"Una vergüenza homenajear al Che Guevara"

"Una vergüenza homenajear al Che Guevara"

"El mito del 'guerrillero heroico' hay que mandarlo a la alcantarilla de la historia, enseñándole a los jóvenes la catadura criminal de semejante personaje"

Por: Ariel Peña González
octubre 03, 2018
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Foto: Elemaki - CC BY 3.0

¿Qué pasaría si algunas personas se pasearan por la carrera Séptima de Bogotá, en pleno centro, llevando la esvástica nazi en sus camisetas? Claro que habría repudio por parte de muchos transeúntes, lo mismo ocurriría en la mayoría de las ciudades del mundo. Sin embargo, con un hombre de la talla del Che Guevara se admite que personas porten en sus camisetas dibujos con su retrato o se comercialicen afiches, por el solo hecho de haber sido un comunista enfermizo (valga la redundancia), recordando que el marxismo del cual se ufanaba es la doctrina que con sus diferentes pelambres ha cometido más crímenes en la historia de la humanidad.

No se comprende que en un establecimiento de la ciencia y el conocimiento como la Universidad Nacional de Colombia todavía exista una pintura con la imagen del Che Guevara en la plaza principal, sabiendo la tragedia que representó este sujeto para pueblos de América Latina y África. Ello solo es posible porque el marxismo en su mitología fabrica sus ídolos valiéndose de la superstición, creándoles alucinaciones a algunos individuos para así adocenarlos, utilizándolos como objetivos burocráticos mediante la fuerza bruta. Lo anterior sin olvidar que el comunismo totalitario embauca a desorientados con sus fetiches del materialismo histórico y la inevitabilidad, lo que por analogía es como un encantamiento o maleficio.

Se cumple el 51 aniversario de la muerte del guerrillero argentino Ernesto Guevara, quien junto a Fidel y Raúl Castro hace casi 60 años se tomaron el poder en Cuba a sangre y fuego el día primero de enero de 1959. El guerrillero argentino murió a manos del ejército boliviano el 9 de octubre de 1967, convirtiéndose por obra y gracia del aparato propagandista cubano en el símbolo del “guerrillero heroico”, y mediante un montaje fotográfico en emblema de la “rebeldía”, manipulado por la patraña marxista-leninista, especialmente en Latinoamérica y en algunas partes de Europa.

Es indiscutible que Fidel Castro siendo un fiel lacayo de la URSS que traicionó y abandonó a su suerte al Che Guevara, porque según algunos dirigentes de los gobiernos satélites de Moscú en la Cortina de Hierro el guerrillero gaucho se acercó al maoísmo chino, que en ese momento mostraba su odio radical hacia occidente y había roto relaciones políticas con Moscú, haciendo quedar mal a los partidos comunistas pro-soviéticos.

Por otro lado, el Che Guevara fue un desalmado criminal, que se jactaba de asesinar a sus víctimas, como cuando le escribió una carta a su padre en donde le decía: “tengo que confesarte papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar”. Esa afirmación es propia de un amante de los genocidios, lo que solo es producido por el odio que enseña el marxismo, cuyos principios medulares son el de la violencia y el de la lucha de clases. Y no es que el marxismo sea solamente un guía para la acción como dicen sus militantes, sino que sus dogmas conducen a que muchos de sus miembros se crean iluminados por esa doctrina para avasallar y matar a los demás, teniendo como ejemplo a este personaje.

Al guerrillero argentino se le conoció desde que estaba en la Sierra Maestra combatiendo al lado de Fidel Castro su inclinación por el crimen, él mismo escribía que vivía sediento de sangre. De hecho, por su vesania se le conoció como el carnicero de la Cabaña, ante la crueldad con la dirigía los fusilamientos en esa fortaleza cubana en los primeros años de la revolución, mostrando su carácter. Fueron miles de cubanos los que murieron en ese lugar a manos del argentino.

Además, podría decirse que Guevara era racista y homófobo, ya que en varias oportunidades no solo se pronunciaba en contra de los negros y los homosexuales, sino que también los perseguía, denotándose que el “mártir comunista” en su vida fue una persona inhumana y cruel en contra de los semejantes que no fueran de su agrado, lo cual es muestra de la catadura moral de ese personaje, que además le hacía exaltación al terrorismo afirmando: “¡el odio es el elemento central de nuestra lucha! el odio tan violento que impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndose en una máquina de matar violenta y de sangre fría”. Ahí también queda patentado lo que fue ese falso apóstol de la causa social, que buscaba oprimir a los pueblos latinoamericanos con el comunismo totalitario.

La patología marxista del Che Guevara la demostraba además en el repudio que le tenía a la libertad de prensa, cuando proclamaba la siguiente frase: “hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa”. Así pues, tener de icono a un personaje tan siniestro, a quien algunas personas lo portan en su vestuario desconociendo la historia de ese lastre de la libertad, es un ultraje a los avances humanistas de la civilización, por ello no se entiende que la plaza principal de la Universidad Nacional de Colombia todavía la llamen Che Guevara. Recuerden, la consigna del Che en la Cabaña fue “ante la duda mata”, ya que ese hombre nunca trató de ocultar su crueldad, por el contrario, entre más se le pedía compasión, se mostraba más cruel.

Para cerrar, del argentino recuerdo su discurso en la ONU el 11 de diciembre de 1964, donde con todo el cinismo del mundo afirmó: “Sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando”. Por ello con semejante personaje no queda sino el repudio absoluto al marxismo, que es el que crea esos engendros para tomarse el poder de las naciones, especialmente en Latinoamérica, condenando a los pueblos al envilecimiento mediante la esclavitud.

El mito del “guerrillero heroico” hay que mandarlo a la alcantarilla de la historia, enseñándole a los jóvenes la catadura criminal de semejante personaje, rechazando la manipulación de la fauna marxista-leninista que con el socialismo del siglo XXI y el foro de Sao Paulo pretenden. Finalmente, hay que subrayar que las burocracias comunistas en Latinoamérica —con Hugo Chávez en su momento, Nicolás Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega y desde luego los Castro en Cuba— han buscado vender como referente de las luchas sociales a ese asesino, por ello en la lucha ideológica en contra del totalitarismo comunista lo primero que se debe hacer es bajarle del pedestal a sus “ídolos”, porque con el debate fértil de las ideas se pone a temblar al marxismo-leninismo, ya que es irracional.

 

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