Abordar la historia de acontecimientos muy remotos es una tarea titánica en estos tiempos que corren y en los cuales ya ni en los establecimientos educativos hay un espacio de privilegio para este tipo de estudios.
Hoy no se sabe si el estudio de las humanidades está en crisis, o es la humanidad la que está en crisis por la carencia casi generalizada del conocimiento de la historia, la geografía, la filosofía, entre otras. Estas materias, otrora símbolo de la cultura y civilización occidental, suenan ahora a palabras desconocidas, huecas y anticuadas.
La falta del estudio de las humanidades ha hecho de las personas unos seres técnicos, en el mejor de los casos, muy desarrollados en el manejo de tecnologías vanguardistas, en el uso de datos estadísticos y en la forma de acomodarlos a sus necesidades, pero con un gran vacío en su capacidad de comprender el mundo circundante.
Y es que la literatura, la filosofía y la historia no son otra cosa que el legado más precioso de la humanidad, pues nos distinguen propiamente como seres humanos, proporcionándonos esa cercanía y esa semejanza con los mismos dioses, como decían los antiguos. Ese es el motivo por el cual nace este proyecto, como una manera de acercar la historia, el pensamiento y la literatura de la antigüedad al ciudadano de a pie, de una manera amena, agradable, sin la pretensión de escribir un tratado científico o realizar un análisis profundísimo de las causas históricas; más bien, como un sustituto de ese conocimiento que a muchos se nos negó en la escuela.
Lo que narraremos a continuación comprende la historia de Roma desde sus orígenes más remotos; pero como Roma llegó a dominar el mundo mediterráneo, también narraremos, aunque más someramente, la historia de las demás civilizaciones mediterráneas, constituyendo al final una especie de historia del mundo antiguo.
Empecemos, como se debe, por el principio: la historia más antigua de Roma siempre aparece como rodeada de brumas, y no son muchos los detalles que se aportan en las obras de difusión histórica que se consiguen en el mercado. Por lo anterior, la historia que viene a continuación será una mezcla de leyendas, tradiciones orales y especulación. No obstante, esto no implica que no sea una historia interesante, llena de relaciones amorosas, violencia, avaricia, traiciones, engaños políticos, perfidia, hechos heroicos, envidia... En fin, las pasiones que caracterizan a todos los seres humanos.
Ahora bien, si a todos nos cuesta a veces acordarnos de lo que teníamos que comprar o del sitio donde dejamos las llaves, imagínese el esfuerzo que tuvieron que hacer los primeros historiadores romanos cuando empezaron a escribir la historia, unos 500 años después de fundada la ciudad. Una tarea imposible, teniendo en cuenta que los registros en monumentos, en las historias personales de las más eminentes familias romanas y en el folclor popular eran muy vagos, y en muchas ocasiones contradictorios.
Sin embargo, los romanos hicieron más o menos lo que una familia en busca de alcurnia hubiera hecho: se asociaron a algún personaje medianamente famoso y trataron de generar cierto tipo de parentesco con él. De esta forma, el pasado de la ciudad quedaba “lavado”, y podían decir que eran descendientes de la high. Y en aquella época ser descendiente de la high implicaba nada más y nada menos ¡que ser descendiente de los dioses! Y en efecto, la historia de Roma que los profesores enseñaban a los niños en las escuelas de aquel entonces es más o menos como la contaremos en la siguiente entrega