Psiquiatra argentino, empresario progresista de pasado comunista y millonario, mecenas del arte, amateur de la política, Hugo Sigman tiene a los 76 años el mayor reto de su vida: producir la vacuna del covid-19 que salvará la vida a 400 millones de personas en América Latina, sin contar Brasil.
“AstraZeneca no tiene fábrica para producir la vacuna, entonces se contactó con nosotros hace varios meses y con la fundación de Carlos Slim y con un laboratorio mexicano de una familia amiga nuestra, Liomont, nos piden que fabriquemos la vacuna con una característica especial: que iniciemos la producción a riesgo”, le dijo hace unos días a Radio Mitre Hugo Sigman, dueño de Grupo Insud, el conglomerado al que pertenece el laboratorio mAbxience que producirá 150 millones dosis, máximo 250 millones, de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford.
En ese trío empresarial el laboratorio británico-sueco AstraZeneca, dueño de la fórmula, será el que transfiera la tecnología al argentino mAbxience que fabricará el principio activo, el mexicano Liomont hará la estabilización, fabricación y envasado, y la fundación Slim financiará el proyecto. Aún no se sabe cuantos serán los millones de dólares que pondrá sobre la mesa el mexicano Carlos Slim, que hoy es 12 entre los multimillonarios del mundo según Forbes, ni cuánto arriesgará Hugo Sigman, uno de los 10 más ricos de Argentina con un patrimonio familiar de USD 2.000 millones donde su imperio farmacéutico es el mascarón de proa.
Sigman se dice ajeno al mundo empresarial, pero su carrera está llena de inversiones en los campos más diversos. Se hizo millonario con el negocio de los laboratorios, pero se diversificó hacia el agro y la energía, entre otros, mientras financiaba proyectos culturales que le dieron prestigio como mecenas de las artes. En la Patagonia tiene 200.000 hectáreas dedicadas a la ganadería y 75.000 en San Luis, al suroeste del país; en la provincia de Corrientes, un hotel boutique llamado Puerto Valle que administra Lucía González, la hijastra de su amigo, el expresidente español Felipe González. Y proyectos culturales que van desde la edición en español de Le Monde diplomatique a la financiación del cine a través de K&S, la productora que hizo Relatos salvajes con Almodóvar.
Con Silvia Gold, se casó hace 50 años. Doctora en Bioquímica, es hija de Roberto Gold, el dueño de los laboratorios Sintyal, y miembro del directorio del Partido Comunista Argentino en los 40, cuando activamente ayudaba en su financiación. El partido revolucionario fue un fracaso político, pero la empresa capitalista fue un éxito medido en constructoras, publicidad y hasta la embotelladora Coca-Cola. De allí salió Chemotécnica Sintya que compró Gold en 1959, cuenta el libro Los dueños del futuro, de Vanoli y Galliano, Planeta. En 1976 con la dictadura instalada en Argentina, Gold salió para Barcelona donde empezó de nuevo. Fue entonces cuando llegó la hija recién casada con el psiquiatra de Buenos Aires.
Hugo Sigman y Silvia Gold, la esposa de 50 años de matrimonio y la socia del éxito empresarial
Hugo Sigman y Silvia Gold, la esposa de 50 años de matrimonio y la socia del éxito empresarialEl padrinazgo del suegro con todos sus contactos en Europa, América y hasta más allá de la Cortina de Hierro en China, Cuba y la Unión Soviética, fueron tan claves como su habilidad para aprovecharse de los grandes vacíos legales de las patentes que por aquella época eran comunes en Europa. Chemo, la empresa que crearon Hugo y Silvia en España para comercializar ingredientes farmacéuticos activos dio el gran brinco cuando en 1986 adquirió la española Química Sintética que le do el ingreso a Estados Unidos. Un año después llegó China y entre el 2003 y el 2015 fueron doce años de adquisiciones en cinco continentes y de formación de consorcios regionales: Altian (América Central), Ladee Pharma (Europa Central), Gold Pharma (China), Exeltis (India), que engloba su red de empresas y al el Ladee Pharma Research Institute, centrado en la salud femenina. Hoy Chemo tiene 5.000 profesionales en investigación y desarrollo en 12 centros desde donde proveen la red de fabricación propia en 95 países, de Brasil y México a Estados Unidos, Marruecos, China, India y Turquía.
Desde el 2007 Chemo está en manos de Leandro, el hijo economista, y Hugo dedicado a la compra y capitalización de emprendimientos biotecnológicos, que -otra vez- la legislación no ha acabado de regular. Esos productos son sustancias producidas a partir de seres vivos – hormonas, enzimas, anticuerpos monoclonales-, muy costosas, dirigidas a enfermedades donde el paciente se está “jugando la vida”.
De ahí nació en 2009 mAbxience (Sigman parece ser experto en poner nombres imposibles a sus empresas y productos, como este y el Racotumomab, su primera vacuna contra el cáncer de pulmón que duró 18 años produciendo con Cuba) para con anticuerpos monoclonales vencer a los tumores. Ese año el virus de la gripa A H1N1 estaba haciendo estragos en el mundo. Sigman se alió entonces con Novartis que tuvo tres años el monopolio sobre la vacuna mientras le transfería la tecnología a Elea, la empresa especializada en productos hormonales que había adquirido con la familia Sielecki de laboratorios Phoenix, tan pronto regresó del exilio europeo. Kristina Kirchner era la presidenta, y su relación con ella y Néstor era de vieja data. Ellos han sido una pareja clave en sus relaciones con políticos y empresarios como Felipe González y Carlos Slim y otros tantos del mundo de la cultura que frecuentan las tertulias en el palacio Díaz Vélez, la sede de Insud.
Esta experiencia le ha dicho decir: “Latinoamérica va a tener la vacuna en el mismo momento que Estados Unidos y Europa. Cuando hablamos con Tony Slim -hijo de Carlos Slim- ambos nos sentimos atraídos por esta epopeya latinoamericana. No nos va a pasar lo mismo que sucedió con la Gripe A, donde los países en desarrollo recibían los productos más tarde”.
mAbxience estrenó en febrero una de las plantas más modernas del mundo en las afueras de Buenos Aires
mAbxience estrenó en febrero una de las plantas más modernas del mundo en las afueras de Buenos AiresEl laboratorio mAbxience, parece hecho a la medida de este reto. No solo se dedica a algo similar, sino que en febrero, justo antes de la llegada del coronavirus a Argentina, había estrenado una nueva planta de última tecnología en las afueras de Buenos Aires, que el propio Sigman calificó como “una de las más modernas que hay en el mundo”, y también el presidente Alberto Fernández al anunciar la fabricación de la vacuna en Argentina. Allí empezarán a producirse 23 millones mensuales, que “saldrán en el primer trimestre del 2011”, cada una costará entre USD 3 y USD 4 lo que permitirá cubrir los costos, pero no hacer ganancias. A ella se tendrá que dedicar la flamante planta de 20.000 m², en la que invirtió más de US$40 millones, para producir sus propios medicamentos.
Mientras se dedique a fabricar la vacuna de Oxford, perderá rentabilidad. Pero este proyecto en el que “ningún gobierno jugó ningún papel en la negociación” es para Hugo Sigman el más grande de cuantos ha abordado en su vida, porque las ganancias se miden también en vidas humanas.
