El miércoles 31 de Agosto, el parlamento de Brasil dio --al igual que el ocurrido con el presidente Zelaya en Honduras en el 2009 o con Fernando Lugo en Paraguay en el 2012-- un golpe de Estado. La prensa apenas notificó la noticia, justificándola y poniendo como cortina la marcha de la oposición en Caracas y prontuarios de corrupción frente a los cuales Dilma no ha sido condenada. Los defensores de la “democracia burguesa” guardaron un conveniente silencio, pese a que la Presidenta Dilma Rousseff fue electa con el apoyo de 54 millones de Brasileros en el 2014. La traición se logró en cabeza del Vicepresidente Michel Temer, hoy sacudido por múltiples escándalos de corrupción y bendecido por el secretario de Estado de EE.UU John Kerry.
No puedo dejar de pensar en aquel 11 de Septiembre de 1973, “cuando el viento agudo de septiembre hizo callar tu voz, tu vida y tu mirada…el tiempo no se muere con tu tiempo… se siente, amanece Allende”.
Pero ahí no comenzó todo, el prontuario guarda las características de una receta de cocina: en 1931 el general Maximiliano Hernandez -quien era el vicepresidente del gobierno elegido en elecciones-, asume como presidente del Salvador posterior a un golpe militar; en el año de 1936 se da inicio a la dictadura familiar de los Somoza en Nicaragua la cual trataron de maquillar en elecciones sucesivas desde 1937; dos años después en República Dominicana el tirano Rafael Leónidas Trujillo hacía lo propio valiéndose en varias oportunidades de gobiernos títeres; en 1948 fue derrocado en Venezuela el presidente y escritor Romulo Gallegos; también por un Golpe militar en 1952 el dictador Fulgencio Batista se hace con la presidencia de Cuba; el de Alfredo Stroessner en Paraguay fue en el año de 1954; ese mismo año el presidente Guatemalteco Jacobo Arbenz fue derrotado también por un levantamiento militar que se financió por la CIA; el golpe liderado por René Barrientos en Bolivia en el año de 1964 o en Brasil en el mismo año donde el presidente Joao Goulart fue destituido posesionándose el mariscal Humberto de Alenca; en Argentina en 1973 el general Videla hacía lo suyo, en el mismo año el entonces presidente de Uruguay(Juan María Bordaberry) propina un golpe de estado que daría origen a la denominada dictadura cívico-militar..
Desde los 60´inició el apoyo por parte de EEUU a organizaciones de mercernarios, primero contra Cuba con el intento de invasión de Bahía Cochinos, luego en los 70-con dineros producto del narcotráfico- financió a los “Contra” para intentar derrotar a el FSLN, luego en los 80´ financió a las organizaciones paramilitares que tenían su radio de acción principal en el magdalena medio(al respecto Maria Teresa Ronderos hace un análisis exhaustivo en su libro “Nuestras guerras recicladas”.
Tanto dolor trae mi recuerdo, que no puedo dejar de reflexionar frente a ese acto que ya se veía venir(y que pretende sacudir a Venezuela, a Ecuador, a Bolivia, a Uruguay, al Salvador, a Nicaragua, a toda América) porque sin lugar a dudas detrás de esto están los intereses de la derecha transnacional; con este nuevo cambio de la geopolítica regional buscaran borrar del mapa todos los gobiernos que enarbolen las ideas progresistas.
Debemos hacer una lectura crítica con respecto a lo que representan en el largo plazo los gobiernos “progresistas” para el Águila que duerme con los ojos abiertos, por algo los EEUU tienen en su haber más de 150 invasiones militares a diferentes países, algunas a sangre y fuego y otra por medio de golpes blandos, y lo hacen sin ningún asomo de vergüenza. En Panamá por ejemplo hicieron uso de su lacayo Manuel Noriega pero cuando el monstruo se les empezó a salir de las manos (tal cual como con Osama Bin Laden, como con los Talibanes y lo que está sucediendo actualmente con el Estado Islámico) decidieron invadir la ciudad de Panamá en Diciembre de 1989 y derrocarlo.
Olvidan los gringos lo que alguna vez sentenció el general de los hombres Libres, Augusto César Sandino, “Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte: y si morimos nuestra causa seguirá viviendo, otros la seguirán”
Por eso se hace necesario dar las mil batallas contra el olvido, aquel olvido que busca borrar nuestras esperanzas, que busca inseminarnos sueños ajenos para tenernos dominados bajo los tentáculos explotadores del imperio. Por eso debemos entender que sin un avance claro en las transformaciones de la estructura del estado cualquier intento de gobierno, por más mote de “progresismo” que se le ponga encima, terminará por ser derrocado. Es necesario educar a las masas para que construyan una conciencia política “para sí”, para que sean ellas las que profundicen los cambios políticos necesarios para superar el capitalismo. No olvidemos que las reglas jurídicas-ideológicas de la democracia burguesa están hechas para validar la existencia de la explotación del hombre por el hombre.
Toda política de alianzas con los sectores de la burguesía, lleva consigo la espada de Damocles en el corazón, motivo suficiente para no cerrar los ojos en ningún momento. Lo anterior se sustenta en las enseñanzas de la lucha de clases, toda vez que en la correspondiente lucha de contrarios una de las partes tenderá a superar a la otra, a sobreponerse; la historia de la humanidad no ha sido otra que la historia de la lucha de clases, y de forma concreta lo podemos corroborar no sólo con lo acaecido en Brasil(aunque se debe caracterizar el gobierno de Brasil como un gobierno reformista, es decir ni siquiera era un gobierno revolucionario)sino con las historias siempre repetitivas de nuestra américa, de golpes tras golpes, donde como lo sentencio el libertador Bolívar: “Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la Libertad”.