El 17 de junio, día de la segunda vuelta electoral en Colombia, el candidato presidencial Iván Duque del Centro Democrático debe alcanzar un triunfo contundente sobre Gustavo Petro, quien es respaldado por grupos marxistas; ello es de capital importancia para conservar la democracia que ha sido imperfecta pero persistente, logrando que la gran mayoría de los colombianos vivan en concordancia con las instituciones, a pesar de las arremetidas totalitarias que han buscado la toma del poder mediante la combinación de todas las formas de lucha.
De manera exótica un magistrado, llamado Armando Novoa del Consejo Nacional Electoral (CNE), ha propuesto la eliminación del voto en blanco en la segunda vuelta, lo que es un verdadero despropósito, ya que desde 1994 cuando se instauró la segunda vuelta se ha respetado esa norma en caso de que ninguno de los candidatos alcance en la primera más del 50%, porque si se acoge la tesis del magistrado de marras, los candidatos que perdieron las diferentes elecciones en la segunda vuelta al incluir el voto en blanco en el tarjetón tendrían derecho a reclamar de acuerdo al artículo 13 de la Constitución Nacional que otorga igualdad de derechos y oportunidades, sin ninguna discriminación para todos los colombianos.
Y en esas circunstancias reclamarían Andrés Pastrana por haber perdido las elecciones de 1994 con Ernesto Samper en segunda vuelta donde se incluyó el voto en blanco, además lo haría Horacio Serpa por las elecciones de 1998 en las que perdió el balotaje con Pastrana. De la misma manera podría quejarse Antanas Mockus, quien el 2010 fue vencido en segunda vuelta por el actual presidente Juan Manuel Santos y ahí también estaba el voto en blanco. Por último, en el 2014 Óscar Iván Zuluaga tendría que reclamar por la inclusión del voto en blanco, cuando se enfrentó con Juan Manuel Santos en segunda elección presidencial. Todo lo anterior demuestra que el voto en blanco se debe de respetar y si se quieren cambiar las reglas de juego, para eso está el Congreso de la República y no aprovechar la actual coyuntura electoral.
Por otro lado, Iván Duque favorito en las encuestas ha sido coherente con sus propuestas de gobierno, diferente a Petro que ha dado una serie de bandazos desde que comenzó la campaña, lo que significa que si cambia de parecer como candidato ¿cómo será de presidente? Por eso hay que resaltar la seriedad de Iván Duque en sus ofertas electorales, lo cual demostraría que el país en sus manos no caería en improvisaciones, contrario a su rival que llevaría a Colombia a aventuras impredecibles mediante chambonadas.
Además, el candidato del Centro Democrático ha hecho propuestas interesantes sobre el modelo de desarrollo económico para el país, en donde el fortalecimiento del aparato productivo es vital para elevar la calidad de vida de los colombianos, haciendo énfasis en la modernización con la economía naranja, la cual hace parte de un sistema múltiple de desarrollo que debe imperar en las naciones democráticas y, así superar la dicotomía entre socialismo y capitalismo, la cual es utilizada por los marxistas para sembrar la lucha de clases. Entonces es mediante la cogestión y la autogestión que se logra el progreso de las naciones, y no con la centralización de la economía en el Estado.
El 17 de junio se tiene que rechazar al totalitarismo y al continuismo por parte de la inmensa mayoría de los ciudadanos, eligiendo a Duque presidente, ya que él representa una auténtica renovación para defender la democracia liberal, que ha sido asediada por las fuerzas marxistas leninistas o castrochavistas que pretenden llevar a la población a una esclavitud política como la que ocurre en Cuba y en Venezuela, donde las dictaduras asumen todo el poder sobre las personas quitándole sus derechos individuales.
El voto por Iván Duque y Marta Lucía Ramírez el 17 de junio es por la libertad y la democracia, que son las únicas fórmulas para el desarrollo social y humano de los pueblos.