"La propuesta de Clara López además de brillar por su claridad es una de las pocas que prepondera el ideal de Partido Político por encima del oportunismo personalista, el vaivén de los cálculos electorales de ocasión o el lucro de los resultados de la guerra y la paz".
Los últimos días han sido turbulentos para el panorama político nacional, cada vez más nos acercamos a una dinámica más activa de cara a las elecciones de 2014, el país político y el país común siguen aumentando su permeabilidad por el clima electoral a pesar del descrédito generalizado de los partidos y los elegidos a cargos de representación pública. El establecimiento y su multiplicidad de colectividades aceitan la maquinaria circunscribiendo todo a una lucha inocua entre la elite tradicional (santista) y la elite emergente (uribista). El sistema político en Colombia sigue diseñado para legitimar un modelo económico en el cual hay moderados y radicales que lo defienden sin visiones opuestas de gobierno y proyecto nacional. En este último aspecto radica precisamente la importancia de candidaturas que se diferencien de las oficialistas y en esta coyuntura presente quien encarna esa otredad reclamada es la campaña de Clara López, una mujer cercana a los principios del liberalismo pero a la vez ligada a los postulados económicos de la izquierda colombiana -consignados en el Ideario de Unidad de su partido, el Polo Democrático-.
En medio de tantas propuestas variopintas, indefinidas -Como la de Alianza Verde, que mezcla en una misma papeleta derecha e izquierda-, cercados por rivalidades de forma que defienden la profundización del proceso privatizador de los últimos 30 años -como las pugnas cosméticas de los primos Santos o las que protagonizan el mismo Uribe y el actual mandatario- la propuesta de López de cara a las presidenciales aparece como la más cercana a la reivindicación de las luchas de los sectores rurales, la industria, el pleno empleo, la defensa por una educación pública de calidad, la regulación del sector financiero y su actividad de corte especulativo, la modificación del actual sistema la salud y la renegociación de los múltiples Tratados de Libre Comercio firmados en tiempo récord en detrimento de los intereses de la producción que lleva la etiqueta “Made in Colombia”.
La propuesta de López además de brillar por su claridad es probablemente al lado de la del MIRA una de las pocas que prepondera el ideal de Partido Político por encima del oportunismo personalista, el vaivén de los cálculos electorales de ocasión o el lucro de los resultados de la guerra y la paz como sucede actualmente.
El saqueo realizado por los hermanos Moreno, la incapacidad para resolver las contradicciones internas con ciertos sectores que a la postre terminaron alejándose de su seno como las corrientes de cortes socialistas o el mismo Partido Comunista, el silencio sobre el “Carrusel de la Contratación” en Bogotá y la presencia de ciertos políticos de su agrupamiento con pésima reputación en el imaginario colectivo seguramente seguirán siendo piedras en el zapato, lastres que la candidata de las huestes amarillas tendrá que cargar frente a la opinión pública y seguramente las armas de las que se valdrán quienes hacen del discurso anti corrupción o moralista su única bandera. Su gestión al frente de los destinos de la ciudad en el corto tiempo que estuvo, su conocimiento a fondo de la problemática económica de la nación, su buena posición en las encuestas de opinión podría mitigar levemente dicha percepción.
El reencuentro con parte de la Izquierda que actualmente se sitúa por fuera del Polo y que es reacia a apoyar candidaturas desdibujadas programática y políticamente como la de Antonio Navarro es uno de los retos que la sobrina del ex presidente López al frente del único partido de oposición en Colombia tendrá que zanjar de manera oportuna, empática, positiva. La reconciliación con múltiples sectores de la Izquierda Social y Política como Polo al Sur, Vamos por los Derechos, País Común, Colectivo María Cano, y sectores de raigambre indígena y campesina deben ser el eje fundamental de la política de alianzas que su postulación debe liderar y concretar. En manos de los electores se encuentra la opción de votar por el oficialismo, su versión radical (El uribismo), su versión moderada (Alianza Verde) o por una propuesta realmente transformadora, coherente, diferente a las otras que no es otra que la única que se mantiene Clara y a la Izquierda del espectro político.
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