Un titular que deslegitimó el nuevo movimiento campesino

Un titular que deslegitimó el nuevo movimiento campesino

Por: Javier Mauricio Santoyo Martínez
marzo 18, 2014
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Un titular que deslegitimó el nuevo movimiento campesino
Imagen Nota Ciudadana

En plena campaña electoral para la presidencia, y con un proceso de revocatoria del alcalde Gustavo Petro en etapa decisiva, cualquier movilización o protesta que se registra en Bogotá es aprovechada por los diversos actores sociales y políticos para utilizarla a su favor, y en contra de sus opositores; eso es innegable. Caso TransMilenio y campesinos.

Las protestas por el mal servicio del transporte masivo, evidentemente le favorecen a los contradictores de Petro. Los reclamos son absolutamente justos por parte de los ciudadanos, pero si los miramos en la dimensión del momento político de la capital, tampoco es un secreto que pueden ser impulsados por grupos opositores, que buscan crear un ambiente de inestabilidad mayor, para presionar resultados en las elecciones que decidirán si el Alcalde se queda o se va.

Algo similar ocurrió con la última movilización campesina en Bogotá, en donde se vio a dirigentes políticos como Aída Abella candidata a la Vicepresidencia por la izquierda, Piedad Córdoba y al mismo Petro, contrarios a Santos, participando activamente. Nadie puede desconocer la situación asfixiante en que se encuentran los campesinos frente a los Tratados de Libre Comercio, pero puede interpretarse que los mencionados, están en la búsqueda de otros beneficios adicionales, no relacionados directamente con el agro, y si con las campañas en las que están inmersos.

En los dos casos, usuarios del transporte y campesinos, están reclamando por causas apropiadas, desprendidos de cualquier interés político, y sus exigencias no pueden quedar ante las audiencias de los medios de comunicación, cubiertas con un manto de duda o un mensaje equivocado, que se genera por la intervención de personas o grupos con objetivos direccionados. La actitud de unos pocos, no cambia la esencia de las demandas planteadas.

Al registrar el balance de las marchas de labriegos en Bogotá, El Tiempo tituló “El tinte político detrás del llamado a un nuevo paro agrario” (http://www.eltiempo.com/economia/paro-agrario-en-colombia_13674779-4), de inmediato el periódico le puso la lápida a las peticiones de las personas que llegaron a manifestarse. El desarrollo de la noticia no corresponde al titular. Al leerla, se advierte que se basa en la insinuación de posibilidades: “El movimiento, tras los bloqueos que sitiaron ciudades y regiones el año pasado, genera inquietud, sobre todo porque se da en medio de la campaña por la Presidencia”.

No debería confundirse: el interés de tres personas (Abella, Córdoba y Petro) que se le “pegaron” a la movilización (y que le dan el tinte político del que habla el periódico), con el de 12 mil campesinos que llegaron a pelear por su subsistencia.

El titular quiere cuestionar la acción política de los tres personajes, pero termina deslegitimando las exigencias al presidente Santos, por parte del campesinado, sobre los pactos firmados tras las movilizaciones del año pasado. No se trata de que los medios apoyen sin reparo las protestas, se trata de permitir que la sociedad se forme una opinión justa de lo que sucede, lo que aquí no pasa.

Más adelante el artículo dice: “Mientras dirigentes agrarios dicen que no tiene nada que ver con la época electoral y obedece al supuesto incumplimiento por el Gobierno de los acuerdos que permitieron terminar las protestas del año pasado, hay quienes se preguntan si quienes ahora promueven el movimiento son disidentes o si están los mismos del año pasado, pues algunos de esos movimientos, conocidos como ‘dignidades’, se han disuelto”. El incumplimiento de los pactos se da como un “supuesto”, dándole el beneficio de la duda al Gobierno, mientras que la politización de los 12 mil manifestantes quedó en el informe como una verdad absoluta, una afirmación hecha desde el titular.

Se hubiera esperado que las anteriores aseveraciones vinieran en un comunicado oficial desde la Casa de Nariño y no desde un medio de comunicación, que como principio debe ser equilibrado. Es necesario que los medios revelen que se teje tras bambalinas, quienes tienen intereses de promover determinadas situaciones, pero guardando el cuidado de no caer en generalizaciones, como el titular y el desarrollo de esta noticia, que ya dejó sin validez cualquier expresión de los participantes en la protesta.

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