Gracias a la firma del acuerdo de paz con las FARC, en las calles, en las universidades y en las empresas, la gente está entendiendo que existen muchos problemas más fuertes por solucionar que estaban siendo apartados por la enfermedad de la guerra y que a los políticos tradicionales no les importa resolver: el paro de maestros reveló la falta de inversión en educación, las manifestaciones en Chocó y Buenaventura nos mostraron el injusto centralismo económico y político que siempre ha habido en el país, los escándalos de Odebrecht, la corrupción, entre otros innumerables problemas que siempre han estado pero que no veíamos porque la guerra nos tenía cegados.
Aunque en Colombia hay quienes se atormentan con cualquier cosa que no se parezca a la derecha porque tienen una cabeza tan pequeña que creen que lo que no es uribismo es comunismo, hay que recordar que los que siempre han dirigido este país son los Uribe, los Santos, los Pastrana, los Samper, todos de derecha, todos corruptos, y todos han hecho de este bello país el cuarto con el salario mínimo más bajo de la región, uno de los más corruptos del mundo, el puesto cincuenta y siete en las pruebas PISA, el tercero con menor dominio de inglés en América Latina, entre otros vergonzosos resultados a nivel internacional.
En Colombia hay líderes políticos como Claudia López, Jorge Enrique Robledo y Sergio Fajardo que le han demostrado a la gente que no todos los políticos son ladrones y que desde la actividad política transparente se pueden hacer cosas grandes y se puede luchar por un país moderno, ellos han logrado convencer a una cantidad importarte de gente de todas las regiones que es posible mejorar la situación sin eliminar la propiedad privada ni la inversión extranjera, presentándose como una izquierda muy moderada similar a la de los países del norte de Europa. Los últimos resultados de las encuestas presidenciales que se han publicado, son una muestra de su favorabilidad en la opinión pública pero también de los evidentes retos que tienen para lograr consolidarse como una real alternativa política.
Como todos sabemos, el pasado 1 de junio, Claudia López publicó una foto junto a Sergio Fajardo, Antonio Navarro Wolf, Jorge Enrique Robledo, Angélica Lozano e Iván Marulanda, la cual generó todo tipo de reacciones en redes sociales; por un lado fue una señal de esperanza para quienes desean una nueva Colombia, pero por otro lado produjo el rechazo vehemente por parte de Gustavo Petro, quien manifestó que fue un intento para reducirlo. Mientras que siguen existiendo las mismas rivalidades de siempre entre los líderes de izquierda, los ciudadanos que están cansados de ver el país conducido por la misma élite política de siempre, anhelan algún día encontrarse con una gran coalición alternativa que realmente los represente.
Son muchos los problemas a los cuales se enfrentan para poder llegar a la presidencia: un creciente número de fundamentalistas cristianos dirigidos por la ultra derecha, el boom de las noticias falsas en redes sociales, un populismo de derecha liderado por Germán Vargas Lleras, y si a eso se le suman estas rivalidades divisorias, será imposible que logren derrotar a los mismos de siempre.
Una frase que me llamó mucho la atención de Sergio Fajardo fue “podemos ser diferentes sin ser enemigos”. Los políticos del cambio deben ponerse en la tarea juiciosa de unir fuerzas y aunque sean tan diferentes, demostrar que les importa más el país que los ridículos egos que los dividen, Claudia López, Robledo y Fajardo deben entender que sin Petro ni Humberto de La Calle no van a llegar a ningún lado.