El drama del alquiler de vientres y sus diversas aristas bioéticas es el tema del que trata la última obra de la dramaturga colombiana Rocío Blanco Ruíz, fundadora de Dazbog Art Produccionesm y la directora española-catalana Ariadna Martí, de Associaciò Projecte Vaca. Dos creadoras escénicas comprometidas con la reflexión sobre las problemáticas de la desigualdad y lo femenino. Este proyecto titulado Se alquila vientre de mar feliz fue merecedor a un premio Iberescena 2019, un reconocido programa de cooperación iberoamericana para las artes escénicas que posibilita el financiamiento a la creación entre artistas destacados de los 14 países que lo integran. También ha recibido un apoyo a la gestión por el Programa Chebec para la circulación de producciones escénicas de creadores del Mediterráneo.
El fruto de esta coproducción internacional saldrá a la luz durante la celebración de los 20 años de Associaciò Projecte Vaca, entidad que impulsa el trabajo de las mujeres creadoras escénicas, en su festival Novembre Vaca en Barcelona en este 2019 y prevé ya una larga gira por diversos festivales en Europa.
En clave de circo contemporáneo y un lenguaje híbrido entre el videoarte y el teatro multimedia, este espectáculo de gran formato tratará con humor negro y alto impacto visual un tema que merece una profunda reflexión sobre las dinámicas crecientes que se están dando en la realidad mundial con respecto a la mercantilización del deseo de ser padres y la intervención de la ciencia, en este método del “alquiler de vientres”, del que se valen muchas mujeres empobrecidas como medio de subsistencia y del que aún hay un entorno legal y bioético muy confuso. Altísimas sumas de dinero se están moviendo en este submundo, en el que unos padres de Estados Unidos o Europa por ejemplo, pueden llegar a pagar de 26.000 a 240.000 euros, con el beneficio de muchas personas entre medio que no alojan 9 meses ningún bebé.
Países como España han visto reducir el nivel de adopciones en un 60 % por la alta demanda actual de este nuevo método, en el que muchas parejas gais o heterosexuales con problemas de fertilidad, acuden por una cantidad nada despreciable de dinero a este servicio, prestado generalmente por mujeres inmigrantes, o del sur del hemisferio. En países como India, las “granjas” de mujeres son una triste realidad, aunque ahora tratan de revertir esto por las brutales consecuencias para la salud física y mental de las mujeres que accedieron a trabajar de esta manera.
El tema llegó a la vida de esta dramaturga por el destino. “Antes de ser madre, y de perder mi útero por una cesárea a la que fui forzada, no me había formado una idea al respecto de esto, pero al empezar a investigar, entendí que hay una lógica perversa aprovechada por intermediarios, al interior de este mecanismo que solo satisface una sociedad de consumo que se aprovecha del deseo de ser padres, en el que muchas reflexiones son sencillamente silenciadas” dice Rocío Blanco.
En los últimos años Colombia se ha convertido en uno de los países apetecidos para este fin, puesto que no hay una normatividad clara y sí mucha necesidad económica. Se dice que una mujer puede llegar a prestarse para esto por escasos 5 millones, mientras notarios, y otros intermediarios pueden llegar a ganar hasta 100 millones de pesos por sus maniobras para sacar a estos bebés del país. Sin embargo, la vía legal tampoco garantiza nada. En algunos casos si un bebé viene con problemas congénitos pueden dejarlo abandonado con la mujer empobrecida que se ofreció como vientre, o si se retracta en el camino, no tiene ningún derecho sobre la vida que alojó, sea o no de sus óvulos. Muchos tiburones de la industria de la fertilidad abogan por crear leyes que solo benefician su creciente negocio, mientras se crean distractores hacia la reflexión profunda que estas prácticas deberían despertar en la sociedad.
“Temas como estos se traen al mundo del arte para propiciar una reflexión profunda y un despertar de conciencia, que muchas veces la ficción facilita, es por ello que es importante hacer circular esta obra en nuestro país. Estamos en este momento haciendo el trabajo de gestión necesario para poder estrenar también en Colombia” afirma Rocío Blanco.
Dentro de las perspectivas que tiene la construcción de esta obra teatral se prevé incluir testimonios y reflexiones de mujeres que han pasado por esta situación, por ello se invita a quienes anónimamente quieran aportar a esta investigación dramatúrgica a escribir a [email protected]