Durante este arrasador huracán de temor que sopla por el mundo debido al COVID-19, los habitantes del planeta hemos descubierto que el pensamiento y los decires de la gente llevan en su contenido rasgos de humor que han estado allí esperando por el momento propicio para lanzarlos.
Una de las formas de expresar el humor es por medio de eso que denominan “filosofía popular”. Reflexiones en ocasiones más certeras que las más sesudas elucubraciones de los pensadores de oficio que se trasmiten en apuntes de humor, ráfagas de palabras o de imágenes que producen una sonrisa o una reflexión.
Las redes sociales se han desbordado con memes y mensajes que increpan a los gobernantes, que se burlan del virus, que reclaman los cambios hacia la naturaleza, que cuestionan el manejo económico, que perfilan el aislamiento que nos ha tocado asumir en la esperanza de salir vivos de esta borrasca que nos tiene anclados en nuestras viviendas, para no contagiarnos del COVID-19 o para no contagiar a los demás, pues hoy nos miramos con recelo unos a otros.
Lo cierto es que lo único que no decae es el ingenio humano para contrarrestar la realidad con pinceladas de humor que rescatan una sonrisa en medio del miedo que nos invade a todos.
Y es que el humor es como una ventana de escape por la que miramos por momentos en busca del sonido de una carcajada que exorcice la realidad que nos circunda para tratar de contagiar la esperanza, porque como señalan los estudios, “reír nos da sensación de poder sobre lo que nos amenaza”.
El ejercicio de reír parecería incongruente en medio de tanto temor, pero es que el hombre, desde las cavernas hasta hoy, sabe que la risa producida por el humor que no ofende, es otra forma de protección contra la adversidad.
Seguimos luchando para sobrevivir, así sea llevando por delante el escudo de una carcajada.