La desesperanza y la sensación de desprotección por la creciente violencia e inseguridad está generalizada, roban y matan lo mismo en el norte que en el sur, en el centro, en el área metropolitana, parafraseando al ex procurador Carrillo “esto es una robadera y una matadera impresionante”.
No hubo ni va a haber apoyo a las clases populares, a los pequeños y medianos empresarios durante la pandemia por parte del alcalde, solo una errática e incomprensible “política de pico y cédula” para evitar aglomeraciones, y por ende, dizque los contagios.
En el peor momento de la historia reciente de la humanidad nos golpeó una pandemia bajo las manos de un alcalde impuesto a dedo por el mejor alcalde de toa' la bolita del mundo y lo más grave del asunto es que aún le quedan 3 años de mandato, si la pandemia hizo eterno el 2020, este 2021 no augura mejor destino, podemos decir a modo de ilustración que el Puma es a Barranquilla lo que Duque es a Colombia, lo único que le falta es inaugurar un programa televisivo a las 6:00 p.m. para hartar de embustes a los barranquilleros.
Pero si por los lados del poder distrital llueve, por los lados del Concejo de Barranquilla no escampa. El Concejo es la entidad encargada de ejercer el cogobierno y control político a las ejecutorias de las administraciones de turno, ha brillado por su absoluta ausencia y marginalidad.
Nuestro amigo y excandidato a la alcaldía y concejal Antonio Bohórquez tiene una oportunidad de oro para destacarse dentro de sus colegas que llegaron ahí por padrinazgos y apoyos del grupo familiar que domina la ciudad y de los que se sobreentiende su silenciosa complicidad, de Toño esperamos mucho más, que sobresalga, tiene con qué y la ciudad lo necesita, este es el momento oportuno.
Recientemente, se ha revelado la nada despreciable cifra que el 54% de barranquilleros se va a la cama cada día con solo dos bocados de comida, es decir, la gente está “pasando filo” y nadie dice nada.
El embrujo del cemento nos tiene obnubilados ante una realidad que se hace agua en los estómagos de los barranquilleros de a pie que ven cómo sus hijos se van a dormir pidiendo un bocado de comida sin que exista una solución a la vista.
Hace unos días vi el video del Turco Hassan, a quien le desaparecieron hasta las notas de prekinder. Según denunció en un video difundido en redes, sus pasaportes, registro civil, cédula de ciudadanía, licencia de conducción y vaya a saber uno qué otra documentación más, desaparecieron de los sistemas oficiales de información, es decir, es un NN ambulante, no tiene ciudadanía ni identidad.
Se puede tener el poder y usarlo como hasta el momento lo han venido ejerciendo para consolidar un modelo de ciudad a su imagen y semejanza, pero lo que le hicieron al Turco Hassan es de tiranos. Su delito: llevar comida a los indigentes durante el confinamiento. No lo conozco, pero es imposible no sentir solidaridad por él.
¿Qué sigue después de esto?
Como dicen los abuelos, “todo lo malo que uno hace, tarde o temprano se devuelve”.
Incógnita: ¿Alguien sabe quién es el rector de la Universidad del Atlántico? Las barandas del bloque ABC están a punto de colapsar y cuando los estudiantes vuelvan a clase –algún día del siglo XXI- la tragedia ocurrida en una universidad de Bolivia será un asunto menor en comparación si no se atiende cuanto antes esta grave y preocupante problemática.