No se necesita tener antenitas de marciano. Han venido juntándose demasiadas y muy significativas actuaciones en este país para afirmar que están solo unidas por la casualidad y la coincidencia. Basta con tener buena memoria, saber leer las noticias y tener una aguja capotera y un hilo perverso para que la carpeta quede tejida y se vuelva en peligrosamente atractiva. Para nadie es un secreto que los Gilinski patrocinaron en mayor o mediana medida las campañas electorales de Gustavo Petro. La representación de este grupo empresarial, es verdad sabida, la ejerció el inteligente abogado Alex Vernot. Para muchos, todavía, resulta inexplicable que con la habilidad para los negocios de los Gilinski al quedarse con la propiedad de la revista Semana no solo voltearon el perfil ideológico de la publicación sino que la convirtieron en un bastión en defensa de Uribe y el gobierno de Duque. Pero la felicidad de los uribistas y la envidia de la rosquita bogotana que la manejaba les hizo olvidar que quien se volvió uribista era el mismo que había ayudado económicamente a ser alcalde de Bogotá a Petro. Ahora que Petro encabeza las encuestas presidenciales, nadie junta el hilo con la aguja aunque algunos patriotas han estado pensando que la historia se repite y que Petro y Uribe harán lo mismo que Laureano y Lleras Camargo y firmaran, bajo la tutela de Vicky Dávila, el gran pacto para sacar el país adelante.
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La felicidad de los uribistas y la envidia de la rosquita bogotana de Semana hizo olvidar que quien se volvió uribista era quien había ayudado económicamente a ser alcalde de Bogotá a Petro
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Pero cuando ven que el presidente Duque va en la primera semana de noviembre a entrevistarse en Dubai con el príncipe heredero de Abu Dhabi, Bin Zayeb y cinco días después los Gilinski anuncian la OPA para quedarse con Nutresa, apoyados en la plata del banco de la familia real de Zayeb, el tejido va tomando formas diferentes y se presta para interpretaciones funambulescas. Y si e1so se completa con la llegada extraditado de Carlos Mattos, el que presuntamente había enredado al inteligente Alex Vernot en un lio judicial cada vez más desvirtuado, la visual desde un dron o con lupa de la carpeta que ha resultado tiene que hacer pensar hasta al más astuto de los antioqueños y llevarlos a murmurar, o a imaginar, que lo de Nutresa no es independiente del viaje del presidente a Arabia, y que lo de los Gilinski volviendo uribista a pero siguiendo con su apoyo tras bambalinas a Petro , tampoco que lo es. Cabe la posibilidad, eso sí, que de pronto soy un mal pensado y que la realidad es muy distinta y todo son puras coincidencias y casualidades.