Mientras anoche el presidente Iván Duque se dirigía al país diciendo que el paro nacional había transcurrido con normalidad y se había garantizado la seguridad de los marchantes y la ciudadanía en general, otros medios de comunicación mostraban en directo los violentos disturbios producidos por vándalos en Cali, Facatativá, Medellín, Buenaventura y Bogotá, con saqueos incluidos y vecinos de algunos conjuntos residenciales aprestándose para defender sus viviendas de los encapuchados que trataban de saquearlas, como lo hicieron en varios supermercados y como pasó en el Valle del Cauca donde hubo tres muertos, según información del ministro de Defensa.
Sin lugar a dudas el paro fue masivo, el cacerolazo de Bogotá y otras ciudades le demostró al gobierno que la gente está cansada de la corrupción, del exceso de impuestos, de los paquetes de reformas como lo que se trata de hacer con Colpensiones, Findeter y otras importantes entidades del estado que manejan billones de pesos y que se pretenden fusionar para entregarlas a los grandes capitalistas nacionales e internacionales.
Y no fueron 253.000 manifestantes que salieron a las calles como lo dijo el ministro, fueron millones de colombianos que en su mayoría salieron a las calles para protestar contra el gobierno y sus políticas económicas; no se puede tapar el sol con una mano, no se puede seguir manipulando a la opinión pública y eso la ciudadanía lo dejó claro ayer.
Y salió a manifestarse el pueblo, los docentes, estudiantes, gremios, transportadores y comunidad en general; como es apenas lógico no se vieron en las manifestaciones aquellos que gozan de escandalosos privilegios, de sueldos de más de 34 millones de pesos como sucede con los congresistas, no salieron a protestar aquellos que gozan de las enormes prebendas que les otorga el Estado, como sucede con el sector bancario que factura trimestralmente decenas de billones de pesos en ganancias, o como Ecopetrol que quiere el fracking para seguir aumentando sus billonarias ganancias desertificando el país.
El mensaje para el gobierno fue contundente y claro: o se pone las pilas y deja de mentirle a los colombianos con reformas y leyes soterradas para favorecer a los más ricos, o frena los privilegios con reformas tan sentidas por la comunidad como bajar el sueldo a los congresistas y disminuir ostensiblemente su número, o las protestas serán cada vez más difíciles de controlar.
Que hubo disturbios es innegable, que la policía a pesar de su heroico esfuerzo por controlar los desmanes en muchos puntos fue superada por los violentos, también es cierto, que millones marcharon pacíficamente pero decididos a hacer escuchar su voz, también es cierto; pero que no sigan tratando de desinformar como siempre lo hacen diciendo aquí no pasa nada, porque la gente ya les dijo: o se arreglan o los arreglamos.
