Hace unos meses escribí en este mismo sitio web y en la misma sección sobre la concentración de poder por parte del Centro “Democrático” en los diferentes cargos públicos del Estado. Expresé mi preocupación porque en una república donde no se tengan contrapesos en los poderes públicos no hay democracia, sino dictadura. Sí, Colombia es una dictadura de las modernas, ya no hay familias que reinan eternamente, ahora hay es empresarios que montan presidente, así como narcotraficantes que invierten parte de su ilegal capital para mantener el dominio en este país. La dictadura entonces se logra es a base de comprar a los funcionarios públicos y no por orden hereditario como en otras épocas.
Frente a esta situación, mi miedo se aumentó mucho más. Ahora, la ciudadanía por más de 20 días de marchas y plantones, de enfrentamientos con la policía, huyendo de sus gases vencidos, de sus bombas de estruendo, de sus persecuciones ilegales, de sus ultrajes a los derechos fundamentales, a sus intimidades, ha dado respuesta a esa concentración de poder. Para los ciudadanos y cualquier persona con tres dedos de frente, estamos frente a la resistencia popular en contra de un régimen. Sí, un régimen que quiere imponer sus propuestas económicas a sangre y fuego. Con un presidente del Congreso que no le dice nada al presidente de la república, con un fiscal que no investiga, con una procuradora que no procura nada a favor de los ciudadanos y con un defensor del pueblo que no defensor, sino intereses netamente económicos, y todo esto pasa porque todos le pertenecen o hacen parte del mismo bolsillo del partido político mencionado. ¿Quién lo hace entonces? ¿Quién aboga por el pueblo? ¿Quién lo defiende? Pues el mismo pueblo. Marché un día hace dos semanas, y la ciudadanía no siente protección por parte de su policía. Al contrario, encuentra en ella una gran desconfianza y miedo.
Ante esta deslegitimidad solo queda el descontento popular, los mensajes de rechazo y los bloqueos para hacerse escuchar. La ciudadanía no encuentra en sus instituciones respaldo, solo gases y balas. Los ciudadanos solo tienen las calles para que el mundo sepa de esta lucha en contra de una dictadura que parece no ha podido atraparla. Será por eso que se les propone chichiguas como “becas” para ser policías como lo hizo recientemente el alcalde de Barranquilla. O como hizo el presidente de ofrecer la “gratuidad” de la educación pública solo por un semestre. Sin duda, estas propuestas no son más que paños de agua tibia y conllevan una respuesta muy digna de parte de los jóvenes en este país. No aceptar estos contentillos ridículos de estos gobernantes, que en cámara dicen algo, pero en realidad ordenan otra cosa. Ordenan dispersión y represión. Un aplauso para ustedes, jóvenes, ustedes los que están en las calles soportando esta nefasta situación, por nosotros, los jóvenes que por cuestiones laborales no podemos ya estar todos los días en las calles. Gracias, estos gestos de valor y esas inversiones de tiempo tendrán sus frutos. Hoy ya hundieron las reformas regresivas de este gobierno, mañana el cambio de gobierno y la consagración de un gobierno más cercano al pueblo el año que viene.