No puedo dejar de pensar, de preocuparme... Me preocupan enormemente los sucesos de hoy, el ataque a las personas en el punto de bloqueo de la portada al mar.
Me preocupa que se haya implementado un plan sistemático de despeje de los puntos de bloqueo, mediante medidas de ajusticiamiento sumario, de muerte anticipada, de asesinato.
Me preocupa que sea una práctica que es ordenada por mandos superiores, como lo deja entrever el vocero de la Policía en el reporte de Noticias Caracol. Lo llamó "operativo de inteligencia, preparado y perpetrado por la policía, en respuesta a un llamado de auxilio ciudadano".
Me preocupa que quede en la impunidad y pase como una noticia más, mediante la distorsión y acomodo de las versiones, que los noticieros afines al gobierno realizan, ocultando la verdad, en complicidad informativa sobre las tenebrosas acciones vividas hoy.
Me preocupa que sea insuficiente el esfuerzo de las organizaciones que participan del paro y que tienen lugar en el comité local de paro, en apoyar y generar condiciones para proteger la vida y los derechos de los manifestantes en los puntos de bloqueo.
Me preocupa que no sea suficiente la respuesta de la comunidad donde son oriundos y viven los que participan del bloqueo, para protegerlos y rodearlos de escudos de confianza y respaldo.
Me preocupa la vida de todos estos jóvenes allí expuestos a las balas asesinas, porque en Colombia no se respeta el derecho a la protesta.
Me preocupa que puedan quedar solos sosteniendo el paro, al bajar la atención y presencia de las organizaciones y organizadores del paro, bajo la expectativa y espera de una conversación prometida, pero que aún no se cumple.
Mientras tanto, la muerte se confabula en los cuarteles; en los conocidos lugares de operación del paramilitarismo urbano, donde se activa esa "pelona" dirigida, que, tramada en uso de razón, con la razón de un plan macabro y la inteligencia convocada, estira su hoz cegando vidas, sueños, trabajo, familia, amigos.
Me preocupa el homicida sensato y en sus cabales, convencido de que al frente de su cañón tiene un enemigo, que tiene igual valor que la bala; busque efectivamente sembrarla en el lugar mortal del cuerpo del otro y de paso, corregir de una vez y para siempre, su actuar y pensar diferente.
Me preocupa toda la vida por la muerte que provoca la ignorancia, pero más me preocupa la mortal indiferencia.