¿Le aterra la cifra? ¡A mí también! Y no es para menos. Es que, según Isabel Cuadros, siquiatra y directora de la Fundación Afecto, uno de cada veinte hombres y una de cada tres mil trescientas mujeres son abusadores sexuales. Podríamos decir que los niños están rodeados y la sociedad está plagada de estos monstruos.
Entrevisté a la doctora Cuadros este fin de semana, una mujer muy seria que ha dedicado su vida a minimizar el abuso infantil y la violencia de género, a propósito del cierre del Mes del Niño, como es reconocido abril.
Si aterrizamos sus cifras, solo con los 641 493 niños(as) que nacieron en 2017 en nuestro país, según el Dane, los resultados en materia de esta terrible vulneración serán una espantosa realidad:
—La siquiatra dice que uno de cada seis niños es abusado sexualmente en Colombia. Entonces, de 329 780 niños nacidos en 2016; cerca de 55 000l serán abusados, ¡casi el 17 %!
—Agrega que también una de cada cuatro niñas es agredida sexualmente, lo que significaría que de las 311 631 niñas nacidas en 2016, cerca de 78 000 serán abusadas, ¡el 25 %!
Es decir, que de esos 641 493 niños, cerca de 133 000 sufrirán el flagelo, ¡el 21 %! ¡La quinta parte!
De 641 493 niños y niñas nacidos en 2017,
cerca de 133 000 sufrirán el flagelo,
¡el 21 %! ¡La quinta parte!
Piensen ahora que habrá 133 000 Yulianas Samboní, entre niños y niñas, con daños tan grandes como la muerte misma; a quienes sobreviven y conviven con nosotros en sociedad, los matan en vida estos degenerados.
El sobrecogedor boletín de violencia contra niños, niñas y adolescentes en Colombia, de Medicina Legal, en su capítulo “Lesiones no fatales”, dice que: “La violencia sexual, la violencia interpersonal y la violencia intrafamiliar, son los principales contextos en los que se presentan lesiones de carácter no fatal en niños, niñas y adolescentes. En consonancia, a continuación, se exponen los casos conocidos por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses durante el año 2016 y el primer semestre del año 2017”. Les dejo este link para que se enteren de la horrible y triste realidad de los niños de nuestro país
¿Y qué tiene que cambiar? Para Isabel Cuadros lo primero que hay que hacer es “quitarse las gafas rosadas que nos hacen creer que todos los seres humanos son buenos”. Reitera que si uno de cada 20 hombres es un abusador sexual y una de cada tres mil trescientas mujeres lo son, usted conoce al abusador sexual, pero no es fácil detectarlo. ¿Por qué? Porque no hemos aprendido ni enseñado a nuestros niños hasta dónde llegan los vínculos afectivos y menos aún son supervisados como se debiera. Además, porque los rasgos sádicos o los sociópatas se esconden muy bien.
Como ven, la probabilidad de que sus hijos sean abusados sexualmente o de cualquier manera es altísima. Es una realidad que padres, profesores y las personas que protegen los niños deben enfrentar; es una realidad con la que hay que lidiar. Los niños jamás deben estar solos con un adulto; mínimo debe haber dos niños y un adulto o viceversa; tres personas. Los niños tienen que tener supervisión. Partamos, solo como un ejemplo, de que mandarlo a la tienda solito es un riesgo, porque el tendero le puede decir “ven te doy un dulce” y lo toca. En una diligencia que parece simple, sencilla, su hijo puede ser agredido. Pero hay que meter en el panorama a todo el mundo: Papá, mamá, abuelitos, nanas, hermanos, primos, tíos, vecinos, amigos de la casa… A todo el mundo, sin dudarlo un momento.
“El niño debe saber desde muy pequeño que el abuso sexual existe, pero debemos estar pendientes de quién tiene acceso al niño; nunca dejar adolescentes al cuidado de niños pequeños. Es decir, mucha supervisión y conocimiento del cuidador”, asevera la siquiatra y agrega que “como estamos en un Estado manicurista, donde todo es con las uñas, no se hacen buenas evaluaciones. Los investigadores hoy en día dicen que la madre adoctrinó al niño y no investigan. Es grave, porque es de manejo médico y no solo de comisarías de familia y juzgados, donde se atreven a decir que la madre lo adoctrinó y no aceptan que los mismos padres son quienes los están violentando. Esto basado en el Síndrome de Alienación Parental (SAP), que es la defensa organizada del abuso sexual inventado por el gringo Richard Gardner. “En un juzgado no se pueden emitir conceptos médicos” asegura Isabel Cuadros.
También hay que agregar que, según nuestra consultada, la vida de los niños ahora es mejor que antes porque hay leyes que los protegen; la Convención de Derechos de los Niños, por ejemplo. Pero enfatiza en que “solo denunciar no está cambiando la situación de los niños. La Fiscalía está inundada de casos, así que más bien hay que hacer cosas distintas de las que estamos haciendo; articular la protección, la salud física y mental, y la justicia. La pena de muerte o la cadena perpetua solo atemorizan a algunos, pero hay que mejorar la protección, el apoyo terapéutico a los niños que han sido maltratados para no perpetuar la violencia”.
Cómo me gusta este último punto, porque supe por un colega una definición que me encantó: que nos estamos volviendo un país de “peregrinación social”, marchas sin sentido, sin contundencia, sin compromisos. Es, para mi gusto, una maravillosa frase de Sandra Devia, comunicadora y politóloga, directora de Gobierno y Democracia del Ministerio del Interior.
Que la marcha en el pueblito fulano,
que los pañuelos blancos en la ciudad sultana,
que hasta quitarse la foto del perfil de Facebook…
Que la marcha en el pueblito fulano, que los pañuelos blancos en la ciudad sultana, que hasta quitarse la foto del perfil de Facebook o de todas las redes sociales… Con todo respeto por quienes lo hicieron, pero ¿y qué? ¿Qué lograron? ¿Cuáles son los acuerdos y cuáles los compromisos? ¿Qué quedó hoy de eso?...
¿Que se registró en los medios? Sí. ¿Que una gran mayoría participó? Sí ¿Que todos lo hicieron convencidos de lo horrible que es la realidad y con ganas de que su acción conduzca a algo? Sí… ¿Y? ¿En qué avanzamos? ¿Qué va a pasar a partir de ahí?... ¡NADA!... Nada si no nos concientizamos de que cada minuto es de acciones para nuestras generaciones futuras; nada si no comenzamos por hacernos cargo sin descuido, sin descanso, de la supervisión y protección de nuestros hijos y de los niños cercanos.
¡Hasta el próximo miércoles!