Una tragedia se esconde detrás de la construcción del Funicular que sube a Monserrate

Una tragedia se esconde detrás de la construcción del Funicular que sube a Monserrate

La construcción del Funicular, que tiene 225 metros y que tardó 34 meses en terminarse, tiene detrás la muerte de varias personas ¿De quiénes se trata?

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marzo 31, 2024
Una tragedia se esconde detrás de la construcción del Funicular que sube a Monserrate

Hace casi cien años, el domingo 18 de agosto de 1929, muy temprano, los bogotanos de ruana o abrigo y sombrero estuvieron al pie de Cerro de Monserrate, sobre el antiguo paseo de la República, hoy carrera séptima entre las calles 22 y 24, justo arriba de la Quinta de Bolívar para ver la obra orgullo de la patria en ese momento, construida por la empresa Funicular Bogotá. 

El funicular es un tipo de transporte férreo, utilizado para subir grandes pendientes en una época en la que no existían las escaleras eléctricas, por ejemplo, como las usan hoy los habitantes de algunos barrios de las laderas de Medellín.

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Este ferrocarril especial circula sobre rieles, por túneles y generalmente, dispone de dos cabinas enlazadas por un cable de acero que se mueven como un ascensor inclinado. Mientras un vagón o cabina sube, otro desciende. Su nombre se deriva del vocablo latino funiculus que significa cuerda.

El funicular tampoco se puede confundir con el teleférico, aunque ambos utilizan el mismo sistema de tracción por cable. Sin embargo, las cabinas del teleférico están al aire libre, sostenidas por cables de carga aéreos y desde sus cabinas se puede observar toda la panorámica de la ciudad.

La construcción del Funicular de Monserrate demoró 34 meses y 5 trabajadores murieron a causa de la pulmonía provocada por las bajas temperaturas durante el desarrollo del proyecto. El túnel tiene 225 metros de largo y su ascenso hasta la cima es un trayecto de 814 metros que el funicular recorre en solo ocho minutos.

Cuando comenzó su operación en la primera mitad del siglo XX, los vagones del funicular estaban organizados según la clase social. Los ‘cachacos’ iban en primera clase ubicada en el centro de cada vagón y los de ‘ruana’ iban de pie, en los dos extremos de la segunda clase.

Los de tercera clase eran los promeseros, penitentes o peregrinos, quienes subían a pie hasta la cima del Cerro de Monserrate en un recorrido que podía demorar 3 horas porque no tenían dinero para subir por el funicular.

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En la época de construcción de la obra, que tuvo un costo total de un millón de pesos, solo por el cable para arrastrar los vagones, importado de Suiza, pagaron 800 pesos. La inversión comenzó a recuperarse de inmediato con las tarifas del nuevo transporte. A los cachacos de la primera clase les costaba 1 peso el viaje de ida y regreso, mientras que para los de la segunda clase, la tarifa era de 50 centavos.

Esa mañana dominguera del 18 de agosto de 1929, todos los bogotanos, los cachacos de primera, los de ruana de segunda clase o los de a pie que no tenían un centavo, cumplieron como iguales la cita a las 10 de la mañana.

Con toda su pompa, apareció la banda de la Policía Nacional seguida de los funcionarios municipales y los accionistas de la empresa Funicular de Bogotá, que eran pasajeros de primera clase, pagaron 10 pesos por cada una de las 30 mil acciones en circulación y creyeron en el proyecto iniciado en octubre de 1926.

A las 10 y 20 dela mañana, ante la presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad, encabezadas por el nuncio, monseñor Globbe; el arzobispo monseñor Ismael Perdomo; el ministro de Comunicaciones, correos y telégrafos, Luis García Cadena y el alcalde de Bogotá, Alfonso Robledo, aparecieron cientos de cachacos y enruanados que quedaron lelos, boquiabiertos al ver concluido el Funicular de Monserrate después de estar pendientes de los avances de la obra durante tres años.

En el masivo acto inaugural, estuvo también el ingeniero mecánico Andehud Marthalder, quien resaltó el compromiso del capellán de Monserrate, padre Gregorio Ocampo y el apoyo de monseñor Bernardo Herrera Restrepo, quienes impulsaron e hicieron posible la construcción del funicular. Algunos años después, en 1953, las dos compañías suizas que construyeron el Funicular también asumieron la construcción del Teleférico a Monserrate. La empresa de ingeniería eléctrica sociedad anónima Brown Boveri de Baden Suiza y la empresa también suiza, Von Roll Holding, unificaron la tarifa de ambos sistemas de transporte en 29.500 pesos subida y bajada al santuario de Monserrate.

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