A pocos días de elegir al próximo alcalde o alcaldesa de Bogotá y en un punto donde la mayoría ya ha decidido a quién darle su voto según su afinidad con las propuestas o plan de gobierno de su candidato predilecto, no está de más realizar un análisis crítico tanto de la contienda en general como de las estrategias políticas, dialécticas y publicitarias que utilizan premeditadamente cada uno de los aspirantes a ocupar el Palacio Liévano por los próximos cuatro años (Carlos Galán, Claudia López, Hollman Morris y Miguel Uribe). Para empezar, es por lo menos curioso mencionar la escasa participación política en estas votaciones, puesto que desde 1994 cuando quedó como alcalde el ahora senador Antanas Mockus, no se habían visto tan pocos nombres disponibles en el tarjetón electoral; es preciso recordar que hace apenas un semestre se veían en las encuestas los nombres de por lo menos once candidatos y hoy, después de varias renuncias o alianzas entre ellos, tan solo quedan cuatro en disputa.
Otro punto a tener en cuenta es la poca incidencia de los partidos políticos líderes del país en estas elecciones, ya que por ejemplo Miguel Uribe —que cuenta con el apoyo de tres de los cuatro partidos más votados en los pasados comicios legislativos (Partido Conservador, Partido Liberal y Centro Democrático)— y Hollman Morris —que es apoyado por la coalición que logró llevar a su mentor político, Gustavo Petro, a la segunda vuelta de las presidenciales— no han logrado siquiera superar el tercer lugar en las encuestas; mientras que los candidatos que se disputan los primeros puestos aparecen de este modo: en el caso de Galán representado por su propio movimiento político y en el caso de Claudia con el apoyo de dos partidos que históricamente nunca han sido mayoría en el país (aunque sí han tenido una gran relevancia en Bogotá desde su fundación en el 2005) como lo son el Partido Verde y el Polo Democrático Alternativo.
Ahora bien, por el lado de los candidatos, una de las estrategias utilizadas para ganar votantes es la del leitmotiv, en donde el aspirante en cuestión repite una y otra vez una propuesta o característica específica de su campaña que genere recordación y que lo diferencie de sus rivales. En el caso de Carlos Fernando Galán se puede identificar su discurso de “candidato independiente” que utiliza en toda su publicidad y en todos sus debates para venderse como el único que gobernará para la gente y no para los partidos; y aunque es verdad que es el único candidato sin representación de partidos políticos en esta campaña, es también pertinente recordar tanto su militancia por once años en Cambio Radical de donde renunció hace apenas un año, justo después de la derrota de Germán Vargas Lleras en las presidenciales, como su participación en las pasadas elecciones a la alcaldía en la que apoyó de primera mano al ahora alcalde Enrique Peñalosa, sin olvidar también la herencia política que representa su apellido y que de una u otra manera lo ayuda a posicionar su nombre en la opinión pública.
Por su parte, Claudia López más allá de su discurso de “ser la primera mujer alcaldesa de Bogotá” que, aunque la diferencia de sus rivales no establece un punto realmente importante en el debate político, ha recalcado durante toda su campaña ser la única candidata en aprovechar la red férrea de la ciudad para su propuesta del mejoramiento y utilización de los trenes de cercanías o Regiotram. Esta propuesta ha tomado fuerza en su discurso de esta recta final en la que intenta diferenciarse de su principal rival, Carlos Fernando Galán, al que acusa de querer “más TransMilenio y menos metro”. Pero es necesario tener en cuenta que el Regiotram que plantea Claudia no representa ni un 20% del número de pasajeros por día que mueve una línea de metro, lo que significa que, aunque puede ser una medida complementaria al sistema de transporte, no podría por si solo solucionar los problemas de movilidad que enfrenta la ciudad. Claudia también ha recalcado ser la única en extender la segunda línea del metro hasta Suba y Engativá, pero esta segunda línea no podría ejecutarse sino hasta después de terminado su hipotético periodo como alcaldesa.
El leitmotiv del candidato Hollman Morris es sin lugar a duda tanto su discurso de “El Metro elevado es fraudulento, ilegal y corrupto” como su propuesta heredada de Gustavo Petro sobre la construcción del metro subterráneo. Hollman ha utilizado esta propuesta como eje central de su campaña, mencionándolo en todos los debates y prácticamente en todas sus intervenciones. Hay que recordar que en Bogotá actualmente todos los estudios, el presupuesto y la adjudicación del metro están orientados a uno elevado que estipuló Enrique Peñalosa en su alcaldía y Morris nunca ha especificado realmente cuando dinero y tiempo se gastaría de más en realizar el metro subterráneo que, aunque llegó a tener estudios en la alcaldía de Petro, actualmente no cuenta con ningún respaldo. Este eventual metro subterráneo que, independientemente de si es mejor o peor que el elevado, muy difícilmente podría ser entregado durante su gobierno dado el largo y demorado proceso que conllevaría la restructuración de todo lo que se tiene hasta el momento (aunque no se deben ignorar las irregularidades encontradas por la Contraloría en el informe sobre la Empresa Metro de Bogotá que tanto ha recalcado Hollman).
Y finalmente, aquí también tiene cabida el slogan “avancemos” de Miguel Uribe o su frase “construir sobre lo construido” donde intenta venderse como el candidato que llegará a seguir con lo que ya está en marcha sin, de acuerdo con sus palabras “destruir y empezar de cero” como según él lo harán sus rivales. Esta posición política se debe a su participación como secretario de gobierno en la actual alcaldía de Enrique Peñalosa que, aún con su baja popularidad, no le impide apropiarse y mencionar durante toda su campaña los proyectos que ha sacado adelante el distrito en el último periodo; su leitmotiv no es más que una manera elegante y persuasiva de decir que su gobierno será una continuación del gobierno actual. También se podría mencionar en este punto su discurso de ser “el único candidato en contra de la droga” en referencia a su propuesta de prohibir completamente el consumo de droga en el espacio público; propuesta que va en completa concordancia con la cosmovisión de los gremios económicos, políticos y religiosos más conservadores de la ciudad y del país que le han dado su apoyo.
Otra estrategia utilizada por los aspirantes es la de los “apoyos políticos” en donde podemos ver en distintos medios publicitarios a candidatos como Hollman aparecer con Gustavo Petro o Claudia con Sergio Fajardo y Antanas Mockus intentando atraer a los votantes que estos obtuvieron en los sufragios del año pasado. Esta estrategia es muy utilizada en la política y la razón por la que Galán y Miguel no la utilizan con la misma intensidad es porque sus apoyos políticos en Bogotá no solo no les sumarían votos, sino que podría incluso restarles. Para finalizar se debe tener en cuenta que, tal y como se ha visto durante la campaña, las mismas estrategias usadas por los candidatos para sobresalir entre los otros también son usadas constantemente por sus rivales para desprestigiarlos, lo que amerita por parte del elector una visión crítica de la campaña política para no creerse todo lo que dicen los candidatos ni de sí mismos ni de sus contrincantes, puesto que algunas de estas estrategias y descalificaciones no solo no aportan nada al debate político y democrático, sino que deja en un segundo plano las propuestas e ideas.