Colombia está cada vez más cansada de esa casta corrupta. También, cada vez más desencantada de su estilo. Incluso, es posible que estemos asistiendo al nacimiento o a la irrupción de una contradicción más verdadera, menos manipuladora y menos arbitraria: la oposición entre el viejo modelo corrupto de maquinarias y de burócratas y el despertar de la indignación ciudadana.
Es ese el momento en que más se requiere inteligencia, sensibilidad y conciencia de nuestras mayores dificultades, porque corremos el riesgo de que la indignación quede atrapada en las maneras de la vieja política, el riesgo de que simplemente aparezca un salvador, alguien que otra vez pretenda diseñar por su cuenta el país que todos necesitamos y olvide que aquí no se trata de dirigir, ni de salvar, ni de imponer soluciones sino de escuchar a la comunidad, de liberar la iniciativa de la comunidad, de desatar las manos de un pueblo lleno de talentos pero postergado, subordinado y despojado de la posibilidad de tomar iniciativas, condenado siempre a esperar y a pedir permiso, cuando lo único que necesita es verse convertido en protagonista creador de otro modelo de sociedad.
La manipulación de la información y el terrorismo psicológico ha sido el arma vencedora, las viejas maquinarias no se oxidan; por el contrario, están más afinadas que nunca, porque igual sienten el temor de que no les toque la gran tajada de pastel que tradicionalmente les toca. El discurso mediático cada vez más repetido por títeres oportunistas y decenas de miles de seguidores que caen y siguen repitiendo como borregos, tiene envuelta a Colombia en una cortina de humo en donde no quieren que veamos más allá de nuestras narices.
Este poder manipulador que además tiene el poder económico, medios de comunicación, grandes extensiones de tierra y demás propiedades llega a todas las esferas del poder, inclusive a la judicial en donde manejan a su antojo todas sus decisiones. Les da rasquiña cuando alguien trata de pisarle los talones o se les sale de su control por no ser de su patrocinio.
Lo más fácil es confundir porque cuando dejas la cizaña servida la gente se pregunta, ¿será que sí? No se puede caer en esa trampa. Ellos quieren que tú pienses como estás pensando en este momento: "Uyy si, menos mal nos salvaron de ser otra nueva Venezuela". Todas las artimañas pagadas a expertos community managers difundiendo todo tipo de publicidad venenosa a través de redes sociales que a veces tiene su efecto revertido, se difunde causando miedo y escozor.
Toda una estrategia pensada minuciosamente y no dejando nada al azar, procurando por todos los medios lograr su objetivo. Ejemplo claro, utilizar ahora los entes oficiales como la Registraduría, la Moe y obviamente los medios de comunicación para hacerse ver como víctimas. Todo un complot perpetrado por los mismos de siempre que quieren perseverar en el poder por secula seculorum.
