En octubre de 2019 nos juntamos tres amigos ambientalistas a compartir este espacio de opinión que generosamente nos brindó Las2Orillas: Andrés Gómez, Héctor Herrera y yo. Cada dos semanas, alguno de nosotros ha publicado una columna sobre temas ambientales. La de hoy es nuestra columna de despedida.
Para nosotros fue un gusto ser un equipo y compartir este espacio con tanto cariño y admiración mutua. Antes de publicarla, leíamos y comentábamos la columna entre nosotros y nos enriquecíamos de nuestros puntos de vista. Andrés es ingeniero de petróleos, tiene una maestría en Escrituras Creativas y hoy es integrante del equipo de Censat Agua Viva, en donde trabaja intensamente en temas de transición energética. Andrés es un apasionado por la relación entre la producción y el uso de energía con todos los aspectos importantes de nuestra vida: la comida, el patriarcado, la política y la crisis climática y civilizatoria, entre otras. Héctor es abogado con maestría en políticas públicas y hoy está terminando su doctorado en Amberes, Bélgica, sobre bonos verdes. Durante el tiempo que hemos estado escribiendo esta columna, Héctor se volvió experto en comprender estos mecanismos financieros desde una perspectiva de justicia ambiental, racial y climática. Yo también estudié derecho, luego una maestría en biodiversidad y siempre he trabajado por la defensa de los derechos ambientales y de los movimientos sociales que los reivindican.
Andrés, Héctor y yo, además de la columna, durante todo este tiempo trabajamos en otros maravillosos proyectos juntos. Por ejemplo, somos coautores con otros autores del libro La prohibición del fracking como un asunto de política pública, tal vez el primer documento en Colombia que abordó el fracking desde una perspectiva múltiple, no solo técnica y económica, sino también política y con enfoque de construcción de paz, al que le siguió el libro La inviabilidad del fracking frente a los retos del Siglo XXI”. Andrés y yo, con el equipo de NN y la Fundación Heinrich Böll creamos La Baraja Solar, un juego de cartas para explorar la relación con la energía. También publicamos cuentos para el libro Huellas de la energía que explora desde la literatura nuestras relaciones con la energía. Los tres, además, hemos sido muy activos en la Alianza Colombia Libre de Fracking y en otros movimientos de defensa de derechos ambientales en contra del extractivismo y su verticalidad.
Durante estos cuatro años, disfrutamos mucho este espacio de reflexión y de encuentro. Escribir una columna es una oportunidad para resumir en un texto corto ideas que hemos ido estructurando en nuestros espacios de trabajo, y presentarlas de una manera rigurosa y amena a un público más amplio. Nuestras columnas tienen un excelente material sobre crisis climática, la necesidad de dejar los combustibles fósiles en el subsuelo, fracking, transición energética justa y finanzas verdes, siempre vinculadas con algún asunto coyuntural, pero con análisis más generales que no pierden validez y, por eso, invitamos a releerlas o consultarlas. En algunos momentos, también nos dimos licencia para escribir sobre temas más cercanos a nuestro corazón, como cuando Héctor exaltó al Río San Francisco en Bogotá o yo sobre la dolorosa vulnerabilidad de la Amazonia en Colombia. En la pandemia, también nos permitimos compartir reflexiones más cotidianas: Andrés escribió sobre cultivar un huerto o alguna actividad que nos brinde sosiego, pero también autonomía en tiempos de crisis y yo sobre el descubrimiento del silencio en el encierro. La columna nos acompañó en momentos difíciles. Fue un espacio de recogimiento y de compañía. Aquí pude rendirle varios homenajes a mi mamá cuando murió.
En este momento, cada uno está concentrado en algunos proyectos personales, pero estamos seguros de que volveremos a crear cosas juntos y a seguir publicando en el futuro. Queremos agradecerle mucho al equipo de Las2Orillas habernos acogida con tanta apertura y generosidad, especialmente a Elisa Pastrana, quien recibía nuestras columnas, les buscaba una foto linda y la subtitulaba siempre con mucha pertinencia y cariño; y a María Elvira, la directora, que no dudó ni un segundo en ofrecernos este espacio cuando le pregunté si podíamos escribir. Por supuesto, también un agradecimiento especial a todos nuestros lectores. Esperamos haber nutrido discusiones y, ojalá, generado algunas nuevas preguntas.
Con cariño,
Héctor, Andrés y Natalia