La justicia cojea pero llega, dice el refrán popular. Y bien que se puede acudir a esta inveterada sabiduría para dar cuenta de lo que acontece en el departamento del Quindío con ocasión de la acción penal que adelanta la Fiscalía para capturar y procesar la banda de contratistas asociada con la exgobernadora Sandra Paola Hurtado, como principal artífice del saqueo y despojo de los recursos públicos de la gobernación del Quindío.
Los capturados, personas de confianza de la exgobernadora Hurtado y de su marido Toto (la ficha más siniestra de este entramado que está articulado a las mafias del narcotráfico y a las redes del vargasllerismo), son Isabel Cristina Ortiz, quien fue secretaria de Aguas e Infraestructura del departamento; Jhon Fáber Quintero Olaya, exsecretario de Representación Judicial de la gobernación del Quindío; Jhon Eduar Parra Peña, exdirector de Análisis Financiero de la gobernación; Sandra Forero y José Carlos Vergara, Representantes de Inalcon, la empresa contratista.
Esta telaraña delincuencial desvió y capturó dineros públicos destinados a necesidades de la infancia, obras de infraestructura y servicios vitales para la comunidad, entre el 2012 y 2015 en que Sandra Paola Hurtado fue la titular de la gobernación y receptora de grandes recursos transferidos por el Sistema General de Regalías.
Fueron cinco los contratos por valor de 20 mil millones de pesos en los que se habría presentado el pago de coimas por 3 mil millones de pesos a los mencionados funcionarios.
Las investigaciones criminales y las denuncias de la prensa regional permitieron determinar que antes de la licitación de obras de acueducto, vías terciarias y jardines infantiles en el Quindío, se habría acordado la entrega de los convenios al constructor José Carlos Vergara Mendoza, a cambio del 15% del valor de todos los contratos adjudicados, tal como ocurrió.
La contratación criminal se dio en los siguientes términos. Contrato por valor de 5.324 millones de pesos para la construcción y recuperación de los acueductos y obras de saneamiento básico en los municipios Córdoba, Filandia, Génova, Quimbaya y Salento, afectados por el fenómeno de la Niña en 2010 - 2011.
Dos contratos de mantenimiento y recuperación de vías terciarias en Armenia, Buenavista, Calarcá, Circasia, Córdoba, Génova, Montenegro, Pijao y Quimbaya, por valor de 12.858 millones de pesos.
Convenio para la construcción de jardines infantiles en Quimbaya y Calarcá que ascendían a 2.498 millones de pesos.
La exgobernadora Sandra Paola Hurtado, que ya fue sancionada por la Procuraduría General de la Nación, debe asumir su responsabilidad ante la Sala Penal de la Corte, que muy seguramente la enviara a una cárcel, como corresponde en estos casos. Ojala no intervenga Vargas Lleras para favorecerla con su tráfico de influencias en el poder judicial.
La acción de la Fiscalía del Quindío es un respiro para la sociedad civil regional, que se suma a las determinaciones tomadas a principio de año frente al saqueo del Programa de Valorización de Armenia que tiene en la cárcel al Alcalde Carlos Mario Álvarez, a la exalcaldesa Luz Piedad Valencia y a su marido, junto a otro núcleo delincuencial que se apropió de más de 25 mil millones de tal contribución tributaria ciudadana.
Por supuesto, hay que recordar la captura de Anuar Oyola, un chancero costeño asentado en el Quindío, pieza central del clientelismo liberal oficialista, comprometido en delitos electorales como la compra de votos que contó con la colaboración del actual Alcalde Oscar Castellanos.
No obstante estas importantes noticias que coinciden con la voluntad mayoritaria ciudadana regional, la cual apoyó masivamente la consulta anticorrupción, al Quindío lo siguen azotando otras lacras de la politiquería que deben ser denunciadas sin pausa.
Me refiero a la deplorable y mediocre gestión del actual gobernador, el Cura Osorio, convertido en una descarada ficha del uribismo y del contratismo de las roscas seudo religiosas, mismas que despojan las regalías petroleras en programas chimbos de bilingüismo y en la prioridad al cemento y el ladrillo del Rector de la Universidad del Quindío.
Me refiero a la recomposición del viejo gamonalato “godoancizarista” adelantada por el actual alcalde de Armenia, Oscar Castellanos, quien ha designado en los principales cargos de gobierno a reconocidos integrantes de las podridas maquinarias imperantes en la región desde que se creó el departamento. Armenia no logra salir del desastre ético que le ha tocado padecer en los últimos tres años. Castellanos ha priorizado sus negocios de transporte (Empresa Tinto) en los que tiene amplias inversiones, la promoción politiquera de su hija. Para completar prepara el asalto de los 60 mil millones del Programa de valorización aún pendientes de recaudo, que la ciudadanía se niega a cancelar no obstante las amenazas con un cobro coactivo que no tiene validez legal.
Me refiero a la imparable corrupción en la Universidad del Quindío, en manos de un sátrapa contratista que acude a convenios ilegales por más de 50 mil millones de pesos con Invias, la Esap y la Gobernación del Valle del Cauca para camuflar la adjudicación directa de millones de pesos en obras civiles sin control fiscal ni ciudadano; y para favorecer a la exgobernador Hurtado con sus recomendados, beneficiarios de una piñata que dilapida los escasos presupuestos de la educación pública superior regional.
La gran lección de lo que ocurre es que la comunidad democrática del Quindío no debe bajar la guardia frente a la corrupción y sus operadores. Que se debe perseverar en una propuesta que demande transparencia y justicia para todos.
Nota. La Región Administrativa y de Planificación (RAP) del Eje Cafetero (Caldas, Risaralda y Quindío) que se promueve por las esferas oficialistas con seudo estudios técnicos o científicos como la gran panacea a los problemas sociales, económicos, culturales, ambientales y políticos de la región no es más que otro esperpento neoliberal plagado de los lenguajes típicos de las narrativas que ensalzan el mercado, las ventajas competitivas, los desarrollos empresariales, las securitización, la folklorización de las culturas ancestrales y la economía naranja.