones en el Congreso. Pues Duque, de manera sorprendente, parece haber entendido la paridad desde otros criterios no políticos y por esa misma razón ya se escuchan voces de molestia en la supuesta bancada que lo iría a acompañar. Pocos oídos parece haberle prestado el presidente electro a si sus designados son de tal o cual colectividad. Otro tazón de azúcar que nos regala., ¡Yummy!
Los criterios de género, de calidad en la formación y pertinencia en los saberes han primado sobre otros intereses que por lo general contemplaron sus antecesores en carteras como Educación, Minas y Medio Ambiente. Ahora lo que se destaca son hojas de vida y conocimientos apropiados.
En fin, el gabinete no va dejar contento a todo el mundo pero está mostrando un talante que no se le conocía a un Duque, que se creía dócil y necesitado de apoyos políticos. Nos está develando el talante de un hombre que intenta acertar, desde sus convicciones económicas y políticas, que podemos no compartir, pero debemos reconocer como mucho más propias, auténticas y bien intencionadas de lo que suponíamos iban a ser.
Por ahora hay más Duque que uribismo y eso si que es una buena cantidad de azúcar. ¡Yummy, Yummy!
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