La pandemia del COVID-19 ha dejado en evidencia todo lo negativo del sistema político, económico y social que nos rige actualmente, pero también ha dejado al descubierto la mala estructura económica de los medios de comunicación o por lo menos ha demostrado que deben replantear los métodos de financiación, que sin duda inciden en la línea editorial.
Es entonces mi responsabilidad —como ciudadano, periodista y, en esta oportunidad, como columnista— llamar la atención sobre un hecho que no comparto y sobre el cual, al igual que muchos de mis colegas, siento la necesidad de que se tomen medidas inmediatas. Así pues creo importante sentar el debate público sobre cómo debería financiarse la prensa en busca de una mejor calidad de vida para quienes allí laboran.
Con eso claro, si bien se vive una crisis económica (de la cual los medios no son ajenos), creo que es el momento de hablar del aporte del Estado a los medios de comunicación, además de proponer que sea este quien a través de un aporte económico ayude al sostenimiento de la prensa tradicional y alternativa dentro del marco de unas exigencias que deberán cumplir esas grandes, medianas o pequeñas empresas, que sin duda son y serán necesaria para la democracia de un país como el nuestro.
Asimismo, vale anotar que es necesario iniciar la discusión desde estos espacios en donde nosotros producimos lo que las audiencias muchas veces comparten entre sí. Por eso extiendo mi invitación a los medios locales de Barranquilla, la región Caribe y Colombia para que incluyan en sus contenidos este diálogo y entre todos construyamos una importante reforma para los medios de comunicación, porque en momentos de crisis también surgen nuevas oportunidades.
Será entonces el momento para establecer unos nuevos métodos de financiación económica más allá de la pauta publicitaria privada y oficial, que de momento ha sacado adelante a muchos, pero también los ha arrodillado ante empresarios y políticos.
Finalmente, dejo sentado que no se trata de subsidios del Estado, se trata del reconocimiento del derecho a la información que tienen todos los colombianos de tener la mayor diversidad de medios de comunicación posible, sin que se favorezca a unos pocos.