El presente texto aborda la didáctica de la escritura en el cuento. La escritura de un buen cuento se construye con artificios, con herramientas que van dosificando la información al lector y lo van llevando, de la mano, a un universo narrativo, que no quiere dejar de leer hasta conocer su final. Un lector atrapado en una historia de la que quiere saber más: ¿cómo hacerlo?, ¿qué decir?, ¿qué tiempo usar?, ¿cómo construir personajes creíbles en la historia?, ¿debe separarse lo que se cuenta en la anécdota con la biografía del autor?, ¿es importante el final?, ¿es importante el comienzo en un relato?, ¿para qué un buen título?, ¿es necesario mostrar visos políticos o religiosos en el relato?
Pues bien, Bolaño, a través del cuento Una aventura literaria nos devela los artificios para escribir un buen cuento. Alrededor de lo que les sucede a los personajes A y B en “la aventura literaria” Bolaño va dando pautas para escribir. Es decir, que el análisis del discurso del cuento y la deconstrucción que se hace va acercándonos a las respuestas planteadas previamente, de esta manera, desde el análisis del relato nos acercamos a una didáctica de la escritura, una didáctica necesaria en la construcción de metodologías del aprendizaje en busca de una sociedad que se lea y se escriba.
¿De qué se trata Una aventura literaria?
Un personaje de nombre A es reconocido en el mundo de la literatura, tiene fama de buen escritor y sus libros se venden de manera masiva. B, el otro protagonista de la historia envidia esa vida y esa fama de A, así que construye un personaje —Álvaro Medina Mena— dentro de un libro que el mismo escribe y que le permite criticar la obra de A de una manera indirecta. B es un hombre acomodado, de un mundo burgués, pero no tiene fama ni prestigio, eso cambia debido a una reseña que escribe A sobre el libro de B y que ubica al libro de B, inicialmente desconocido, dentro de los más vendidos. B avergonzado por criticar la obra de A, bajo su personaje Álvaro Medina, se siente apenado y planea irle a pedir disculpas a A y, además, agradecer por escribir tan elogiosa reseña sobre su libro. A B algo le perturba, intuye que tal vez A ha escrito esa reseña de su libro para evitar que B, a través de sus textos siga criticando a A.
El cuento de Bolaño reúne los recursos narrativos que propician el análisis y la construcción metodológica de lo que debe tener un buen cuento: un inicio, un final, construcción de personajes, conciencia del tiempo: verbal, atmosférico, cronológico. Uso de narrador, diálogos, y demás recursos que van apareciendo como el monólogo, el flujo de conciencia, etc. Además, aparece ese viaje del personaje con un objetivo específico al que se le atraviesan varios obstáculos. Plantea, Una aventura literaria, un inicio que como decía Hemingway de los inicios —un inicio a media res—, es decir acciones avanzadas donde a los protagonistas ya les esté pasando algo, un ejemplo se da en el cuento de Bolaño en su comienzo: “B escribe un libro, bajo mascaras diversas, de ciertos escritores, aunque más ajustado sería decir de ciertos arquetipos de escritores.
En uno de los relatos aborda la figura de A, un autor de su misma edad pero que a diferencia de él es famoso, tiene dinero, es leído, las mayores ambiciones (y en este orden) a las que puede aspirar un hombre de letras. B no es famoso ni tiene dinero y sus poemas se imprimen en revistas minoritarias. Sin embargo, entre A y B no todo son diferencias. Ambos provienen de familias de la pequeña burguesía o de un proletariado más o menos acomodado. Ambos son de izquierda, comparten una parecida curiosidad intelectual, las mismas carencias educativas. La meteórica carrera de A, sin embargo, ha dado a sus escritos un aire de gazmoñería que a B, lector ávido, le parece insoportable” Bolaño ya nos ha inmiscuido en la historia al presentar el comienzo a través de los personajes A y B, aparentemente iguales, pero, de entrada nos muestra diferencias que son las que nos conducen a querer saber más del conflicto, es decir, nos dice Bolaño, que no deben existir igualdad de características de personajes en un cuento y, que es necesario diferenciarlos en sus comportamientos para marcar esa tensión dramática uno del otro. El inicio al lector le plantea preguntas sobre la rivalidad de los escritores, sobre el prestigio, la fama, la calidad de la escritura, la pelea por figurar en el mundo literario. Preguntas que el lector ya quiere contestar y para poder hacerlo ya ha sentado las bases para engancharlo es necesario en la lectura.
Recursos narrativos en Una aventura literaria
El monólogo. B está preocupado por lo que pueda estar pensando A, así que mientras esa preocupación avanza establece diálogos consigo mismo registrados en Una aventura literaria y que se evidencia como otro recurso narrativo que emplea Bolaño: “Tengo que ver a A, piensa. Tengo que decirle que estoy arrepentido, que no quise jugar a esto, piensa.” Y así en varios pasajes B habla consigo mismo, se pregunta, se interpela, vuelve y se pregunta y a través de esos diálogos el lector conoce de sus angustias, de sus intimidades. Lo que dice B a través del monólogo logra una credibilidad dentro del relato y no sería igual si es el narrador en tercera persona quien nos lo cuenta. Por eso intercalar la tercera persona con la primera va a dar una mayor coherencia narrativa sobre lo que ocurre.
Narrador en tercera persona y narrador en primera persona. “La doctora que lo atiende le receta antibióticos y una dieta suave durante una semana” es un narrador que sabe mucho, sabe demasiado. Fernando Vallejo no le cree a ese narrador porque es capaz de meterse hasta en los pensamientos. En Una aventura literaria no podría ir otro narrador, ese es el que a través de lo que describe y escoge para contarnos logra generar la tensión dentro de lo que le sucede a B. Y cómo a través de los diálogos logra inmiscuir la primera persona que le da una voz más real a B, y a la mujer que vive con A.
Tiempo. La evidencia del tiempo posibilita saber el desplazamiento de los personajes en los espacios y su permanencia en ellos, además de conocer qué tanto avanzan en esa línea de tiempo. En Una aventura literaria el tiempo es indeterminado, no podríamos saber exactamente si transcurrieron 18 horas como en el Ulises de Joyce o 100 años como el Cien años de soledad o tres días como en Emma Zunz de Borges. Lo que si presenta el texto son unas marcas de un tiempo indeterminado que puede uno pensar, de acuerdo a la voz de los personajes y al mismo relato del narrador y a las acciones allí ocurridas que no han pasado más de 2 años “al cabo de un tiempo”, “durante una semana”, “aprovechar poco días de estadía en la capital”, “en determinado momento”, “al principio B piensa en huir”, “al día siguiente, en vez de tomar el avión de regreso a su ciudad”, “y a las diez de la noche, desde la cabina de un restaurante económico”. Si bien es cierto hay marcas de un tiempo determinado como “diez de la noche”, no sabemos de qué día, de qué año, por lo tanto vuelven ese registro indeterminado. El tiempo atmosférico representa un ambiente de clase alta, los espacios por donde se mueven los personajes así lo dejan ver. Los días son cálidos, ausencia de estaciones. El tiempo verbal es pasado y eso hace, también, debido al tiempo determinado, que pueda uno ubicar la narración en tiempo actuales, cercanos, por la rapidez en la que se dan las impresiones de los libros, el desplazamiento de A de un país a otro. También lo ubica en un pasado remoto por el uso de teléfonos monederos.
Diálogo. “Quiero ver a A, dice B. Debería haber dicho: quiero hablar con A. Al menos la mujer lo entiende así y se lo hace notar. B no contesta, pide perdón, insiste en que quiere ver a A. De parte de quién dice la mujer. Soy B, dice B.” El diálogo se presenta sin acotaciones, es el narrador quien traslada lo que escucha y lo hace de una manera literal, que cita y seguido a eso viene su narración.
¿Por qué una didáctica de la escritura a través del cuento?
La ausencia de prácticas de escritura creativa en estudiantes universitarios debido al uso académico de las prácticas de escritura y lectura académica ha conducido a los mismos estudiantes al desconocimiento de métodos creativos para contar. La escritura académica en el aula ha dado a conocer de técnicas para poner un punto y una coma o el uso apropiado de la mayúscula, entre tantos, pero carecen, los estudiantes, de la identificación de formas creativas para narrar, carecen de gustos para llevarlos a ser lectores y escritores habituales; carecen de espacios que les permita analizar qué hace creativo un texto, qué han tenido o que tuvieron los grandes escritores para lograr destacarse en el campo literario.
En este caso, el texto que propicia ese análisis es Una aventura literaria de Bolaño. ¿Qué lo hace creativo? En su respuesta podemos aproximarnos a la identificación de la estructura narrativa que nos permite puntos de partida para identificar su esquema, su columna vertebral. A través de él nos acercamos al análisis de los recursos narrativos. Se analiza el cuento de Bolaño porque permite a través de él una deconstrucción que posibilite analizar lo que funciona dentro del cuento y de qué manera a través de la conceptualización de esos recursos narrativos y su puesta en práctica se da inicio a nuevas propuestas en escritura.