La firma del acuerdo final se realizó el 24 de noviembre de 2016. Hoy en día, 3 de septiembre de 2019, vemos cómo todo este suceso ha tomado un rumbo diferente a lo que la mayoría de la sociedad colombiana esperaba. Casos de corrupción en la JEP, disidencias de las Farc formando caos en regiones marginales del país y la fuga de jefes de este grupo guerrillero para retomar las armas y demás asuntos que han hecho que este proceso se venga en ruinas.
Con el anuncio que hizo Iván Márquez junto a Jesús Santrich, El Paisa y Romaña, prófugos de la justicia, la paz que estaba viviendo el país quedó en el limbo. Si bien este acuerdo había tenido varios problemas desde su implementación, ninguno como el que se presentó el pasado 29 de agosto. A mí parecer, ese anuncio cambia de dirección todo lo que se había logrado con tanto esfuerzo. Aunque era posible que estos delincuentes retomaran las acciones vandálicas, yo creo que nadie se esperaba esa noticia tan repentina.
A esto se le suma también el año de aprendizaje de Iván Duque, que al sol de hoy no se ha dado cuenta de que es el presidente de Colombia. Además, teniendo en cuenta la gente que lo rodea, lo más seguro es con esta noticia lo único seguro que habrá será una nueva guerra, como si no nos hubieran bastado 50 años de conflicto. Ahora bien, también es justo decir que hay que tomar medidas fuertes frente a estos prófugos, pero tampoco se puede acabar lo bueno que se ha venido haciendo durante estos meses reintegrando a los que sí tuvieron la valentía y la palabra de seguir en pie con los acuerdos.
Parece que vamos a volver a la época donde eran más importantes las armas y las bajas que la estabilidad de un país, el respeto, la tolerancia y pensar como un país, en todo el sentido de la palabra. Por el momento este es el escenario que el gobierno ha propuesto y con el que obviamente la mayor parte no estamos de acuerdo.
La ilusión que teníamos después de culminar este proceso de paz era muy positiva. Y aunque estos acuerdos tenían unos vacíos en los cuales muchas personas no estábamos de acuerdo, era un comienzo para construir una paz, que es lo que tanto habíamos anhelado. Sin embargo, llegado a este punto siento una decepción tremenda de cómo todo lo que habíamos imaginado de un día para otro se arrojó a la basura.
Por momentos siento que este país no se merece nada por el simple hecho de que algunos de sus habitantes son una completa porquería, especialmente esa minoría que nos tiene así. Día a día se presentan casos de corrupción, muertes de líderes sociales, abandono por parte del gobierno hacia la sociedad y otros asuntos que a mi modo de ver son los que no nos dejan avanzar para tener una mejor convivencia, no perfecta pero sí con un alto grado de tolerancia. Así mismo, me atrevería a decir que somos más los buenos que buscan una paz duradera pese a las dificultades que los malos que solo piensan en un bien individual.