Aclaraciones previas:
- Por pandemia se entenderá un mal globalizado.
- La información numérica no es precisa, pero la aquí usada es aceptada consensualmente como cierta.
Se pueden diferenciar varias pandemias alrededor de la del coronavirus:
Alrededor del virus mismo, la propagación de la enfermedad es una cosa y la multiplicación de las muertes es otra cosa, configuran fenómenos diferentes. No todos los enfermos mueren. La gravedad de una epidemia como el ébola no radicaba en la velocidad del contagio sino la altísima proporción de muertes entre los infectados. Si se doblaban los enfermos cada 5 días igual número de infectados morirían. En el caso del covid-19 el 80 % de los casos son leves (buena parte pasan desapercibidos) , un 15 % son graves, y solo el 5 % llegan al estado crítico, de los cuales solo del orden de 3.4 % de estos confirmados o sea del orden del 1% del total terminan en la muerte.
Estos datos no son iguales en todos los países, pues depende del momento evolutivo en que se encuentren y de los métodos de recolección de la información (v. gr. calidad y número de test). Sin embargo, estadísticamente se da una convergencia hacia este resultado.
La epidemia de la enfermedad que como mal afecta a la humanidad no se debe confundir con la gravedad y la velocidad con la que se manifiesta en las muertes que causa. Se pueden estudiar como pandemias con características diferentes. Lo que se contagia no es la muerte.
Otro fenómeno derivado de la enfermedad es el peligro de saturación y colapso del sistema de salud de cada uno de los países. Mientras se siga difundiendo el virus se puede calificar de mal globalizado la inminente repetición en los diferentes países de este problema.
Y eso mismo sucede con el campo económico. Por un lado, las diferentes economías nacionales están todas afectadas, y todas acabarán ‘enfermas’; por otro lado, son muchas las empresas perjudicadas y varias de esas ‘perecerán’ por esta causa.
Y de esto se deriva una especie de nueva pandemia que es el desempleo, puesto que en todas partes, en cualquier nivel de desarrollo que tenga un país este será el principal mal y la peor consecuencia social de lo que vivimos. En Colombia con 48% de los trabajadores en el sector informal esta puede que sea la peor de las pandemias.
Porque además no deja de ser previsible – y así lo analizan tanto las autoridades como los académicos- que esto derive en una violencia ‘pandémica’, consistente en que la dificultad de encontrar respuestas a esto último incite a los estratos de población más vulnerables a acudir a las vías de hecho para sobreaguar en la crisis.
_______________________________________________________________________________
Padecemos una especie de pandemia mediática en la que los órganos de opinión y de información han relegado a segundo plano cualquier tema diferente al coronavirus
________________________________________________________________________________
Pero coincidente con todos lo anterior padecemos también una especie de pandemia mediática en la que los órganos de opinión y de información han relegado a segundo plano cualquier tema diferente a lo que tenga que ver con el coronavirus.
Han perdido relevancia los temas más universales, desde la campaña electoral americana (cómo va, cómo se va a manejar, qué va a suceder) hasta el cambio climático, o el futuro de los proyectos de fracking. A nivel local ya nadie sabe del Ñene, ni de las muertes de líderes sociales, ni importan los informes de la ONU. Ahora ocupan todos los espacios unos especiales sobre el primer muerto colombiano en Turquía, o como lo que opina el ciudadano inglés respecto a la enfermedad del príncipe Carlos, o como pasa la cuarentena tal o cual personaje de la farándula. Así, de pandemia a pandemia, la que se trasmitió a los medios lo que aportó fue un tema que por lo ‘vendedor’ remplazó los problemas y conflictos que hasta ahora padecíamos.
