Este resumen de 17 páginas de los acuerdos de paz firmados entre el Gobierno de Colombia y las Farc-EP en La Habana no es gran cosa.
Simplemente copiamos casi al pie de la letra los resúmenes de los acuerdos disponibles en varias secciones de la página web de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP), en la cartilla Entérese del Proceso de Paz, y en el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, firmado en La Habana el 24 de agosto de 2016.
La razón por la cual desde el Grupo Regional de Memoria Histórica de la UTB decidimos armar un solo documento con los resúmenes de todos los acuerdos es que, primero, hasta el momento solo se puede acceder a ellos visitando una por una múltiples secciones de la página web de la OACP (lo cual puede ser dispendioso e incluso confuso para mucha gente).
Segundo, porque —recorriendo la ciudad y el territorio en desarrollo de nuestros talleres de lectura deliberativa de los acuerdos de paz— nos dimos cuenta que el formato y los colores de las cartillas e infografías disponibles no se prestan muy bien para ser impresos en blanco y negro y fotocopiados, lo cual dificulta su lectura y difusión.
Dejamos así este resumen a disposición de todas la personas que quieran enterarse de lo que se ha firmado en La Habana, o que quieran usarlo para desarrollar lecturas y reflexiones colectivas que permitan difundir con mayor amplitud los acuerdos de paz, propiciando una reflexión pública de la calidad y la profundidad que este momento histórico nos exige —y nos exigirá— como ciudadanía.
Por supuesto, hay que tener en cuenta que este documento es un resumen de las 297 páginas del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera. Mi recomendación es que leamos todo el Acuerdo en su integridad. Además, hay que tener en cuenta que este resumen está casi completamente basado en las síntesis de los acuerdos elaboradas por el Gobierno. Muy seguramente habrá quienes consideren que hay aspectos importantes de los acuerdos que no están consignados o no están bien sintetizados en este resumen, y que deberían estarlo. Sería muy chévere que, sobre la base de este resumen, comenzara un proceso de intercambio de ideas sobre cómo mejorarlo.
Lo esencial es que la información circule, y que cada quien en su fuero interno pueda tener las bases requeridas para decidir a conciencia si votará a favor o en contra de la refrendación del Acuerdo de Paz.
Ahora permítanme expresar mi posición personal sobre los acuerdos.
Quiero comenzar contándoles lo que dijo mi mamá cuando terminó de leer este resumen de los acuerdos: “Este es un texto profundo, con unas propuestas bastante interesantes y unas ideas muy bien elaboradas; ¿los que promueven el No en el plebiscito han presentado un texto y unos argumentos de igual o similar calidad y profundidad?”
Yo, la verdad, no supe qué responderle más allá de “no he visto nada”. Por favor, quienes sepan de un documento con buenos argumentos en contra de la refrendación de los acuerdos de paz, avisen para contarle a mi mamá.
Creo que mi posición personal a favor del Sí a la refrendación de los acuerdos de paz transluce claramente en lo que he dejado por escrito en mis columnas.
Pienso que ponerle fin al conflicto armado con las Farc-EP, y ojalá también con el ELN, facilitaría enormemente los procesos - de más largo aliento y mayor calado - de construcción de paz que tanto requieren ser afianzados y ampliados en nuestro país.
Honrar y materializar la excelente idea de construir una “paz territorial” exige que reconozcamos y que hagamos mucho más visibles y sonoros, los valientes, múltiples y diversos actores, procesos y organizaciones que desde hace décadas, no solo vienen resistiendo el conflicto y construyendo paz en los territorios, sino que además han venido elaborando participativamente importantes propuestas endógenas de desarrollo, a partir de las voces, las memorias y las aspiraciones de las comunidades campesinas, indígenas, afro, y los colectivos de mujeres, jóvenes, LGBT, víctimas y demás actores que han sido históricamente acallados por los poderosos de siempre.
Los acuerdos de paz no son perfectos. Comparto profundas preocupaciones con algunos de los grandes líderes sociales del territorio con quienes he conversado sobre ello. Algunos ejemplos: ¿Por qué se establece que el poder de decisión sobre los usos del suelo es del Gobierno, y no de las comunidades? ¿Por qué se insiste en un modelo de asistencia técnica impuesto de arriba hacia abajo sobre los campesinos? ¿Por qué no se toca a la institucionalidad que, como dijo uno de los participantes en nuestros talleres de lectura deliberativa de los acuerdos de paz, “si es esa misma institucionalidad la que va a estar a cargo de implementar estos acuerdos… poca fe”? ¿Cómo se puede hablar de paz territorial sin concretar propuestas de reforma al modelo centralista del Estado colombiano?
Sin embargo, leyendo los acuerdos de paz en clave de memoria histórica se pueden ver claras y profundas conexiones entre las propuestas que en ellos se plantean y las causas y los efectos del conflicto. Esto me ha convencido de que lograr una implementación deliberativa, ampliamente participativa y con sentido territorial de los acuerdos representa una oportunidad sin precedentes para transformar el país y orientarlo hacia una senda de paz, reconciliación, justicia e igualdad.
En este sentido, veo con profunda tristeza y preocupación las deplorables estratagemas, desplegadas por algunos políticos y medios, para desinformar y polarizar a la opinión pública; no entiendo con qué propósito distinto a confundir a la ciudadanía y frenar al país para seguir favoreciendo a los eternos, minoritarios y caducos beneficiarios del statu quo.
* Con base en el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, firmado en La Habana el 24 de agosto de 2016