Lo decidí, me voy a lanzar a la alcaldía de este pueblo. Algo anda mal, cuando todos los altos nombres de la política local hablan de bobadas sin sentido, como sostenibilidad, bicicleta y arte.
Adicionalmente, no quiero que haya la más mínima posibilidad de que nos gobierne una mujer. Acepto que las mujeres sean —en promedio— más inteligentes que los hombres, que tengan más sensibilidad ante temas de crucial importancia en una urbe, que inspiren a sus seguidores a actuar de manera positiva, pero algo es claro: no tienen suficiente mano firme como para enfrentar a tantos delincuentes que nos acechan día y noche. Por eso, creo que debemos seguir con la racha invicta de decenas de años de alcaldes hombres. Al fin y al cabo, todos ellos lo han hecho bien, ¿o no?
Mi programa de gobierno, se basa en estas propuestas principales:
- Pavimentaremos el río. Lo haremos para protegerlo, ya que son muchos los criminales que lo usan para esconderse luego de cometer sus fechorías. Adicionalmente, construiremos dos megautopistas encima. Serán 22 nuevos carriles limpios y amables para los impacientes conductores de automotores, que ya no saben por donde pasear sus poderosas maquinas. Prohibiremos el acceso a cualquier no-motorizado y transporte colectivo.
- Buscaremos que sean algunos de nuestros amigos de CDO quienes lideren los programas de construcción de viviendas y planificación sostenible. Les entregaremos todos los lotes baldíos que actualmente se usan para proteger la expansión de la ciudad hacia lo alto de las laderas, y les pediremos que los desarrollen para crear empleo.
- Encontraremos la forma de que sean algunos expertos de la SAI, quienes lideren los programas de obras públicas y movilidad. Será difícil convencerlos, pero nos gustaría mucho que sean ellos quienes nos ayuden a perseguir progreso, ampliando carriles, creando pasos a desnivel, puentes y demás esculturas portentosas de cemento y pavimento.
- Nuestras primeras acciones durante el primer día de nuestro mandato serán:
(a) aumentaremos el número de parqueaderos obligatorios por unidad de vivienda. Será obligatorio entregar siete espacios de parqueadero por cada unidad. Así incentivaremos la compra de carros de fabricación nacional.
(b) ofreceremos un subsidio de un salario mínimo legal vigente mensual, a entregarse en forma de gasolina o acpm, a cada dueño de un carro debidamente registrado.
- Previendo el clamor popular, encerraremos a los terribles talibanes de la bicicleta. Todos esos revoltosos que salen a rodar pacíficamente los miércoles en la noche, y que se ponen pañoletas en la cara (aunque dicen que es para proteger sus pulmones por las cafeteras de humo negro que transitan por nuestras vías, yo estoy seguro que lo hacen para asustarnos, para amedrentar a los débiles conductores de camionetas 4x4 con volco). Los llevaremos a centros de reentrenamiento, en donde acumularemos también a todos los otros creativos de la ciudad; esos que se dedican a usar símbolos para confundir a una población que ya conoce muy bien cuál es su definición consumista-conservadora de “progreso”.
- A causa de esta inseguridad “nunca antes vista” en esta ciudad, impondremos el romántico toque de queda a partir de la puesta de sol. Se prohibirá la interacción humana en la calle, y solo se permitirá (con naturaleza de obligación) la salida nocturna, cuando se programe la marcha semanal “Unidos Con Cariño Por La Paz”, que lideraremos con camisa negra y escolta de francotirador.
- Cancelaremos inversiones ya anunciadas en sistemas de transporte colectivo. No queremos apoyar sistemas de transporte que instiguen el intercambio con desconocidos. El importante dinero que nos ahorraremos allí, lo invertiremos en la red de cámaras con micrófono incorporado que abrazarán cada rincón de este valle. No habrá una palabra que no escuchemos; no existirá un beso que no veamos.
- Para atraer inversión extranjera, reinventaremos la vocación de los parques verdes. En vez de permitir esos lugares de cuchicheo y anarquía, levantaremos modernos centros comerciales en cada uno de ellos. Tendrán temáticas ambientales, y entradas adornadas con palmeras importadas.
- Para incentivar el desarrollo de nuevos productos altamente comerciales, prohibiremos la venta de alimentos naturales. Impondremos la obligatoriedad de comestibles sintéticos que reemplacen los sabores fundamentales de nuestra cocina tradicional. La yuca creada en laboratorio se convertirá en un producto de exportación, pero prohibiremos el vegetarianismo por ser “de mal gusto”.
- Eso sí, antes que nada, acabaremos con la pesca milagrosa que se armó en la quebrada Santa Elena. Luego de que los pseudoambientalistas revoltosos encontraran la forma de peatonalizarla en el 2014, que terriblemente llevó a que la ciudadanía se movilizará a favor de su desentierro en el 2016, que dolorosamente llevó a que renacieran la sabaletas en su cauce en el 2018.
Pesca milagrosa le llamaron ellos; la pesca no es un ejemplo de “progreso”, y no cabe en mi programa de gobierno milagroso.
