El pasado 22 de julio, Mike Pompeo, secretario de Estado de EE. UU., invitó a las naciones del mundo a rechazar al partido comunista chino y crear una coalición que se encargue del asunto. Ahora bien, ante la catástrofe sanitaria mundial que ha provocado la COVID-19 o virus chino, resulta a todas luces lógico que cualquier país sea potencia o no, que ha sido víctima de la irresponsabilidad del régimen chino, tome las medidas pertinentes e invite a hacer lo mismo a otros, sabiendo quién es el culpable de las aflicciones que sufre la tierra en estos momentos. Por lo tanto sería muy masoquista de parte de los gobiernos no tomar medidas en contra de quien permitió la propagación de la peste por el planeta.
El “imperio”, que llaman los mamertos, es el que ha tenido el mayor número de víctimas por la pandemia, lo que significa que tiene todo el derecho a recurrir a instrumentos que le permitan sancionar a Pekín... de la misma forma deberían actuar en consecuencia en contra del gobierno del país asiático otras naciones, puesto que el régimen chino de manera cínica no se ha disculpado con la humanidad y mucho menos ha dado una explicación satisfactoria; claro que eso es parte de doctrina marxista, en donde los sufrimientos de los seres humanos no le importan a las dictaduras comunistas.
Desde que surgió la COVID-19, hemos escrito columnas señalando al partido comunista chino como el único responsable, criticando la mansedumbre de algunos gobiernos, al no tener una posición enhiesta en contra del verdugo; en razón de lo cual Colombia también debería tomar medidas ante el culpable de la calamidad, pues en uno de nuestros escritos hicimos un llamado para no comerciar más con China, en vista de que la balanza comercial es deficitaria en cerca de 6.000 millones de dólares anuales, lo que no justifica esas relaciones. Pero eso no es todo, además hay que cancelar los contratos de obras que se tienen con empresas chinas, comenzando por el Metro de Bogotá, eso sí sería un acto de dignidad frente a quien le traído tantos sufrimientos a la población colombiana.
Estados Unidos hace poco ha tomado medidas en contra de China y ha sancionado a 11 empresas que están implicadas en la violación de los derechos humanos en la región noroccidental de Xinjiang, de mayoría musulmana, acusando al partido comunista de detenciones masivas, trabajos forzados y otros abusos en contra de los habitantes de esa región; a lo que hay que agregar el cierre del consulado de China en Houston, que fue el primero que estableció en 1979 el gobierno comunista en EE. UU., ello a consecuencia de que la Casa Blanca acusó a dos piratas informáticos chinos de intentar robar a empresas estadounidenses secretos sobre la vacuna contra el coronavirus, lo que trajo como consecuencia el cierre del consulado, dando 72 horas para abandonarlo.
Siempre hay que recalcar que el partido comunista chino no solamente ha actuado en contra de sus trabajadores, sino que también ha sido victimario de millones en el resto del mundo, en países que han tenido que cerrar empresas por la competencia desleal que implementó la nomenclatura de china al superexplotar a sus obreros, fortaleciendo al neoliberalismo y provocando la flexibilización laboral en varias naciones; o sea que ese partido comunista no solo es liberticida, sino que además es causante de una nueva esclavitud asalariada, por el esquema laboral que creó el régimen marxista leninista, con lo que se demuestra que la camarilla de China es enemiga de los trabajadores del mundo en especial, amén de ser enemiga de toda la humanidad por lo de la COVID-19.
Así como EE. UU. ha materializado sanciones a China, otros países, de acuerdo a sus condiciones y peculiaridades, deberían mostrar su hidalguía, para no tener relaciones comerciales con esa nación, dado que el ventajismo chino es notorio, perjudicando esencialmente a las naciones pobres que le empeñan sus recursos naturales con tratados económicos, por esa razón Colombia tiene que fortalecer la producción nacional, creciendo hacia adentro y estimulando el consumo, olvidándose de un intercambio con China que le resulta perjudicial.
La coalición que propone el secretario de Estado de EE. UU. en contra del partido comunista chino debe de ser una cruzada permanente que permita a muchos pueblos embelesados por el consumismo proveniente de China superar esa superchería y pensar en fortalecer sus respectivos aparatos productivos para no depender de unas mercaderías, que le han traidor demasiadas desgracias a la especie humana.
Con la pandemia de la plaga china queda nuevamente demostrada la hipocresía de la mamertería (marxista), en donde no se les escucha una palabra de rechazo al culpable de la calamidad. Sin embargo, si el origen y la propagación del mal hubiera sido desde EE. UU. no nos imaginamos los gritos desaforados de toda esa fauna comunista.