¿Una locura de fiesta? Nada justifica una violación

¿Una locura de fiesta? Nada justifica una violación

Por: Alejandro Cortés Arbeláez
enero 10, 2014
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¿Una locura de fiesta? Nada justifica una violación

Ayer jueves 9 de enero nos enteramos a través de diferentes medios de comunicación sobre la difusión de un video en el que unos jóvenes, entre burlas y carcajadas, aparentemente violan a una mujer inconsciente. Digo aparentemente porque en este momento se están adelantando investigaciones sobre estos hechos y, según declaraciones de las autoridades, hay que esperar a que estas avancen para determinar la veracidad de los mismos. Debido a que no me quiero ir en contra del principio de presunción de inocencia, no voy a entrar a afirmar si la violación tuvo lugar o no.

El punto es que este episodio, desde donde se le mire, es execrable y merece una fuerte manifestación de rechazo social. Y con este escrito quiero contribuir a generar un sentimiento de rechazo colectivo ante lo que, para algunos, podría volverse una simple noticia sin relevancia, con el fin de que la sociedad tome conciencia de que debemos repudiar abiertamente este tipo de sucesos inaceptables.

Si el video es veraz, entonces lo que ocurrió es sumamente cruel. Según lo expuesto en la prensa, en él puede verse como los hombres se burlan de su víctima: uno de ellos dice que le quiere “dar huevo”, otro que le “dé un beso”, se ríen, y rematan cuando otro de ellos le indica a su amigo lo siguiente: "Quítese la camisa pa' que se vea más Rambo”. Asumo que esa actitud es porque se sienten muy “machitos”, pero lo pongo en duda: a mí eso no me parece de “machos”, ni de “varones”, según los significados que tradicionalmente se le dan a esas expresiones, en los que, por lo menos en parte, se asume que un “macho” o en varón” es valiente. A mí estos personajes me parecen todo lo contrario: unos cobardes, unos acomplejados que, en aras de ocultar sus torcidas debilidades emocionales, son capaces de herir gravemente a una persona y, encima, grabarlo en video y presumir de ello.
Como si lo anterior no fuera suficiente, suben el video a Facebook, y uno de los implicados en este hecho atroz, uno de estos “machitos”, reta al mundo: “yo soy el que habla en el video y el que lo gravo algun problema” (sic). Sí, algún problema, yo tengo un problema: me parece que una acción así es inaceptable y merece un rechazo absoluto. No debemos callar, esto no es un problema exclusivo de la víctima, los victimarios y las autoridades, por el contrario, es algo que concierne a la sociedad colombiana entera que, en mi opinión, a veces contribuye a que hechos así sean vistos como aceptables, al quedarse en silencio e indiferente ante monstruosidades como esta.

Este escrito no trata del tema de la impunidad penal, sino de la impunidad social. Dejemos que las autoridades competentes adelanten las investigaciones correspondientes y determinen el rumbo de acción a seguir. Pero rechacemos, como sociedad decente, este lamentable episodio. Que nadie se ría, que nadie se burle, que nadie diga que tal vez la víctima “dio papaya”, que nadie diga que fue un error de juventud, y por favor, que nadie acepte como excusa lo que dijo uno de los implicados: “fue una locura de fiesta y ya, ahí no pasó nada, eso ya se cuadró”. No, un NO rotundo. Una locura de fiesta es vomitarse en la cama de los dueños de la casa o caerse sobre una mesa y romperla. Una violación no es, por ningún motivo, “una locura de fiesta”, sino un hecho atroz que merece toda, absolutamente toda, nuestra reprobación social.

Ahora bien, si el video resulta siendo falso, todo esto sigue siendo muy grave. Como señala el editorial de hoy del el diario El Espectador: “Las autoridades investigan en este momento la autenticidad del video. ¿Es veraz?, preguntan algunos. No importa. Así fuera falso su contenido, el mensaje, para una sociedad machista como esta, es terrible: es justificar que un hombre puede disponer sobre el cuerpo y la vida de una mujer. Y no”.
Y no, no puede, y punto.

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