El mundo periférico no alienado celebra la respuesta de la República Islámica de Irán frente a las acciones terroristas de los EE. UU. atacando las bases militares de Estados Unidos en Irak. El pueblo persa demostró que no tiene miedo ni al terrorismo del imperio, ni al sionismo, y dio una bofetada al “Gran Satán”.
El asesinato del general Qasem Soleimani, ordenado por Donald Trump, generó una ola de indignación en el pueblo iraní. La República Islámica respondió con decenas de misiles contra dos bases militares en Irak, causando varias bajas y destruyendo infraestructura militar estadounidense. ¿Por qué Donald Trump y los halcones neoconservadores no atacaron a Irán? La República Islámica tiene muchas formas de responder y dejar en jaque el gran poderío militar estadounidense. Irán desde sus opciones puede llamar a sus aliados regionales a atacar las más bases militares estadounidenses, también puede atacar al régimen sionista de Israel e incluso cerrar el Estrecho de Ormuz, sin duda Irán se convertiría en el Vietnam del siglo XXI para los EE. UU.
Si Estados Unidos hubiera respondido y atacado al país persa, Irán hubiera atacado a sus aliados regionales de EE.UU como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU), como lo advirtió la misma Irán que si era atacada, atacaría a Dubái, la capital financiera del país árabe.
En caso de un contraataque estadounidense, Irán podría atacar a Israel en los territorios ocupados palestinos en ciudades como Haifa, Tel Aviv o el importante estratégico centro de Dimona (donde se cree que Israel tiene sus armas nucleares), Israel dio la orden directa a Donald Trump de asesinar al general Soleimani, de declarar el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) como un grupo terrorista, de “entregar” el Golán y Jerusalén a los sionistas, de justificar los asentamientos ilegales en Cisjordania, de salir unilateralmente del acuerdo nuclear. Israel y su títere Donald Trump son los únicos responsables de la escalada de tensión en la región.
En caso de una respuesta militar de EE.UU., Irán podría llamar a “la guerra santa” a todo el eje de la resistencia, toda la media luna del Islam chií, desde el sur del Líbano hasta Teherán, pasando por Siria, Irak, Palestina y Bahrein. Millones de personas en defensa de su religión, territorio y compatriotas. La muerte del general Soleimani da inicio al destierro del Gran Satán de tierra santa y Oriente Medio. El asesinato del general produjo el rechazo y el levantamiento mundial de musulmanes, activistas, socialistas, humanistas, y de todos aquellos que se oponen a la imposición de un mundo unipolar.
Pero lo más importante, Irán podría cerrar el grifo de petróleo del golfo pérsico, cerrando el estrecho de Ormuz (donde aproximadamente el 30% del petróleo mundial pasa por esta geoestratégica región). La geografía beneficia a Irán, por su diversidad montañosa es imposible una invasión militar terrestre, y por su ubicación en el golfo pérsico, el estrecho está a su disposición e incluso ni la quinta flota (la más poderosa desplegada en la región), no podría detener a los bien preparados persas. Lo que llevaría a que se incrementara el precio del petróleo a cantidades históricas. El bombardeo a la refinería de Aramco en Arabia Saudita que subió el precio del crudo, comparado con el cierre del Estrecho de Ormuz sería solo un “pequeño lapsus”.
EE.UU. cruzó la línea roja al asesinar a uno de los hombres más importantes de la República Islámica, quizá Irán podría combinar todas las opciones posibles y pedir un llamado a los pueblos árabes-musulmanes para vengar la sangre de Soleimani (que es la misma de Bolívar, Lumumba, Che Guevara y otros revolucionarios que han dado su vida por el bienestar de su pueblo y de la humanidad) que con su gran trabajo y compromiso venció al Daesh y evitó la balcanización de Oriente medio con sus triunfos en Irak y Siria y así expulsar a los Estados terroristas Unidos de américa de la región y expulsar a los sionistas al mar.
Irán no es ni Afganistán, ni Irak, ni Libia, ni Siria. Cuenta con el apoyo de Hamás en Palestina, Hezbolá de Líbano y las milicias de Irak y Yemen como aliados estratégicos. Las acciones de EE. UU. en la región llevarían a Israel su principal aliado en la zona a ser borrado del mapa. Hoy la historia sería distinta. Cuando Nasser intentó cerrar el canal de Suez y derrotar a los colonialistas y sionistas, estos últimos contaron con el apoyo de los británicos y lograron sobrevivir y juntos le ganaron a Egipto, en lo que se conoce como la guerra del Sinaí. Pero en este momento, Israel sería eliminando del mapa con un Irán bien preparado. Ni EE. UU. podría salvarlo y el cierre del estrecho sería un hecho. Los altos mandos iraníes llevan años estudiando cómo hacerlo. Hoy la balanza se inclina a favor de los pueblos árabes-musulmanes.
