Una ayuda para el Putumayo en medio del olvido y la pandemia

Una ayuda para el Putumayo en medio del olvido y la pandemia

Es indispensable proteger del COVID-19 a las comunidades indígenas de departamento, quienes históricamente han aportado sus conocimientos a la humanidad

Por: isidoro medina patiño
abril 21, 2020
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Una ayuda para el Putumayo en medio del olvido y la pandemia
inga y kamentsa

De Sibundoy a Harvard: la ruta de la coca

En la exuberante región del Alto Putumayo, sur de Colombia, se asientan cuatro de las más importantes poblaciones que representan un gran valor histórico, cultural y científico para la humanidad.

Son las localidades de Sibundoy, Santiago, Colón y San Francisco, en cuyo entorno geográfico se produjo el encuentro de dos mundos: la etnobotánica y la medicina ancestral.

En esta linea de presentación es necesario hacer una breve referencia histórica que trasciende aún más lo valioso de esta parte del país colombiano, tan olvidada por las autoridades nacionales y a pesar de las otras riquezas que aporta.

Por ejemplo, se debe recordar aquí la presencia del joven científico Richard Schultes, quien a sus 26 años viajó por el Putumayo y entre 1943 y 1954, efectuó una serie de investigaciones con grandes descubrimientos para la ciencia farmacéutica, lo que le significó ser designado miembro curador del Jardín Botánico de la Universidad de Harvard.

Ahora adentrándonos en el mundo de la medicina ancestral, un joven indígena de la etnia kamentsa, Pedro Juajibioy, se convirtió en el asistente y guía de este científico a quien acompañó y asesoró en el estudio de más de dos mil especies de plantas hasta entonces desconocidas y algunas tan alucinantes como la ayahuasca, que buscó insistentemente el escritor William Burroughs, quien así lo relata en su libro Las cartas del ayahuasca.

Richard Schultes y Pedro Juajibioy, con sus grandes descubrimientos en Sibundoy —la puerta de entrada al inmenso territorio del Amazonas— provocaron que científicos de diferentes lugares del mundo viajaran a este paraíso en búsqueda de los misterios de las más exóticas y desconocidas plantas, entre ellas hongos, coca, quina, el borrachero y un sinnúmero de otras especies vegetales.

La historia es rica e interesante, pues antes de Schultes y Juajibioy, por los caminos de Sibundoy trasegaron personajes como Richard Spruce y William Golden Hortiner (1854-1933), quienes hicieron referencia en sus escritos a estas aventuras en tierras putumayenses, e incluso este último fue el guía que le sirvió a Schultes cuando encontró, en 1991, sus memorias olvidadas y enterradas en el polvo de alguna biblioteca en Nueva York, posteriormente registradas con el nombre de La historia de la coca, fascinante libro que nos descubre y enseña la importancia de la botánica.

Además, por los caminos de Sibundoy, también viajaron personalidades como fray Juan de Santa Gertrudis (1762), Alexander Von Humboldt y Aime Bonpland (1801); Edouard Francos André (1877) y otros importantes científicos.

Pero, allí mismo en Sibundoy con Pedro Juajibioy trabajaron en sus investigaciones otros hombres de ciencia a quienes atendió en su propia casa y que conocieron sus secretos de virtuoso chamán mostrándoles las incontables riquezas de la naturaleza, a su paso por las selvas amazónicas.

Así quedó plasmado en libros famosos como El río, de Wade Davis; Las cartas del ayahuasca, de William Burroughs; Yajé: el nuevo purgatorio, de Jimmy Weiskopf, y en muchos otros escritos científicos de reconocidos investigadores, entre ellos Jesús Idrobo, Enrique Perea Arbeláez, Armando Dugand, Hermando Garcia Barriga, Timothy Plouman, Nel Bristol, Gerardo Reichel-Dolmatoff, y un largo listado de etnobotánicos de la Universidad de Harvard y de otros prestigiosos centros superiores del mundo. Por algo dijo Richard Schultes precisamente en una reunión en Harvard: "Para ser un verdadero y auténtico etnobotánico, primero hay que ir a Sibundoy".

Bajo estas consideraciones, debemos manifestar que que se hace indispensable proteger a estas etnias de la pandemia del COVID-19 que los amenaza, por ello hoy más que nunca las comunidades del Alto Putumayo, de las familias inga y kamentsa, necesitan ayudas urgentes para atender su población mas vulnerable. Son comunidades indígenas que históricamente han aportado sus conocimientos en bien de la humanidad.

Las contribuciones y aportes económicos o en especie se pueden hacer llegar directamente a las autoridades indígenas en sus resguardos o comunicándose al correo electrónico [email protected]

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