Como si lo hubiera dicho a mi oído, con la precisión de los buenos secretos que no se olvidan, me han llegado sus palabras.
Leer su escrito “Volver a la escuela” es ser testigo de excepción de ese viaje que narra a un territorio que como parte este país que padece sus horrores y nos pone al espejo de las desesperanzas. Veo los ojos de esos niños campesinos que se toparon con usted y me conmueve como ser humano que soy, desprovisto de la “corbata prolija”. Todo ello, me hace un activista de la causa que propone y “depositario de este reverdecer de letras y afanes”.
Es seguro que en usted habita una vocación irreductible que, como esencia del verdadero maestro, radica en el valor de acompañar al otro, de escucharlo, de contarle lo aprendido y mostrarle en libertad, cuáles pueden ser los caminos certeros en el hábito del conocimiento. Las razones quedan evidenciadas en su columna que plantea una propuesta que comparto profundamente y la cual como Universidad estamos dispuestos a explorar los caminos jurídicos y administrativos para materializarla.
Al abrir esa puerta, estoy convencido como usted, que somos centenares los profesores universitarios dispuestos a entregar tiempo, capacidad y pasión en la enseñanza de lo que sabemos; y de llegar a lugares como Bellavista, para que reverdezcan la escuela y las voces vivas de sus maestros. Así lograríamos que los cuadernos no queden limpios y que los lápices se gasten en números, palabras, dibujos, recuerdos, cuentos y garabatos.
Como dice William Ospina en su libro La Lámpara maravillosa es a los maestros a quienes se debe hacer el llamado para que salven la patria. La invito a que juntos construyamos una propuesta y presentarla a la comunidad universitaria, desde la perspectiva de su sueño de cambiar el “flamante título de doctora por un año de magisterio en la escuela de Bellavista”.
Alberto Uribe Correa
Rector
Universidad de Antioquia
