La pregunta “a dónde quieres llegar” puedes ser una de las preguntas más determinantes que tengamos que responder. Es importante saber quién es uno, para qué vino a este mundo pero sí uno no sabe a dónde quiere llegar, sencillamente no alcanzará sus sueños. Una persona puede tener el mejor avión del mundo pero si su piloto no sabe el destino, de nada servirá. La visión de cada persona es muchas veces visto como algo inútil, vacío y sin importancia. La mayoría de las personas dan por hecho que ya la tienen definida, sin embargo después se preguntan: “¿Por qué no han cumplido sus sueños?” Un tema que concierne a la persona que esté decidida a cambiar su realidad y trabajar día a día por lo que le gusta, por lo que le apasiona. Para tan largo recorrido es necesario saber la meta final.
¿Qué es lo que hace a una visión poderosa? ¿Cómo afecta la calidad de nuestra vida?
La visión va más allá de una promesa, es lo que algún día serás y para eso cada persona debe tener un compromiso lo suficientemente fuerte consigo mismo. A medida que afianzamos nuestra visión, vamos adaptando la certeza. La certeza es uno de los rasgos que diferencia a los que triunfan y a los fracasan. El poder de la certeza radica en hacernos ver lo que aún no está ahí pero que pase lo que pase, algún día estará. El conquistador español Hernán Cortés tenía una visión tan clara y tan potente que destruyó su propia flota para evitar la retirada de sus tropas. Él estaba decidido a conquistar las tierras y extraer toda la riqueza posible. Sin lugar a duda, Cortés tenía la certeza de que no se devolvería a España con las manos vacías. Necesitamos razones poderosas para tener una visión poderosa. Las palabras no lo motivarán a hacer lo imposible, una visión con una buena carga emotiva si lo hará. Los sueños se van creando un día a la vez, así como la gran muralla China, un ladrillo a la vez.
Nuestra calidad de vida cambia radicalmente cuando sabemos no solo donde estamos sino dónde queremos estar. El primer nivel de éxito es verlo, saber cómo huele, saber cómo se siente. Tienes que sacrificar lo que eres por lo que te convertirás. El escritor estadounidense Jack Canfield sabía que no había tiempo por perder: “Es hora de dejar de esperar por la perfección, inspiración, permiso, seguridad…” ¿Qué es lo peor que puede pasar? Lo que te enfocas, lo encontrarás. Incluso, si no está ahí. Siempre hay más posibilidades que las que creemos, una visión que quede implantada en nuestro subconsciente y nos levante día a día de nuestras camas. Busquemos que la motivación sea mayor a la pereza y que el deseo trascienda en nuestras ganas de triunfar.
Tarde o temprano nos daremos cuenta que nuestra vida necesita un rumbo y lo encontraremos si estamos dispuestos a tener el coraje de seguir nuestra visión. Porque más allá de las circunstancias actuales y las malas noticias, hay un camino que falta por recorrer. Un camino que cada uno de nosotros puede crear, y con eso la historia de nuestras vidas cambiar por siempre. Como dice el viejo adagio popular: “Para atrás ni para coger impulso”. Sigue avanzando, no te detengas, mantente firme, confía en tu destino. A una visión poderosa tarde o temprano nada le es negado.
