Cuando se habla de información e intimidad pareciera que lo único que relaciona a esas palabras es la ‘I’ al comienzo de ellas. Pero llevadas al mundo de las TIC se vislumbran más cosas que las relacionan, seguramente una de las principales sea que muchas personas (sobre todo los trabajadores en medios de comunicación) no respetan la meticulosa línea que hay entre estas para marcar una diferencia.
Con desdén he observado cómo en medios de comunicación, especialmente en los digitales, es cada vez más común que difundan contenidos que se inmiscuyen en las intimidades de cada persona. Basta con compartir fotos sin autorización para fallarle a su ética como profesional, irrespetar a la sociedad y estar cometiendo un acto ilícito.
Y aunque esta opinión esté encaminada a analizar a los medios de comunicación, no puedo dejar de lado a los consumidores porque ellos también tienen parte de responsabilidad en estas situaciones, como le sucedió al creador de contenido ‘La Liendra’ de quien compartieron un vídeo sexual que rápidamente se viralizó. Esas actitudes solo despiertan la malicia, el morbo y el irrespeto de quienes se consideran jueces de lo que otros hacen en su vida personal.
Pero volviendo al rol de los medios de comunicación, aunque en el libro ‘Ética del comunicador social’ se menciona que la ética es subjetiva, es necesario que estos profesionales sean conscientes de en qué medida están teniendo injerencia en el derecho a la intimidad disfrazándose de buscadores de información.
Y recuerden que en la Declaración Universal de los Derechos Humanos está dicho: "Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio, o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación…".