No les diré donde, pero si les contaré que en el centro histórico de una ciudad colombiana, podría suceder una gran catástrofe en contra del “progreso”, si no reaccionamos rápidamente.
¿Los responsables? Varios locos. Locos que hablan de temas incomprensibles como “la sostenibilidad urbana”, y “la humanización de las ciudades”; locos que se basan en símbolos creativos para invitar a nuestros políticos a avanzar sus agendas; locos que se dedican a promover el arte y la cultura. Estos loquillos toman agua de jengibre, y no entienden ni de carros lujosos ni de shopping malls gringos.
Permítanme ubicarlos. Hace unos años, había una quebrada amplia que bajaba de la montaña y cruzaba gran parte de esta ciudad. El agua de esa quebrada era tan limpia y cristalina, que permitía la vida de muchas especies de flora y fauna.
Sin embargo, era un espacio que no facilitaba la circulación de carros, en un momento durante el cual ya empezaba a haber congestión en el centro de esta urbe pujante. Afortunadamente, los grandes visionarios de esta sociedad de ingenieros montañeros, encontraron la manera de convertir esa quebrada subutilizada en el mayor símbolo del progreso humano: una reluciente autopista de varios carriles.
¡Qué gran logro de nuestros talentosos gurús! Con esa sencilla operación, se acabaron los paseos de olla, las pescas de fin de semana, y los chapuzones grupales, para dar paso a una hermosa pasarela vehicular de alta velocidad. Bueno, para ser justos, hay que aceptar que la alta velocidad no se ve por ahí, porque como siempre pasa con las nuevas autopistas urbanas, rápidamente se llenó de carros. Pero ese es otro tema, porque lo que deberíamos estar soñando es la construcción de otra autopista, esta vez de segundo nivel, sobre esa cobertura acuática de cemento gris.
Infortunadamente, no se discute eso, sino todo lo contrario. Los loquitos de los que hablo dicen que buscan destapar esa quebrada. Dicen que quieren volver a traer a la gente a interactuar con otros humanos en pleno centro de la ciudad. Juran que son capaces de construir (reconstruir) toda una “playa urbana” en donde ahora hay una bonita autopista.
Proponen un corredor verde antes de destapar la quebrada. Crédito: Proyecto “La Playa”.
Estos personajes justifican sus locuras argumentando que ya hay proyectos similares en otras ciudades del mundo. Además, sugieren que antes de generar los estudios y diseños para abrir por completo esa quebrada, se comience con una serie de estrategias para atraer a la gente a ese nuevo corredor verde. Hablan de cerrar cuatro carriles al tráfico vehicular para que solo pueda ser transitado por peatones y ciclistas. Hablan de traer arena de playa en grandes cantidades, instalar chorros de agua verticales, ubicar sillas de playa, y construir campos de voleibol y tejo. ¿Qué le pasará a estos desquiciados? ¿Acaso no se dan cuenta que nuestro progreso depende de esas autopistas, de la velocidad y cilindraje de los carros, de la cantidad de motos y exhostos humeantes coloreando los semáforos?
En Seúl ya cometieron el error de quitar una autopista para recuperar una quebrada. Aquí el antes (izquierda) y después (derecha). Crédito: Reuters (izquierda); Bankoo/Shutterstock.com (derecha)
Si permitimos que esta bestialidad siga adelante, nos podría pasar lo que pasó en Seúl (capital de uno de los países con mejor calidad de educación en el mundo). Tumbaron la autopista que cubría el arroyo Cheonggyecheon, y ahora a la gente que pasa por ese parque les toca soportar una temperatura más templada, y lidiar con el incremento de peces, aves e insectos valiosos en la zona. Además, ahora han empezado a preferir usar el transporte colectivo y la bicicleta para llegar allá. ¿Se imaginan semejante afrenta al “progreso”?
Dividirán la zona en varias secciones con diferentes ofertas. Crédito: Proyecto “La Playa”.
Y prepárense porque ahora si les voy a soltar lo peor. Pensaría uno que estos loquitos estarían solos en esa aventura que nunca pasaría de unos renders estrambóticos. Pero no, resulta que en la alcaldía de esa ciudad los están escuchando, les gusta la idea, y están dispuestos a apoyarla. ¡Terror es lo que me genera esto!
Los cafés elegantes venderán únicamente café local y bien preparado. Crédito: Proyecto “La Playa”.
Dicen que empezarán por montar una serie de cafés elegantes, traerán a los mejores vendedores de buñuelos y arepas, invitarán a los libreros más eruditos, y ofrecerán clases sobre temas varios en salones improvisados al aire libre. En las tardes, dicen que venderán cocteles de alta calidad (con licor y sin licor), y que presentarán a los artistas más valiosos del país.
Varias toneladas de arena cubrirían lo que ahora es cemento. Crédito: Proyecto “La Playa”. Autor: Daniel Gómez.
Si caemos en esa trampa, pondremos en peligro todo el progreso urbano de Colombia: el progreso que hemos logrado con las grandes moles de cemento que se clavan en las delicadas laderas de nuestras ciudades (que como bien decía Álvaro Villegas esta semana, “son 100 por ciento más segura(s) que la(s) de las comunas de …“; el progreso que hemos alcanzado construyendo inmensos parqueaderos para carros, y desterrando a los ciclistas a las profundidades oscuras de los sótanos de San Burrando Plaza y sus imitaciones; el progreso que ya era todo nuestro al haber decidido echarle cemento a cuanta quebrada se nos atraviese en el camino.
