Hoy por primera vez me atrevo a escribir lo que muchos tienen en la garganta y en el corazón en todos los rincones del Magdalena —Santa Marta, mi ciudad; Sitio Nuevo, donde nacieron mis abuelos; Ciénaga en donde nacieron mis papas, y todos esos municipios que para los de Bogotá y otras ciudades son referencia del universo de Gabo—.
¡Ya no más a la confrontación por diferencias de ideas que se tomó mi ciudad y que hoy impide que el progreso siga su avance en la región! ¿Que si los Martínez, que si los Caicedo, que si los Zuñiga, los Diázgranados o los Cotes?, ¿que si uno son del Polo o son de los Progresistas de Petro?, ¿que si se quieren aliar con los liberales o la izquierda o si son un partido u otro? Ajá, ¿hasta cuándo con esa vaina?, ¿nos toca mamarnos esto como al Coronel de Gabo con su pensión?
Acá lo importante y lo que no ven aquellos que salen a los medios a hacer denuncias a diestra y siniestra, solamente citando apellidos y sin nombres propios, el Magdalena necesita seguir mejorando para no quedarse atrás en el contexto nacional. Ya no podemos seguir siendo ese pueblo macondiano sin vías, sin infraestructura, en el que lo social es una palabra vacía para ganar elecciones y pintar parques.
Todos sin excepción han sido cuestionados y muy pocos han demostrado con obras bacanas e importantes, que de verdad le peguen a lo social, que es lo que necesita mi ciudad y mi departamento. Por su afán de golpear la integridad de las personas, de sus “rivales políticos”, no se dan cuenta que lo que verdaderamente destruyen es la imagen del departamento y de nosotros sus habitantes, que cuando vamos a otras ciudades somos estigmatizados como le sucedió a mi papá en épocas en que supuestamente éramos la tierra del paramilitarismo.
¿Será que el cuento de la paz es solamente para salir en la foto con la palomita, pero que eso poco importa a la hora de hacer política?, ¿no son acaso los seguidores de los últimos alcaldes de Santa Marta del Polo, de la izquierda y de Petro que tanto pregona la reconciliación? ¡Arreglen sus diferencias, dejen de victimizarse ante los medios y pensando en su futuro político, poniendo en la vitrina sucia a los magdalenenses y pónganse a trabajar!
Hace unos días estuve en el Fernando Troconis, los que no conocen es el hospital más importante de Santa Marta y con seguridad el más grande del Magdalena y fui testigo que las cosas mejoran porque a mí primo lo atendieron más rápido y mejor. Antes no había tantas camas como ese día que nos tocó ir; ya metí el carro por la pavimentada de Piñuela y Pivijay y por fin dejé de pensar en las empolvadas calles de Macondo; unos amigos llegaron por el nuevo terminal del aeropuerto Simón Bolívar y lo primero que me dijeron fue que por fin parecemos un destino turístico como el que somos. Se ve y se siente el progreso. ¡Los elegimos para que esto mejore! “Obras son amores y no buenas razones”, decía mi nana.
