Estaba en la cima. Tenía 29 años y era uno de los reyes de Hollywood. Era 1993 y acababa de hacer su primer mega éxito de taquilla, Speed, al lado de Sandra Bullock. Su joven rostro, ya reconocido en el universo underground de Hollywood, se volvía masivo con una película que llegó a recaudar 150 millones de dólares. Así que se van a la discoteca Viper Room que tenía Johnny Depp en Nueva York. Su mejor amigo, River Phoenix, había demostrado en películas como Stand by me o My own private Ohio que era la gran estrella ascendente de Hollywood y tenía una banda de rock que se presentaba en ese lugar. Horas antes del evento, se da unos toques de heroína, cocaína y Valium. Nada mejor que un chute para aniquilar los fantasmas. Empieza a sentirse mal, se desploma frente al local y luego muere antes de que llegue la ambulancia. Keanu sintió esta partida como un mazazo, pero no era la primera vez que perdía a alguien de sus afectos.
A los tres años tuvo que ver cómo su papá abandonaba a su mamá para siempre. Con el tiempo, se daría cuenta que, aunque no tener un padre era difícil, era peor sufrir la angustia de saber que su madre era torturada física y sicológicamente por un abusador patológico. Lo último que supo de su papá es que estaba preso en Hawái por vender heroína. La pasión por el cine le surgió justamente porque su mamá era una reconocida diseñadora de vestuario.
El tiempo lo fue consolidando como una estrella y lo que terminó de convertirlo en una súper figura de Hollywood fue su papel en Matrix. Por Dios, en 1999 era el hombre más sexy y famoso del planeta. El que iba a ser un año pletórico, terminó sumiéndolo en un pozo depresivo por culpa del dolor. En esa época se enamoró de la asistente de uno de sus héroes, el eminente director David Lynch. Ella se llamaba Jennifer Syme. Con ella, después de un año de relación, tuvo una hija a la que bautizaron Ava Archer Reeves. Una mañana, cuando tenía apenas ocho meses de nacida, amaneció muerta.
Los dolores se encadenan en la vida de Reeves. La pareja se estaba reponiendo de la tragedia más terrorífica cuando, año y medio después, los invitan a una fiesta en la casa de Marilyn Manson, sumo sacerdote de la iglesia de Anton Lavey, máximo representante del satanismo en la tierra. Keanu decide no ir y Jennifer asiste sola, se toma unos tragos y regresa en la madrugada a su casa. Entonces su auto colisiona con otro, ella sale despedida por el parabrisas y muere en el acto. La vida a Keanu le daba, pero también le quitaba.
La mala racha no terminó ahí. Keanu tuvo que sufrir la enfermedad de Kim, su hermana menor. Una leucemia que amenazaba con devorarla. Diez años se prolongó la batalla que logró controlar y vencer.
Esos golpes han transformado a nuestro Keanu en una especie de ángel. Es conocido mundialmente no sólo por los golpes de John Wick sino por su sencillez. Usa casi siempre la misma ropa y no le preocupa ayudar a sus asistentes en las películas como si no fuera la más grande estrella del cine de este siglo, sino como si fuera un aprendiz. Por eso te amamos tanto Keanu Reeves.