Tuvimos que conocerlo a través de un comunicado sobre el tema, emitido por la embajada de Estados Unidos.
Se trata de un destacamento militar de ese país, compuesto por 50 gringos, aunque la Corporación Arco Iris habla de 800. Claro que para algunos de los muchos leguleyos que en Colombia abundan, entre ellos Uribe y sus carnales, estos “visitantes” no están de tránsito, que es lo que prohíbe la Constitución. Llegaron para quedarse, pues a lo que supuestamente vienen es a asesorar a nuestras Fuerzas Armadas en asuntos concernientes a la lucha antinarcóticos. Curioso motivo, ante el cual preguntamos:
Primero: ¿Cómo así que asesoría antinarcóticos? ¿Acaso no han estado en eso, y no en actividades contraguerrillas, desde cuando le impusieron al país el Plan Colombia? Pero, además, ¿acaso no es cierto que nuestras Fuerzas Armadas son las mejores del continente en ese campo, como nos lo han hecho creer? Entonces, ¿de qué asesoría hablamos?
Segundo: Suponiendo que realmente hayan venido a asesorar, ¿esos “asesores” no tu vieron que surcar nuestros cielos en la llegada, “transitar” hacia los lugares donde cumplirán su misión y permanecer en ellos mientras la terminan? Es más, ¿Permanecer no es más grave que transitar?
Claro que para esos interrogantes los mencionados leguleyos conocen las respuestas, de seguro coincidentes con las de cualquier jurista más o menos avezado, pero les interesan más las contrarias; y todo con el interés de hacernos creer que no hay nada de malo en la presencia de esos “asesores”, y que, en lugar de rechazarlos, debemos agradecerles.
Lo cierto es que estamos ante una nueva y flagrante violación a lo poco que nos queda de soberanía, lo cual obliga a la Corte Constitucional a pronunciarse y a correr traslado a la Corte Suprema en busca de las sanciones penales a que den lugar los hechos punibles que llegaren a encontrar.
Por supuesto que con ello no tenemos suficiente. Necesitamos recordar el llamado que desde su fundación viene haciendo Marcha Patriótica; llamado que nos compromete a luchar por conquistar una segunda y definitiva Independencia, en lo cual coincide con muchas otras organizaciones sociales y políticas. Segunda y definitiva independencia que se hace cada vez más imperioso conquistarla, habida cuenta de la plaga de indicios que evidencian el papel de punta de lanza que el imperio norteamericano nos ha puesto a jugar contra Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana.
De esos indicios hace parte la reciente Operación Gedeón, por fortuna fracasada, en desarrollo de la cual la Guajira fue tomada como cabeza de puente para que mercenarios gringos y venezolanos, en número aproximado a 60 hombres, y luego de permanecer varios meses en tales tierras en tareas de adiestramiento, irrumpieran en nuestro vecino país en procura de reemplazar la cabeza de Nicolás Maduro por la de Juan Guaidó.
Pero no solo las Cortes tienen que pronunciarse ante este humillante episodio. Sería bueno que también se pellizcaran nuestras Fuerzas Armadas, las cuales no pueden olvidar que entre los preceptos de nuestra Carta Constitucional está el que las responsabiliza de defender la soberanía y el ordenamiento constitucional. ¿Podemos esperar a que algún día, algo así pueda suceder?