Una rara apuesta sobre las elecciones de octubre
Opinión

Una rara apuesta sobre las elecciones de octubre

Veremos la competencia entre Política y ‘clase política’: la primera con mensajes de Petro como estadista, la segunda encarnada por César Gaviria y la politiquería

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agosto 09, 2023
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Lo que se espera de las elecciones de octubre según casi todos los analistas -o lo que diría la teoría- es que se sabrá hasta dónde cuenta el gobierno con un respaldo entre la población.

La idea es que esos resultados tendrán un reflejo en la actitud de los partidos en el Congreso, o sea eventualmente hasta dónde habrá mayor o menor ‘gobernabilidad’.

Pero lo que se refleja en las campañas es que la dirigencia de esos partidos está en la politiquería y no en la política, es decir que poco buscan el cómo responder a las aspiraciones y necesidades ciudadanas 

Por ejemplo lo que presentan los medios de comunicación convencionales como altavoces de los partidos de oposición es que el primer año de gobierno ha sido más que una frustración un fracaso, y que lo que se propone como reformas a futuro -según la descripción que hacen- será más que un fracaso, una catástrofe. Su afirmación es que el propósito es destruir lo construido.

Apuestan a que el malestar de la población la hace susceptible a narrativas pesimistas, y que con eso se logrará captar el voto ciudadano; que la población está inconforme, y que como opositores gozan de más credibilidad que el gobierno.

Las encuestas -recuérdese que son reflejo de lo que logra vender el ‘establecimiento’- no solo les dan la razón sino multiplican esa influencia.

Sin embargo, hay aspectos que podrían acabar contrariando ese escenario.

Lo que la oposición ve como un triunfo, los inconformes, que votaron por el cambio y que no dan tanta trascendencia al contenido y lo que pasó con las reformas, lo perciben y culpan de esa frustración a la politiquería.

Es respecto a las realidades que viven que toca ver cuánto pueden incidir y cuáles son los argumentos propagandísticos que movilizarán en uno u otro sentido a los votantes.

La estructura fundamental del electorado es que la gente siente más su situación diaria que las expectativas de futuro. En este sentido el desempleo y la inflación son lo que más afecta a las capas más vulnerables y la mejoría en esto se debe manifestar en alguna forma. Lo que más afecta a la clase media -y sobre todo a la de las ciudades- es la inseguridad, que incuestionablemente se encuentra disparada. Las altas clases que disfrutan de privilegios por definición preferirían que no haya cambios.

El mostrar como peligroso cualquier cambio, el desviar los debates hacia los ataques personales, y el apelar a la ‘concertación’ y la ‘unidad nacional’ (contra Petro como polarizador) son obvios como argumentos de la derecha, y por eso será la estrategia con la que se aspira a que el electorado se distancie del gobierno.


Donde se decide dónde quedará el poder es en la orientación que tomen quienes simpatizan o se sienten alineados desde el centro hasta las izquierda moderada y ‘progresista’


Pero donde se decide dónde quedará el poder es en la orientación que tomen quienes simpatizan o se sienten alineados desde el centro hasta las izquierda moderada y ‘progresista’. Esa, que había sido la identidad del Partido Liberal perdida en los últimos 20 años, hace que lo que pase con esos ‘huérfanos del liberalismo’ lo que acabe pesando más.

Lo que veremos será la competencia entre la Política y la ‘clase política’, la primera con propuestas (ilusas o no ) con mensajes de Petro como estadista (incluyendo algo de populismo), y la segunda encarnada y simbolizada principalmente por Cesar Gaviria apoyado  en su capacidad de maniobra politiquera y el poder de los avales.

Gaviria que un día declaró al Partido Liberal como Partido de Gobierno, al día siguiente promovió una revuelta de los partidos de gobierno contra el presidente, luego ofreció apoyarlo contra acuerdos (probablemente más burocráticos que programáticos) y ahora se considera perseguido porque se le exige que cumpla la ley, hoy se encuentra tratando de liderar una coalición oposicionista; pero ante el electorado pesa el haber acabado al Partido Liberal, la importación del modelo neoliberal, la negociación con Pablo Escobar( y su posterior fuga y el terrorismo que siguió), el bombardeó a las FARC (y la traición a las conversaciones que con ellos se adelantaban y la consecuente continuidad de la guerra), la creación de las ‘cooperativas de seguridad’ (llamadas después ‘Convivir’) origen y desarrollo del paramilitarismo, y hasta el apagón del país durante casi año y medio.

Y Petro presentando lo que ha sido su gestión en lo concreto: lo que aporta el posible alivio del desempleo y la inflación; el manejo de la economía con resultados satisfactorios reconocidos interna y externamente; el mayor incremento presupuestal proporcional y cuantitativo, con la mayor atención histórica a la Educación, a la Salud y las pensiones, y el énfasis y la dedicación a los temas de bienestar colectivo (La Paz y el Medio Ambiente); corrección a falencias como el precio de la gasolina o la creación de la Jurisdicción Agraria; participación y reconocimiento en los escenarios internacionales: y en lo que le ha ido respecto a expectativas propuestas, como el habernos vuelto el segundo productor de aguacates del mundo, o el aumento del turismo en un 34% en el año, o en el avance en el cese de hostilidades con el ELN.

Solo en octubre sabremos si Colombia logra destetarse de la politiquería.

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