El rebusque, es la fórmula que mejor conoce el Chontico Ortiz. La ha aplicado en su vida y ha intentado sin éxito aplicársela a la política. Esta vez, con la Alcaldía, espera que las cosas sean distintas después de dos intentos fallidos por llegar a ser Alcalde de Cali.
Se la rebusco desde que su abuelo lo rescató del abandono en Honda, le empacó en una caja de cartón sus cuatro cosas, la amarró con una cuya y lo puso rumbo a Cali donde llegó en 1972.
Se la rebusco detrás de las propinas cargando canastos con alimentos en la Plaza de mercado de la Alameda en Cali donde la abuela Hilda tenía un puesto de condimentos y los fines de semana haciendo mandados en el granero de su papá en el barrio Sindical en el Oriente de la ciudad.
Sobrevivió rebuscándolas. Y siguió con estudios precarios que no le dieron para más que para ser bachiller escogió la calle, la que conocía bien para desplegar su viveza, la que da el instinto del rebusque que pone a prueba lo que cada quien sabe y puede hacer y empezó a vender chance hasta que se quedó con el negocio, recibiendo apuestas de todos aquellos que buscan que la suerte les cambie la vida en un golpe. Y ocurrió cuando consiguió que a mediados de los años setenta, don Javier Laguna le cediera un puesto de chance La Sultana, un popular local y marca que Cali y ahí aprendió todos los secretos del oficio.
Pasaron veinte años como plantero, o sea, como vendedor de chance en la calle, para que en 1994 fundó su propia empresa, Apuestas Azar, que se haría famosa con su producto estrella, el Chontico millonario, que convirtió un sello y luego un apodo. Armó un ejército de vendedoras a las que las llamó Las Chonticas y con ellas, mujeres de extracción popular como él y además madres cabezas de familia, que uniformadas recorriendo las calles de Cali se convirtieron en su sello. El que les dio su apodo y acuñó para luego hacer político, con la fórmula conocida: la del rebusque.
Amasó buena plata con este negocio entonces ilegal hasta que decidió acompañar a 19 chanceros del Valle hace doce años en el propósito de formar parte de la Concesión Apuestas Gane, con la que hizo el tránsito hacia la legalidad y para pasar a formar pare de la gran constelación de Supergiros, una de las iniciativas más exitosas y rentables del mundo de los juegos de azar regulados ahora por Coljuegos.
Roberto Ortiz supo desvincular su nombre del negocio porque tenía en mente emprender una nueva ruta: la de la política. Sin embargo, muy probablemente sigue, por interpuestas personas o familiares, devengando ingresos de este rentable negocio para poder realizar su sueño de ser alcalde de Cali pero que empezó acercándose a la política apoyando a Angelino Garzón para la gobernación del Valle que ganó en el 2003.
De origen humilde como él, con una infancia pobre al lado de su mamá, una vendedora de la plaza de mercado de Buga quien enviudó muy joven y debió levantar a sus hijos sola hasta trasladarse a vivir a Cali. Ambos compartían, además del origen, desde abajo, su cercanía con los pobres y su capacidad de conectarse con sus necesidades y también de encasarlos electoralmente.
La política era lo suyo. El terreno abonado para que pelechara su la labia del buen vendedor y culebrero combinada con la visión del azar como eventual camino de éxito y la ambición como lubricante para aquellos a quienes la plata no les basta y quieren poder en serio.
Aunque empezó con Angelino Garzón, militante del Polo Democrático pero que logró juntar fuerzas diversas alrededor de su aspiración a la gobernación del Valle, el color político poco le ha importado. Lo suyo ha sido más un asunto de oportunidades.
Puso las Chonticas a disposición de la campaña de Angelino, para pegar afiches, repartir volantes, hacer encuestas y servir de agitadores en los barrios populares de la ciudad y Garzón al candidato del partido liberal Carlos Holmes Trujillo, el ministro de defensa fallecido en el Covid, quien después se convertiría en uno de los alfiles del ex Presidente Álvaro Uribe. Según el portal La Silla Vacía, la inversión de Roberto Ortiz obtuvo buen rédito y se quedó con el negocio del chance departamental.
Los millones que consiguió amasar le han servido para fungir de independiente sin requerir aportes para buscar votos, y por esto le gusta el camino de las firmas, pero a la final siempre ha buscado abrigo en los políticos y partidos tradicionales, como lo hizo cuando aspiró al senado en el 2014 ´por el Partido Liberal, de la mano del caucano Luis Fernando Velasco quien le encontró la ruta para obtener el aval de Cesar Gaviria. Tuvo una pequeña paloma en el Capitolio cuando la antioqueña Sofía Gaviria se retiró para aspirar a la Presidencia.
Concluyó el período con una sola obsesión: la alcaldía de Cali. Se lanzó en 2018 por el movimiento Firme con el Chontico pero fue derrotado por el candidato cívico, crítico de las estructuras convencionales de poder, el empresario Maurice Armitage quien con el movimiento Creemos Cali, lo derrotó. Permaneció cuatro años haciendo oposición, preparando su regreso.
Pero no se rindió, cuatro años después repitió la dosis, y esta vez, aunque con la fachada de las firmas, se inscribió con 300 mil, se postuló apoyado soterradamente por el Uribismo en cabeza de la exdirectora del DPS, la empresaria vallecaucana Susana Correa.
El matrimonio político no le resultó en una plaza donde el expresidente Uribe y el Centro Democrático no ha sido ganador y terminó derrotado por Jorge Iván Ospina. Intentó hacer del concejo una trinchera pero sin un perfil claro de oposición, como si fue la concejal Diana Rojas que se convirtió en la lupa pública contra Ospina hasta cuando se retiró, renunció al Partido Liberal que la había avalado y presentó su candidatura a la Alcaldía de Cali en donde se enfrenta precisamente a Ortiz y al segundo favorito en las encuestas Alejandro Eder.
Roberto Ortiz, un rebuscador de oficio, se las arregló nuevamente para regresar, inscribió su candidatura por un nuevo movimiento por firmas Firmes por Cali, convencido de que esta vez la tercera será la vencida.
Todo indica que las firmas volverán a ser su fachada de independiente porque ya, con la presión electoral encima empezaron los acuerdos por debajo de la mesa empezando por concejales como Carlos Pinilla, Fabio Arroyave, James Agudelo Juan Manuel Chicango, todos de origen liberal a los que le suman dos del Partido de la U Henry Peláez y Audry Toro que llevan décadas usurpando los recursos públicos y que no dudaron en dejarse cooptar por el alcalde Jorge Iván Ospina en lo menor y en lo mayor como la firma de cheques en blanco que comprometen vigencias futuras presupuestalmente.
Por el momento puntea en las encuestas, pero nada está ganando superando a los candidatos Alejandro Eder y Diana Rojas, pero falta camino por y andar y en la eventualidad de que éstos unan fuerzas en la recta final el escenario cambiaría.