Una negligencia más del sistema de ambulancias de Bogotá

Una negligencia más del sistema de ambulancias de Bogotá

"Es inaceptable que tras un accidente una persona espere tirada en la calle más de 1.5 horas, independientemente de si sobrevivió o no"

Por: Jorge Calderón
mayo 08, 2017
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Una negligencia más del sistema de ambulancias de Bogotá
Foto: El Espectador

El hecho se presentó en inmediaciones del parque Mirador de los Nevados (calle 145 con  carrera 87) en la localidad de Suba. Allí, un motociclista permaneció en la vía por más de una hora tras sufrir un accidente contra un poste de alumbrado público. La constante insistencia ante la línea 123, por parte de quienes nos encontrábamos en inmediaciones del lugar, no fue suficiente para que se tratara este caso con celeridad. Ante la mirada impotente de los transeúntes pasaron cerca de 90 minutos sin recibir respuesta alguna de las autoridades distritales de salud. Incluso, un policía que estaba en el sitio sugirió que hiciéramos las cosas al estilo de la "vieja escuela" y que lo subiéramos a un taxi para llevarlo al Hospital de Suba.

Al llamar al 123 captó mi atención la actitud intransigente de los operaradores que me atendieron. Colgaban el teléfono abruptamente tras recibir la dirección de donde había ocurrido el suceso, sin confirmar nada, sin decir si se iba atender el caso, o si la ambulancia ya estaba en camino o no. Tras cada llamada hecha para pedir respuesta, había que empezar el proceso desde cero, repetir una y otra vez los detalles y la dirección del accidente, porque en palabras de ellos "es que a mí hasta ahora me llega ese reporte", como si no quedara un registro de las llamadas realizadas, como si no se llevara un reporte de la emergencias y tampoco fuera posible hacer seguimiento al manejo que se le está dando a una emergencia anunciada previamente. Quizás porque el accidente no ocurrió en una vía principal, no estaba obstaculizando el tráfico o no involucró a otro vehículo, se le restó importancia. Así las cosas, esa sería una pésima forma de evaluar el riesgo en el que se encuentran las víctimas de un accidente.

Tras la larga espera, llegó una ambulancia desde el Hospital Simón Bolívar. La respuesta de los paramédicos fue que la tardanza era responsabilidad del alcalde Peñalosa, que era a él a quien deberíamos hacer el reclamo por haber reducido el número de ambulancias públicas en la ciudad. Puesto en esos términos, el retraso se podría explicar al decir que en ese momento todas las ambulancias públicas disponibles en la ciudad, o al menos en la localidad, estaban ocupadas atendiendo otras emergencias.

Sin embargo, la reducción de ambulancias es un hecho. En mayo de 2016, la Adminstración Distrital quitó 80 ambulancias de la red de emergencias de Bogotá. La Alcadía justificó en su momento la reducción argumentando que estas estaban tratando emergencias que le correspondían a entidades privadas (como aquellas ocurridas en universidades o centros comerciales), así que las ambulancias remanentes tratarían únicamente las emergencias que se den en calles o espacios públicos (como en este caso),  para lo que 132 ambulancias serían suficientes.

No obstante, dudo que en el momento del accidente en cuestión no hubiesen ambulancias disponibles (durante más de una hora, siendo supuestamente de 15 minutos el tiempo promedio de respuesta), así como sospecho que sin la reducción del número de ambulancias en la red del distrito el resultado habría sido el mismo. Creo que es más un problema de comunicación y de logística, de la forma en que se manejan las emergencias desde el Numero Único de Seguridad y Emergencia (NUSE)123, pues su eficacia ya ha quedado en entredicho en anteriores ocasiones. También, una falta de iniciativa por parte de las entidades prestadoras del servicio.

En estos asuntos prima la atención oportuna, y todo el parque automotor de las ambulancias, tanto públicas como privadas (que en Bogotá suman 659) debería estar dispuesto a prestar sus servicios siempre que se trate de una emergencia, sin importar el despacho al que pertenezcan o la afiliación que tenga la persona que van atender. Por otra parte, me parece que el distrito debería financiar un aplicación para teléfonos móviles del servicio de emergencias 123, desde la que se pueda reportar la emergencia y compartir con facilidad la ubicación del suceso.

Si bien en la capital han ocurrido casos peores y con resultados trágicos, es inaceptable que tras un accidente una persona espere tirada en la calle más de 1.5 horas, independientemente de si sobrevivió o no. Es una violación a sus derechos, una falta de respeto con su familia y con los demás ciudadanos.

El canal que dispone el distrito para realizar quejas de esta índole se llama Sistema Distrital de Quejas y Soluciones  y es manejado por el Centro Regulador de Urgencias y Emergencias - CRUE.  Invito a quienes sean testigos de situaciones similares a que utilicen los medios disponibles para denunciar estos incidentes, y a quienes tengan información de mecanismos más eficientes para interponer quejas y reclamos en la prestación de este servicio a que la compartan. Así mismo, son bienvenidas las iniciativas que permitan investigar el funcionamiento de la línea 123, y que contribuyan a mejorar ese servicio. Todos somos potenciales victimas de su ineficiente proceder.

 

 

 

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