Hasta hace poco más de una década Jairo Enrique Merlano Fernández era uno de los hombres más poderosos de Sincelejo. Su influencia fue tan decisiva que en veinte años fue alcalde dos veces y mando en cuerpo ajeno a través de su hermano Jaime Merlano y amigos cercanos a la casa. Todo terminó un viernes de junio cuando su pasado lo alcanzó en la fiesta de cumpleaños de su esposa Diana Arbeláez y sus alianzas con las Autodefensas le pasaron factura. Al frente de su casa en Sincelejo la Policía lo detuvo y en menos de 48 horas su imperio se convirtió en ceniza cuando lo condenaron a 8 años y 4 meses de cárcel.
En el 2008 le hizo quite a la justicia después de que lo absolvieran por falta de pruebas que lo vinculaban con el Bloque Héroes de los Montes de María de las AUC y con los temibles jefes paramilitares Diego Vecino y alias Cadena, el hombre del Golfo de Morrosquillo y con los que logró los 50.221 votos que lo llevaron al Senado en el 2002.
Esa victoria le dio alas para cofundar el movimiento Colombia Viva respaldados por los experimentados y controvertidos senadores Habib Merheg, Dieb Maloof y Luis Eduardo Vives. Una alianza que terminó cuando en el 2006 buscó la reelección con el partido de La U. No disfrutó su segundo periodo. Su investigación por parapolítico lo obligó a renunciar a su curul.
Antes de su muerte política, Jairo Merlano le confiaba todo a su compadre Omar Quessep Feria, miembro de otras de las familias más tradicionales de Sucre. En sus dos periodos en la alcaldía de Sincelejo le confió la secretaria de Hacienda, un cargo clave a la hora de manejar las finanzas de la ciudad. Omar Quessep acompañó a su compadre hasta Bogotá cuando se posesionó como senador.
El premio de su lealtad se reflejó cuando Jairo Merlano lo recomendó para ser subgerente del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural. Su paso por el extinto Incoder tuvo un triste final cuando acusado de asignar predios a cambio de dinero a personas de su círculo de confianza en Sucre. Omar Quessep terminaría destituido e inhabilitado para ejercer cargos públicos por 15 años.
Nada hacía que Jairo Merlano diera el brazo a torcer. Envalentonado a ver como las casas políticas de su ciudad como los García Romero, los Guerra de la Espriella y los Pérez Santos, querían seguir mandando, Merlano preparó a su hijo Eduardo Merlano Morales como su punta de lanza en el Congreso. Bajo las toldas del partido La U consiguió llegar raspando con 37 mil votos al Senado.
Eduardo Merlano solo duro un año en el Senado cuando en mayo de 2012 protagonizó una bochornosa escena en un retén de tránsito. Borracho les preguntó a los agentes: “usted no sabe quién soy yo?” negándose a hacer una prueba de alcoholemia. El Consejo de Estado lo inhabilitó para ejercer cargos públicos por 10 años. Jairo Merlano por primera vez en dos décadas se quedaban sin fichas para jugar en las elecciones municipales y departamentales del 2012.
Sin embargo, le quedó un as bajo la manga cuando Jairo Fernández Quessep, sobrino de su compadre Omar, quien terminó elegido alcalde de Sincelejo.
Esta alcaldía fue la plataforma para que Jairo Fernández formará a su sobrino Mario Fernández Alcocer quien sería su sucesor. En los pasillos de la alcaldía lo conocían como la sombra de su tío. Era tal su influencia que le prestó a su esposa, la ex reina de belleza Ana María Castañeda, para que ejerciera funciones de primera dama durante su alcaldía, ya que Jairo Fernández estaba divorciado y necesitaba compañía protocolaria.
En el 2014 Mario Fernández desistió de la Alcaldía, cambió de planes y se lanzó al Senado con el respaldo del partido Liberal. Su tío Jairo Fernández uso la maquinaria local para darle una mano, dio la orden a cada funcionario de conseguirle 25 votos. Otros pesos pesados también lo apoyaron como Gabriel ‘El Bayo’ Espinosa, papá de Héctor Olimpo Espinosa, actual gobernador de Sucre. De su lado también tenía a su viejo amigo Alejandro Char y a Simón Gaviria, director del Departamento Nacional de Planeación además de ser el hijo del expresidente César Gaviria. La cereza del pastel a su campaña fue la de Yahir Acuña, uno de los grandes electores de Sucre conocido por sus monumentales campañas con tarimas atestadas con lo más granado del vallenato que se terminaban de aderezar con whisky y fajos de billete.
El ascenso de Mario Fernández en el Congreso lo alejó de la alcaldía de su tío que en ese momento ya estaba plagada de escándalos de corrupción e irregularidades en contratación sobre todo después de firmar un contrato de $ 662 millones que se asignó a dedo. La Procuraduría lo inhabilitó por 12 años.
En las elecciones de octubre del 2015, los Fernández y Quessep buscaban desmarcarse de las tormentas que los perseguían y por eso la estrategia fue escoger un rostro juvenil y fresco: Jacobo Quessep, ungido por Omar Quessep, su propio padre cuya experiencia política era la Personería de Sincelejo en tiempos de la alcaldía Jairo Fernández.
Mientras tanto en Bogotá, Mario Fernández le hacía el lobby con César Gaviria al nombre de Jacobo Quessep que fue avalado por el partido Liberal y terminó con 57.702 votos ganándole el pulso Carlos Arturo Vergara Montes de Opción Ciudadana.
En cuestión de un año y ya bien acomodado en el poder, Jacobo Quessep pasó del amor al odio con Mario Fernández quien esperaba contar con su apoyo cuando decidió no repetir curul y cedérsela a su esposa Ana María Castañeda para que aspirara por Cambio Radical al Senado. Era una forma de jugar en varios tableros políticos a la vez y quedar en libertad para volver aspirar a la alcaldía de Sincelejo y acumular poder regional con proyección nacional. Jacobo Quessep, obsesionado por seguir conquistando Sucre, dio la orden en la alcaldía y a sus aliados de no apoyar a Ana María Castañeda sino a Juliana Escalante, sobrina del exsenador Álvaro ‘el Gordo’ García condenado a 40 años de cárcel por la masacre de Macayepo. Castañeda se quedó con la curul abriendo el camino para sacar del juego a Antonio Guerra, el tradicional senador y amigo de Germán Vargas Lleras en Sucre.
Jacobo Quessep no pasó en limpio su periodo en la alcaldía. En dos ocasiones le embargaron sus cuentas bancarias y su salario como alcalde por incumplir con el pago de millonarios prestamos que le hicieron para su campaña. Tampoco le importó entregarle un contrato por 10 mil millones de pesos destinado a la alimentación escolar de los niños de la ciudad a la fundación Corporación Regional para la Construcción Social, del empresario paisa Adolfo Ramírez que se encontraba en la mira de la Fiscalía.
En el 2018 la disputa entre ambas familias se agudizó cuando Jairo Fernández Quessep y la primera dama Angélica Cuevas Díaz, esposa de Jacobo Quessep, protagonizaron una escena en las famosas corralejas del 20 de enero en Sincelejo donde frente a todo el público se gritaron palabras de alto calibre. Por primera vez, les apostaron a candidatos diferentes: la familia Quessep se fue primero con José Quessep, tío del alcalde Jacobo Quessep y luego le apostó a Andrés Gómez.
Mario Fernández se lanzó a la alcaldía, pero terminó quemado con 39 mil votos frente a los 50 mil votos de Andrés Gómez y con varias demandas encima en Fiscalía por presunta compra de votos.
A pesar de la disputa familiar, el 2022 volvió a unir a los Fernández y Quessep que se juntaron para empujar desde Sucre la campaña de Gustavo Petro esperando que su esposa Verónica Alcocer, sucreña de pura cepa como ellos terminara de primera dama y le abriera las puertas de la Casa de Nariño.
Verónica Alcocer es prima hermana y muy amiga de Mario Fernández. Pero también es conectada con la familia Quessep. Desde su paso por el colegio femenino Nuestra Señora de las Mercedes, se convirtió en íntima amiga de las hermanas Margarita y María Julia Quessep, que son sobrinas de Omar Quessep, primas del exalcalde Jacobo Quessep y parientes de Jairo Alfredo Fernández.
Con solo seis meses en la Casa de Nariño, las movidas de Verónica Alcocer ya empiezan a tener eco en Sucre. Su primo Mario Fernández quien aún no tiene un cargo formal, es quien le habla al oído a su prima y permanece al lado suyo en la Casa de Nariño, ayudándole a armar una ruta que le de proyección y deje estela en el tiempo. No lo ha logrado. Su presencia ha sacado del juego a la española Eva Ferrer, quien cada vez tiene menos influencia en Verónica Alcocer.
Sus coterráneos y amigos no podían quedarse por fuera del poder real con cargos de peso. Recomendó a Margarita Quessep para ocupar una de las embajadas más apetecidas: la de Italia mientras su hermano Jorge Arturo Quessep fue nombrado director regional del Departamento de Prosperidad Social en el departamento de Sucre. La única de los hermanos Quessep que no quedó enchufada fue María Julia Quessep, exreina nacional de la belleza y esposa de Santiago Alcocer, primo de Verónica Alcocer, cuyo nombramiento habría despertado suspicacias por el parentesco directo.
La primera Dama tiene en mente su región y se siente cómoda con los suyos y aunque apenas ha dado los primeros pasos en este primer semestre de Casa de Nariño su influencia se verá no solo en las elecciones del próximo octubre para el suceder al cuestionado alcalde Andrés Gómez de Cambio Radical derrotado políticamente por habérsela jugado con Fico Gutiérrez y el ingeniero Rodolfo Hernández y abrirle las puertas al Petrismo en Sucre muy posiblemente con su primo Fernández como jefe de debate o en el mejor de los casos posible candidato a la alcaldía de Sincelejo.