Una nueva formación para los soldados de la patria
Opinión

Una nueva formación para los soldados de la patria

El debate sobre los falsos positivos, la enlodada de Semana, la citación a moción de censura a Mindefensa, el video de los soldados de Petro, todo emerge para que todo cambie

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junio 07, 2019
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Escuchando los debates relacionados con el ascenso de altos oficiales de la República, y las iras del gobierno nacional y sus defensores a ultranza, por lo que llaman campaña de desprestigio contra las fuerzas militares colombianas y en particular contra su Ejército Nacional, recordé los materiales básicos que se enseñaban en las Farc con relación a sus adversarios, el reglamento de régimen disciplinario y la cartilla militar.

El numeral 1. de la introducción del reglamento de régimen disciplinario establecía:

“La disciplina proletario-militar para quienes se han agrupado en la lucha armada contra el régimen oligárquico y la dominación imperialista yanqui, por un gobierno patriótico de liberación nacional, es una necesidad y por lo tanto es consciente, firme y seria. Es una disciplina militar de nuevo tipo, que nada tiene que ver con los métodos brutales y disciplinarios que se aplican en los cuarteles del Ejército Burgués. La observancia y cumplimiento de la disciplina proletario-militar, es un honor para todo combatiente de las Farc-EP”.

La cartilla militar, también en su introducción, contenía un numeral, el 2, titulado El soldado de la burguesía. Su primer párrafo decía así:

“Al soldado de la burguesía lo entrenan a fondo para adquirir pericia y hábitos de combate, tanto individual como actuando en equipo. Al mismo tiempo le adoctrinan y lo someten a ciertos métodos que les inculcan una agresividad animal. A esto último lo llaman "entrenamiento psicológico" y busca obtener del soldado una respuesta automática, inconsciente, instintiva tanto al recibir órdenes como al sentirse atacado. Parte inseparable de ese adoctrinamiento es la práctica de los "estímulos y castigos" con la cual se busca conducir a los soldados en cada situación como animales dóciles. Todo ese entrenamiento es ejecutado sistemáticamente, en repetición diaria, como una grabación hasta obtener el resultado buscado”.

Recuerdo esto porque por estos días se ha producido una intensa polémica basada en la conducta de miembros de las fuerzas armadas colombianas. El debate sobre los falsos positivos, verdaderas ejecuciones extrajudiciales, volvió a renacer con fuerza por el asunto de la directiva del Comando del Ejército, en que se exigía redoblar resultados operacionales sin importar que las cosas no salieran perfectas.

El tema puso en la palestra al general Nicasio Martínez, a raíz de sus vinculaciones pasadas con el pago de recompensas, por informaciones que terminaron en el asesinato de inocentes, presentados luego como guerrilleros de las Farc muertos en combate. Voces de la vida nacional e internacional consideraron que no era merecedor del otro sol, en razón de las dudas generadas por repetidos  casos en los que apareció su nombre.

El asunto terminó involucrando a Human Rights Wacht y a su director, objetos de violentos ataques de los más caracterizados voceros de la extrema derecha. Incluso, quién lo creyera, al New York Times, diario norteamericano que publicó la crónica sobre la directiva del mando militar, rebajado a vulgar pasquín por cuenta de los mismos airados contradictores. Más todavía, enlodó la revista Semana, como consecuencia de la expulsión de Daniel Coronell.

La cuestión trascendió a un importante debate sobre las libertades de expresión y prensa, dada la certidumbre de que fueron las conveniencias políticas de los propietarios de la revista, las que se encargaron de impedir la divulgación de la información. La ola involucró al malogrado ministro de Defensa, citado a una próxima moción de censura, tanto por el asunto de la circular, como por el del repudiable crimen de Dimar Torres, a manos de soldados del Ejército Nacional.

Este último volvió a despertar iras en el alto gobierno y sus alucinados áulicos, a raíz de la firme declaración de los expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas, que lo consideraron una gravísima violación a los Acuerdos de La Habana, con todas las consecuencias que puede acarrear. El señor José Félix Lafaurie rasga sus vestiduras refiriéndose a mamertos nacionales e internacionales y al triunfo del narcotráfico.

 

Hay algo infame en la preparación que reciben los soldados colombianos.
Se los adiestra para odiar y asesinar.
Es por ello que pasa lo que pasa en nuestro país

 

Finalmente, los tuits de Petro sobre los salvajes tratamientos a los a los soldados en los cursos de formación, vuelven a poner el tema, sin que él mismo lo sepa o pretenda, en el mismo nivel en que lo trataban el reglamento y la cartilla militar de las Farc. Hay algo infame en la preparación que reciben los soldados colombianos. Se los adiestra para odiar y asesinar. Es por ello que pasa lo que pasa en nuestro país.

Muy bueno que todo esto emerja ahora. No para colgar a nadie, sino para que cambie definitivamente. Los colombianos tenemos que ser capaces de construir un país en paz, reconciliado, civilizado. Estos vientos provienen sin duda de los Acuerdos de Paz con las Farc, por eso hay  quienes los aborrecen como al demonio. La Comisión de Esclarecimiento de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz, son las llamadas a aclarar definitivamente todo esto.

Hay que dejarlas operar.

 

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