Se ha hablado mucho que en algún momento de nuestras vidas tenemos que encontrar nuestro propósito, la razón por la cual fuimos enviados a este mundo. Hay personas que lo tienen claro desde que nacen, intuitivamente ya saben a dónde quieren llegar y lo que lograrán. Viven con una certeza apasionante, disfrutan de todo lo que hacen y nos llenan de emoción. ¿Quién no quisiera vivir así? El famoso filosofo Nietzsche dijo: “Quien tiene algo por qué vivir puede soportar cualquier cómo”. Necesitamos sentir aquello que nos hace levantarnos cada mañana. Dar un paso a la vez, actuar y tomar el riesgo así no estemos totalmente preparados, un paso con fe.
¿Por qué vivir una vida con propósito hace la diferencia? ¿Cuál es mi propósito en el mundo?
A mi modo de ver lo que hace la diferencia en una persona y la otra es cómo reacciona frente a sus ganas de vivir, de disfrutar la vida y superar cada momento por más amargo que sea. El entusiasmo te hace ver que la vida va mucho más allá de quejas y problemas. El entusiasmo te hace ver soluciones. Una persona que vive entusiasmada es capaz de transmitir carisma y de atraer a su vida todo lo que sea. Una persona con propósito sabe para dónde va y adquiere cada vez más convicción de lo que es capaz de lograr. El escritor estadounidense Og Mandino expuso una vez: “Los fallos nunca me superarán si mi determinación para alcanzar el éxito es lo suficientemente fuerte”. El propósito tiene que tener cimientos muy fuertes, uno tiene que tener certeza de lo que es ya que de otro modo cualquier situación desventajosa será una excusa para detenerse. Es algo que debe ir junto a una actitud arrasadora, capaz de sobrepasar cualquier excusa. Vive como si ya fueras, como si ya fueras lo que quieres ser.
Por este motivo hoy digo que soñemos en grande, vivamos en grande. Seamos capaces de vivir una vida con propósito que nos impulse a sentirnos agradecidos por lo que nos pasa, por cada detalle, por cada obviedad de nuestra vida y que nos mueva hacia una mejora continua, hacia una vida a través del crecimiento. El escritor del Principito, Antoine de Saint Exupéry, expresó: “Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho”. Tengo la certeza de que la persona que sabe para dónde va, sabe que llegará y logrará lo imposible. Invitar a los demás a sentir lo que no se ha vivido, evocar en ellos el sentimiento de convicción. Cambiar la perspectiva de sus vidas para que pasen a ver las oportunidades y dejen a un lado las amenazas.
Más allá de motivar, quiero que cada persona alcance sus sueños, que mi ayuda le permita a las personas romper los paradigmas y las limitaciones. Que la mayor cantidad de personas puedan vivir la vida que siempre soñaron y sepan que mucho más allá de los logros materiales, está la tranquilidad de haber vivido lo mejor que pudieron. No hay nada más seguro que la muerte y no puede perder más tiempo del que ha perdido hasta ahora. Todo se puede, todo se logra. Pues ya qué, si no vas por todo, ¿a qué vas?