¡Colombia es un país hermoso, mágico y maravilloso! Nunca me cansaré de decirlo.
Pero más allá de toda su belleza y la multitud de diversidad biológica, cultural, mineral, gastronómica, musical, lingüística, etc….. Colombia también es un país enigmático. Está lleno de misterios sin resolver, eventos que nunca fueron contados porque han hecho callar a los que sabían de su existencia y han quedado en el olvido entre las sombras de las páginas de los libros de historia.
Muchos de los hechos históricos que nos enseñaron en primaria o secundaria, a veces pueden contener información errática o que no describe la totalidad de los hechos acontecidos. Aunque lo que sí es cierto es que nunca conoceremos el pasado tal cual ocurrió, y que por un lado, toda la historia se construye a través de fuentes “confiables” y nuevos descubrimientos.
Pero lo que no nos cuentan es que la historia es influenciada por los intereses de una sociedad. Gracias a estos “intereses” se ve perjudicada la verosimilitud de los hechos históricos y aumenta la subjetividad de estos. La historia de Colombia siempre estuvo condicionada a estos intereses y eso hoy, repercute en la sociedad colombiana actual.
Hoy vemos una Colombia sometida a los horrores de la violencia, sometida a las manos impías de la corrupción, y subyugada por los países desarrollados a causa de nuestra gran deuda económica; y también por las múltiples crisis de nuestro sistema económico que nos llevan a mendigar ante los altares de las grandes potencias solo por migas de pan y leche. Esto solo nos está conduciendo a un “auto - sometimiento” de por vida de nuestra querida patria.
Y no solo esto, también los vestigios de la discriminación (Ya sea por género, raza, nivel socio económico, entre otras) aún están vigentes y si es bien sabido que hoy en nuestra cómoda actualidad han ido disminuyendo gradualmente, todavía nos quedan muchos paradigmas por resolver. Además, tenemos que la “seguridad” que nos brindan las fuerzas del orden público y político, no se está llevando a cabo tan eficiente y coordinadamente, y como consecuencia, hoy en día ya ni en nuestra sombra podemos confiar.
Por otro lado, tenemos en nuestros colegios un sistema educativo tradicional que cada vez es más decadente. Los núcleos familiares son incapaces de mantenerse unidos y brindar ese amor y afecto a tantos angelitos desamparados. Sin olvidarnos de las garras pérfidas del narcotráfico, que exhiben y venden una falsa felicidad a cambio de nuestro dinero y dignidad; adicionándole a todo esto la aniquilación de la flora y fauna, que en un pasado no tan lejano, adornaban los profundos idilios de la bella Colombia.
Hoy, con más veras, necesitamos replantear la situación actual del país, necesitamos darnos cuenta y aceptar nuestra situación tal cual es; necesitamos afrontar las consecuencias que ocasionamos nosotros mismos, pero sobre todo, debemos seguir soñando con una mejor Colombia y velando por que ese sueño se haga una nueva realidad.
No dejemos que estas pestes arrasen con todo lo bello y esplendoroso que tiene por ofrecer nuestra querida patria. Esas pestes que vienen adornadas con un antifaz y que su único propósito es enceguecer nuestra capacidad de raciocinio a través de cortinas de humo y telones de acero que ocasionan aislamiento y hacinamiento cerebral.
No sucumbamos ante estas pestes enmascaradas que si son bien descaradas y no vienen ante nosotros tal y como son, porque estas pestes son solo unas cobardes que se ocultan detrás de las caretas del odio y el poder. Así que lo mejor que podemos hacer para contrarrestarlas es quitarles su dura máscara y enfrentarlas con toda nuestra voluntad y luz para que sean ellas las que perezcan en el intento por tratar de detenernos, en la nueva y mejorada transfiguración de la Colombia que firmemente soñamos y amamos para poder retomar el vuelo en sus alas tricolor…. amarillo, azul y rojo. Recuérdenlo siempre.
¡Volemos todos juntos pequeña pero voluptuosa mariposa porque solo en sueños es libre el ser!